Virrey del Pino: la Escuela Técnica N° 13, una de las 28 seleccionadas para desarrollar un satélite a escala
El equipo Estudiando el Espacio está en la última etapa de realización de su prototipo. Luego de someterlo a pruebas de validación, esperan ser uno de los cinco seleccionados para probarlo en altura desde el Centro Espacial Teófilo Tabanera (CETT), en la provincia de Córdoba.
La iniciativa CANSAT, una competencia impulsada por las principales agencias espaciales del mundo, como la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), es organizada en Argentina por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT) y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) con el fin de acercar a los jóvenes a la actividad espacial a través de una propuesta puntual: reproducir a escala todo el proceso de diseño, construcción, prueba, lanzamiento y operación de un satélite.
Casi 900 escuelas secundarias de todo el país se inscribieron para participar de esta convocatoria, con la presentación de un formulario de Revisión Preliminar del Diseño (PDR) con la descripción de cada proyecto. Pero solo 28 equipos aun continúan en carrera y uno de ellos, Estudiando el Espacio, es conformado por alumnos y docentes de la Escuela de Educación Técnica N° 13, ubicado en el barrio Nicole, de Virrey del Pino.
En diálogo con El1 Digital, Sergio Castelli, profesor integrante del equipo, comentó cómo fueron los comienzos del proyecto: “La idea es armar un satélite del tamaño de una lata de gaseosa para que sea lanzado en la base aeroespacial de Córdoba a mediados de octubre. Se nos capacitó por medio del CONAE con clases virtuales para lograr programar, pero nosotros fuimos investigando porque todo esto es nuevo, tanto para la escuela como para mí”.
Asimismo, recordó que involucrarse en este tipo de tecnología implicó “muchas horas de estar sentados frente a la computadora”, a la par de “mucha dedicación” por parte de los alumnos. “Venimos trabajando todos los días, dos turnos. Si bien tuvimos que investigar y aprender mucho, porque la especialidad en electromecánica no es muy común, logramos el objetivo, hacer la programación que nos pidieron y ahora estamos en una etapa muy avanzada, a la espera de la validación de nuestro satélite”, detalló.
El satélite
De los 28 equipos preseleccionados, solo cinco viajarán a Córdoba para continuar con la campaña de lanzamiento, que se realizará la segunda semana de octubre desde el Centro Espacial Teófilo Tabanera (CETT). Lucas Farías, alumno de quinto año e integrante de Estudiando el Espacio, señaló a este medio que cada satélite presentado va a ser lanzado a mil metros de altura y va a medir la presión, la temperatura y la altitud mientras toma fotografías del terreno.
Luego, a medida que irá cayendo, se va a desplegar un paracaídas para aterrizar de manera segura mientras suena una alarma sonora para indicar el lugar donde lo hizo. “La misión está pensada para que el satélite permanezca entre un minuto y minuto y medio en altura y que tome fotos de las perspectivas”, comentó Castelli, quien destacó la ayuda de otro profesor de la institución, Lucas Altamirano, sobre la programación.
Por su parte, el alumno Dylan Chávez destacó que se encuentran trabajando en el proyecto “hace casi dos meses” y que tuvieron “poco tiempo” para organizarse. “Nos dieron el proyecto casi a lo último, y tuvimos cerca de dos días para presentar toda la información. Durante el proceso fuimos aprendiendo juntos porque nadie tenía conocimientos sobre esto”, recordó.
Sin embargo, Juan Gabriel Mamani, otro integrante del equipo, subrayó que se encuentran en la penúltima fase del proyecto: “Estamos en una etapa de definición en que hacemos el prototipo con una impresora 3D, a partir de unos planos que realizamos con todas las medidas para realizar las piezas finales”.
Último tramo
De acuerdo a Castelli, una vez finalizado el prototipo, deben someterlo a las pruebas de validación para comprobar si resiste a los golpes de la caída y a la distancia requerida en camino al proceso de selección de las cinco escuelas finales. “El proyecto, por más que no seamos elegidos, va a salir igual y lo vamos a presentar en una vitrina del colegio. Si no tenemos la oportunidad de ir a Córdoba, vamos a tratar de probarlo de alguna manera”, aseguró.
Además, los alumnos involucrados destacaron la experiencia y los nuevos aprendizajes. “Nos sorprendió mucho ver que, de casi 900 escuelas, quedamos 28, una sola de La Matanza y dos o tres más de Buenos Aires, así que estamos muy felices. A mí, particularmente, me interesó la programación y me gustaría poder hacer alguna carrera que me permita seguir por este camino”, expresó. “Lo hermoso de este proyecto es experimentar y aprender cosas que no imaginábamos llegar a probarlas”, agregó Mamani.