Salud mental: los casos de depresión y ansiedad crecieron un 25 por ciento

Así lo señaló la directora de Salud Mental y Consumo de Sustancias de la Organización Mundial de la Salud, Dévora Kestel, en la 5ta. Cumbre Mundial de Salud Mental que se desarrolla en Buenos Aires.

La directora de Salud Mental y Consumo de Sustancias de la OMS, Dévora Kestel, aseguró que, por la pandemia de COVID-19, aumentó un "25 por ciento la gente con depresión y ansiedad” en el mundo y alertó sobre el impacto del “cambio climático en la salud mental” de los jóvenes “preocupados por un futuro incierto”, antes de su participación en la 5° Cumbre Mundial de Salud Mental (GMHS, por sus siglas en inglés) que comenzó este jueves en Buenos Aires.

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"La mayor parte de las personas con problemas de salud mental no encuentran respuestas de parte de las autoridades de salud porque hay muy poco presupuesto, muy pocos servicios disponibles”, marcó la funcionaria internacional.


La especialista también explicó que desde la OMS confirmaron "lo que se temía" en relación a la pandemia: que las medidas como “el aislamiento, el miedo, las muertes, los duelos, la escuela en casa o el doble trabajo de las mujeres en la casa, iban a tener un impacto en la salud mental”.

Pero no sólo la pandemia tuvo impacto sobre los jóvenes. También lo tiene el cambio climático, “cuando hablamos de inundaciones, terremotos o migraciones”, advirtió.

Así, el cambio climático genera en muchos jóvenes lo que en Europa se denomina “ecoansiedad”, que significa la preocupación “por un futuro incierto".

En ese sentido, la experta explicó que si los servicios están centralizados en hospitales psiquiátricos “cuando hay una necesidad por un hecho vinculado al cambio climático, no hay servicios en la comunidad disponibles”, y destacó la importancia de llevar a cabo una “desinstitucionalización” o cierre de instituciones (manicomios) que alojan a personas que atraviesan padecimientos psiquiátricos.

La ley argentina

En Argentina, el 25 de noviembre de 2010, fue aprobada la Ley Nº 26.657 que supuso un cambio de paradigma en materia de salud mental en concordancia con los tratados internacionales y las exigencias de la OMS, en la medida en que implica pasar de un modelo "hospital céntrico", tutelar y de aislamiento, a otro basado en la atención en hospitales generales y una red integrada de dispositivos intermedios de base comunitaria (casas de medio camino y de convivencia, centros y hospitales de día, talleres y emprendimientos sociolaborales), la autonomía con apoyos y la inclusión social.

“A nivel mundial el dos por ciento del presupuesto de salud está destinado a la salud mental, y entre el 60 y 70 por ciento de ese total va a hospitales psiquiátricos. Estos fondos se pueden utilizar de otra manera”, sostuvo Kestel.
“Hay experiencias en muchos países del mundo en los que mueven a personas desde un hospital psiquiátrico, desde un manicomio a otra institución, y eso no es lo que estamos proponiendo” aclaró.

“En los hospitales psiquiátricos -en general- hablamos de gente que vive ahí por cuestiones sociales, de pobreza, y no necesariamente por problemas psiquiátricos agudos", y "sabemos que hay gente que vive cinco, diez, 15 años en esos lugares. Conocí una persona en Argentina que estuvo 48 años en un hospital psiquiátrico”, recordó la funcionaria.

Por eso, Kestel precisó que la propuesta de la OMS es llevar a cabo “procesos que, por un lado, limiten los ingresos de nuevas personas y aumenten los servicios en la comunidad en paralelo, de modo que la gente encuentre respuestas en la proximidad a su casa y no tenga que ir a un hospital psiquiátrico”.

El tercer componente consiste en aumentar “el número de altas”, y para ello es necesario que se produzcan “oportunidades de trabajo, viviendas u otro lugar adónde ir” para las personas.

Según la funcionaria de la OMS, la meta es que las personas con problemas de salud mental, “por más que hayan estado graves alguna vez en su vida” obtengan “respuestas como otras personas con problemas de discapacidad física, que muchas veces tienen beneficios”, a diferencia de aquellos que “por tener un diagnóstico psiquiátrico quedan automáticamente excluidos”.