Ramos Mejía: disputa entre vecinos y manteros por la venta en espacios públicos

La agrupación Vecinos en Alerta Ramos Mejía presentó una nota a la Policía en la que vincularon los “amontonamientos y robos” con los puestos de venta callejeros. Los trabajadores de espacios públicos salieron al cruce. "En la carta hablan de los robos permanentes en la plaza seca de Avenida de Mayo y Rivadavia, que es donde yo vendo, y puedo asegurar que acá no hay robos”, enfatizaron.

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En Ramos Mejía se desató una nueva polémica entre habitantes, comerciantes y vendedores de espacios públicos: Vecinos en Alerta Ramos Mejía le solicitó a la Comisaría La Matanza Noroeste 2°, ubicada en Avenida de Mayo al 500, la “remoción de manteros y trapitos” 200 metros a la redonda en las cuadras donde hay actividad bancaria ya que, advierten, provoca caos en las calles y casos de hurto.

Ante esta medida, los manteros de la localidad manifestaron su descontento y aseguraron que lo único que quieren es “trabajar” y encontrar “una solución a través del diálogo”. “Yo puedo decir que es todo lo contrario. En la carta hablan de los robos permanentes en la plaza seca de Avenida de Mayo y Rivadavia, que es donde yo vendo, y puedo asegurar que acá no hay robos”, apuntó Juan Abbas, vendedor de espacios públicos, a El1. Además, señaló que los manteros gozan de monotributo social, aportes jubilatorios y son reconocidos por el Estado nacional como trabajadores de espacios públicos a través de la AFIP y la ANSeS.

En tanto, Néstor, vendedor de marroquinería sobre la avenida principal, agregó: “Con los comerciantes tampoco tuvimos ningún tipo de problemas; es más, ellos quieren que nos quedemos, al igual que la gente de Ramos”. En este sentido, Alejandro, kiosquero y comerciante de la zona desde hace 20 años, expresó que el problema principal, lejos de ser responsabilidad de los vendedores ambulantes, radica en la falta de seguridad. “El problema viene por la consigna policial: tenés ocho bancos en dos cuadras y no hay un policía”, reprendió.

Alrededor de 30 familias viven de la venta en espacios públicos en Ramos Mejía desde hace más de 20 años, aseguran los trabajadores. Por eso, Abbas insistió en el pedido de una regulación laboral y la “voluntad política” que les permita un diálogo con las autoridades para ejercer su actividad sin limitantes.