Mandatos de género y belleza: “Si no encajás en ese ideal, lo aprendés desde que sos pequeña”
La abogada Lala Pasquinelli, activista feminista y fundadora del colectivo Mujeres Que No Fueron Tapa, se refirió a los debaten en torno a la industria de la belleza hegemónica impuesta.
Tras 79 días de internación y casi diez años de una lucha social y judicial contra el médico cirujano Aníbal Lotocki, la modelo Silvina Luna falleció el 31 de agosto en el Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires (CABA). Este hecho desencadenó una amplia lista de debates en torno a lo que significa la hegemonía y los costos de la industria de la belleza.
Lala Pasquinelli, abogada, activista feminista y fundadora del colectivo Mujeres Que No Fueron Tapa, analizó en comunicación con Radio Universidad la presión social que existe sobre las mujeres para cumplir con los mandatos de género y la belleza, que identificó como “constructor y dispositivo determinante de la identidad de las mujeres en este tiempo”.
“Este tipo de situaciones y temas están absolutamente naturalizados. Todos los años mueren mujeres como consecuencia de una liposucción mal hecha en un quirófano clandestino de la Ciudad de Buenos Aires o una ciudad del Interior; no es la primera vez que sucede que una mujer muere a causa de estas prácticas. Son temas de los que no hay interés en hablar”, expresó.
Es así como Pasquinelli se refirió a la industria de la belleza como “la que más mueve en el mundo” y “un gran negocio” que construye la identidad de la mujer alrededor de la belleza: “Si no encajás en ese ideal, lo vas a aprender desde que sos muy pequeña, porque estas inseguridades se construyen desde una temprana edad. El año pasado hicimos una encuesta a más de 11.000 personas y el 70 por ciento de ellas indicó que fueron puestas a dieta entre los cinco y los 17 años por no encajar en las categorías de belleza hegemónica”.
En este contexto, Pasquinelli analizó que dicha problemática apela a una cuestión “muy humana”: la aceptación. “Lo que te cuentan las imágenes que todo el tiempo vemos en todas partes de estas mujeres hermosas hegemónicamente, también son narrativas, porque no hay un cuerpo despojado de un contexto, sino que aparecen en los consumos que se supone nos van a hacer felices, ya sean viajes, autos, casas hermosas, maridos o hijos. El mensaje siempre es claro: para acceder, ser felices y queridas, hay que tener un determinado cuerpo”, consideró.
Representación masculina
Por otra parte, la referente indicó que, si bien la presión “crece sobre los cuerpos de los varones”, se diferencia de manera estructural de las mujeres ya que lo que los hace visibles a los hombres “es cumplir con su rol social”. “Si tenés conocimientos o acumulación de dinero, sos reconocido socialmente por tu labor, sin importar si sos gordo o flaco. En los medios esto se ve todo el tiempo: las mujeres son todas jóvenes, rubias y tienen menos ropa. No es el caso de ellos”, manifestó.
Para concluir, agregó que la belleza “no es una condición en los hombres” para ser queridos y aceptados en la sociedad: “Mientras cumplan con su rol como varón, tengan plata, sean visibles y exitosos a nivel profesional, van a poder circular por el mercado del amor y del deseo casi sin problemas. Siendo mujer, eso no es posible”.