Las ferias y el trueque: la respuesta ante un contexto social y económico delicado

Vecinos del barrio Esperanza, de Virrey del Pino, se reúnen en "el trueque" realizado en el predio Cancha la Laguna para generar unos ingresos extra.

En un contexto social y económico más que delicado, donde el poder adquisitivo de los argentinos disminuyó drásticamente y la pobreza alcanzó al 52,9 por ciento de la población, los espacios de feria y trueque se volvieron cada vez más habituales. En el predio Cancha la Laguna, en el Barrio Esperanza de Virrey del Pino, se desarrolla una de las ferias con más convocatoria de la zona.

El espacio de venta y truque, situado en el Kilómetro 38 de la Ruta N° 3 funciona los martes, jueves y viernes, de 13 a 17; y ha llegado a reunir a más de 300 feriantes. Fue impulsado por una familia del barrio, con el fin de ayudar a los vecinos que necesitan un ingreso económico extra y se rebuscan el día a día.

En diálogo con El1, Cristina Ojeda, una de las organizadoras de la actividad, recordó los inicios de la iniciativa. “Con mi familia siempre fuimos a las ferias pero, últimamente, empezaron a cobrar el uso del espacio. Así es como decidimos iniciar uno propio en este predio”, aseguró.

La familia difundió la convocatoria vía grupos de WhatsApp y de Facebook, y recibieron buenas respuestas de los vecinos. “La gente se enganchó y vienen a vender y hacer trueque mercadería, porque no cobramos la participación. Lo único que pedimos es el orden y la limpieza del lugar”, explicó.

El trueque como una respuesta a la crisis económica

Según Ojeda, la feria en el predio Cancha la Laguna llegó a reunir a más de 300 feriantes. No obstante, la cantidad de matanceros que participan varía depende los días y, actualmente, son aproximadamente 150 personas. “Creemos que todo el barrio pasó por la feria. Además, como difundimos mucho, viene gente nueva a probar”, destacó.

Lo más solicitado siempre son los alimentos, que se venden e intercambian mucho más que la indumentaria. “Quienes comenzaron vendiendo ropa empezaron a traer mercadería por la alta demanda. Lo único que no vendemos son medicamentos, animales ni mercadería de los planes de asistencia social. Después, la gente puede traer lo que quiera”, agregó Ojeda.

Los fines de mes son los días más concurridos de la feria. En un buen día, los participantes pueden llegar a reunir entre 20 mil y 30 pesos. “La realidad es que está todo complicado, y hay días en los que no hay mucho movimiento, pero los feriantes igual intercambian bienes para que todos se puedan ir satisfechos”, manifestó.

Los testimonios de quienes se la rebuscan

Según Bárbara Ojeda, otra de las organizadoras, la feria es un trabajo para muchos vecinos. “Las cosas que no usan, las venden o hacen trueque. Hay mercancía que se puede conseguir desde 200 o 300 pesos. Mucha gente viene para poder llevar el pan a sus casas”, explicó.

Iván Ibarra es feriante desde hace cinco meses. Antes contaba con un trabajo fijo en negocios, pero la situación económica lo llevó a comenzar a recorrer ferias. “Nosotros vivimos el día a día y siempre intentamos salir adelante. Vendemos artículos de perfumería y alimentos no perecederos lo más barato posible para ayudar al bolsillo de la gente”, compartió.

Por su parte, Isaías ya es habitual al predio, y lleva productos de todo tipo. “Traigo libros, ropa de hombre y de mujer y algunos alimentos como yerba, azúcar, fideos y galletitas… un poco de todo. La ropa la vendo a mil pesos, y a veces hago promoción de dos prendas a 1.500, mientras que los alimentos están entre 500 y 600 pesos”, señaló.

En tanto, Mirta es otra de las feriantes que inició hace poco tiempo, con el objetivo de tener una entrada económica más para sostener a sus hijos. “Estoy contenta porque las personas que vienen acá somos muy unidas y hay buenas oportunidades. Yo soy ama de casa y la situación económica me llevó a estar acá, esto es un mundo nuevo para mí”, aseguró.