Es arquitecta y perdió la visión, pero reconstruyó su vida

Sandra Dajnowski es mamá, profesional y ciega. El camino de la vida la llevó a perder la vista y dejar atrás una forma de habitar el mundo, pero se propuso fomentar la inclusión en la sociedad contando su propia experiencia por Instagram.

Por Iara Chaile*

Sandra Dajnowski es una arquitecta con 38 años de trayectoria que se enfrentó a un desafío inesperado cuando una afección ocular la dejó ciega. Sin embargo, esta adversidad no la detuvo. En vez de sucumbir al desaliento, sigue con vida plena y activa: asiste al teatro, desempeña su profesión, anda en bicicleta y ofrece charlas inspiradoras.

Para facilitarle las cosas, le aconsejaron que se mudara. Pero eligió desafiar esas expectativas y demostrar que la ceguera no tiene por qué limitar a una persona. A los 59 años, el propósito principal de Sandra es crear conciencia y demostrar que, a pesar de la pérdida de la vista, es posible mantener la autonomía y seguir adelante. Para lograrlo, decidió compartir su experiencia a través de una cuenta de Instagram en que relata vivencias, desafíos y triunfos, alentando a otros a no rendirse ante la adversidad y a abrazar la vida.

“Me sentí perdida, sin saber cómo seguir adelante”, confesó Sandra sobre los primeros momentos de su nueva vida. También recordó, melancólica, las ideas que iban y venían por su cabeza en aquel entonces: "No creía lo que me estaba pasando. Me pregunté muchas veces 'por qué a mí'”.

El enojo, la bronca, la tristeza y el dolor la abrumaban. Sin embargo, tuvo un arduo proceso de capacitación de dos años en que descubrió distintas herramientas como oradora que le dieron una invaluable sensación de autonomía y habilidades de comunicación. La adaptación no solo fue técnica, sino también emocional y mental ya que Sandra solo pensaba en su hijo de diez años. Sin embargo, con el tiempo, se sintió más segura de sí misma y empezó a buscar cómo podría conciliar su rol de madre y, a la vez, seguir desarrollándose en su profesión.

En este sentido, llegó Samba, su perra guía, que representó un cambio invaluable en su vida. Esta compañera fiel no solo le permitió retomar sus actividades con mayor autonomía, sino que también fue fundamental en la superación de su miedo a la calle y en el fortalecimiento de su confianza al caminar.

Samba es más que una mascota: “Es mis ojos y mi apoyo constante en la vida diaria”, agregó con una sonrisa. Si bien llegó para ser sus "ojos", Sandra reveló que Samba ya se está jubilando y que se distrae olfateando. "Soy yo la que la pasea a ella", bromea.

Rompiendo mitos

Para Sandra, uno de los propósitos más importantes es fomentar la comprensión en la sociedad sobre las necesidades y el potencial de las personas con discapacidad. Su objetivo es promover la colaboración para construir un entorno más inclusivo y accesible para todos. Cuando la gente le responde “gracias, hoy aprendí algo nuevo”, a ella se le alegra el corazón.

Además, enfatizó que "las personas con discapacidad tienen que demostrar lo que pueden hacer” y que eso es lo que intenta transmitir. Por eso, muestra en sus videos de Instagram tareas cotidianas como lavar la ropa o sus visitas al teatro por las funciones adaptadas desde la perspectiva de alguien con ceguera.

"Muchos se sorprenden dado que piensan desde la perspectiva de los que sí pueden, en lugar de comprender las dificultades de los que no pueden", explica, subrayando la importancia de la sensibilización y la colaboración para construir un mundo más inclusivo y accesible.

Sandra comparte su experiencia y ofrece consejos para aquellas personas con diversidades funcionales que aspiran a seguir sus sueños: "Les diría que no se oculten, que no se aparten y que se integren porque tienen que ejercer sus derechos, que son iguales para todas las personas".

*Estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social de la UNLaM, en el marco de la materia Taller de Gráfica, Radio y TV 5