“El taxista tiene que ir preso”, reclamó la mujer atropellada con su bebé en brazos en González Catán

Ivana y su hijo de apenas un año fueron embestidos por un taxista que se dio a la fuga sobre la calle Cobo, entre Soberanía y Magnasco. La familia de la mujer atropellada con su bebé busca testigos que puedan aportar información sobre la identidad del conductor.

“Cualquier información, no duden en decirme”. Ese es el pedido que reitera Ivana, quien el viernes pasado por la mañana fue atropellada con su bebé de un año en brazos por un taxista en la puerta de su casa en González Catán. De milagro, aunque con fuertes golpes y hematomas, madre e hijo salvaron la vida y se encuentran recuperándose.

Luego del impacto, el conductor del vehículo Chevrolet Meriva abandonó la escena ocurrida sobre la calle Cobo, entre Soberanía y Magnasco. A pesar de contar con las cámaras de seguridad de los comercios cercanos, la familia todavía no ha podido dar con el taxista.

En comunicación con El1, Ivana lamentó que aun no hay información sobre el conductor. “Ayer (por el martes) me reuní con el abogado, quien me informó que todavía no se lo pudo identificar. El taxista tiene que ir preso, no quiero que esto quede en la nada. Puso en riesgo la vida de mi hijo y la mía”, manifestó.

El recuerdo del impacto

Al ser consultada sobre su estado de salud y la del bebé, Ivana destacó que el niño se recupera favorablemente. “Se alimenta y duerme bien. Tiene pequeñas lesiones en el rostro, pero se las estamos tratando con antibióticos. Yo me levanto y camino porque, si me quedo acostada, me duele toda la espalda, la cadera y la cintura”, indicó.

Cabe recordar que, luego del impacto, madre e hijo fueron hospitalizados. Ivana sufrió hematomas múltiples en su codo, rodilla izquierda y cadera derecha; en tanto, su bebé resultó con golpes en la cabeza y la cara.

La mujer atropellada recordó que, segundos antes del siniestro, se encontraba con su bebé en la parada de colectivos, tal como lo hace todos los días para despedir a su esposo que se dirigía al trabajo. “Estábamos a punto de subir el cordón de la vereda. Cuando giro la vista, veo que estaba llegando el colectivo, pero al taxi no lo vi en ningún momento. En eso, veo que mi marido atina a correrse: yo subo un pie y, después, ya me acuerdo de estar tirada en el suelo con el bebé”, relató.