Día Nacional del Inmigrante: La Matanza como destino de prosperidad

Son 1.933.463 las personas que residen en Argentina nacidas en otro país. Un gran porcentaje de los inmigrantes eligió el territorio matancero como su nuevo hogar.

Según los datos obtenidos en el último Censo realizado en 2022 por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), son 1.933.463 las personas que residen en viviendas particulares de la Argentina nacidas en otro país. Esto representa el 4,2 por ciento de la población. Del total, más del 73 por ciento de los inmigrantes residen en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la provincia de Buenos Aires.

En Argentina, desde 1949 se celebra el Día Nacional del Inmigrante. La fecha fue establecida por el Decreto N° 21.430, durante la presidencia de Juan Domingo Perón. Conmemora el día que, en 1812, el Primer Triunvirato firmó el primer decreto que fomentó la acogida de inmigrantes en el país.

“El gobierno ofrece su inmediata protección a los individuos de todas las naciones y a sus familias que deseen fijar su domicilio en el territorio”, reza aquel decreto. Como resultado, se aseguró a las personas que eligieron a la Argentina como destino, el pleno goce de los derechos en sociedad, mientras que se fomentaron las corrientes migratorias.

Las leyes que acompañaron

Desde ese entonces, Argentina continuó conformando su identidad como un país de migrantes que capitaliza y valora las identidades de todas aquellas personas que eligen vivir en su tierra. Este espíritu fue incorporado en la Ley Nacional de Migraciones N° 25.871, sancionada en el año 2003. Constituyó un ejemplo a nivel regional debido a su amplio enfoque.

La norma reconoce el derecho humano a migrar, mientras que fomenta la inclusión plena de todas las personas migrantes. Además, garantiza una igualdad de trato y acceso igualitario a servicios sociales, bienes públicos, de salud, educación, justicia, trabajo, empleo y seguridad social, como así también cumplir con sus obligaciones.

Si bien se honra el aporte histórico y cultural que tuvieron y aún tienen en el país, ¿qué los obligó a dejar sus culturas, tradiciones y raíces para partir hacia un destino desconocido en Argentina, y puntualmente en La Matanza?

Las corrientes migratorias en Argentina

Según la Junta de Estudios Históricos de La Matanza, dependiente de la Secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), el crecimiento poblacional en el Distrito estuvo vinculado durante todo el siglo XX y principios del siglo XXI con el proceso migratorio.

La llegada de los inmigrantes se puede contextualizar dentro de las políticas migratorias que sustentaron el país en los distintos momentos políticos. Desde la Junta de Estudios Históricos de La Matanza destacaron la llegada de inmigrantes provenientes de Europa y, por otro lado, de América.

Desde el Viejo Continente, eligieron Argentina, y puntualmente La Matanza, como su hogar, colectividades de croatas, eslovenos, españoles, italianos, polacos y portugueses. En tanto, inmigrantes bolivianos y paraguayos se desplazaron hasta territorio matancero desde dichos países latinoamericanos.

Estas corrientes se materializaron en el ingreso y afincamiento de nuevos idiomas, costumbres, comidas, festividades tradicionales y centros culturales de las distintas regiones europeas y latinoamericanas, con el fin de encontrarse con sus pares y recrear hábitos en nuevas tierras.

Características del proceso inmigratorio

Entre las circunstancias que fomentaron la inmigración, se detectan condicionamientos económicos, sociales, políticos y culturales. Entre ellos, se destaca el abandono del país para alejarse de condiciones deplorables de subsistencia en procura de una mejor calidad de vida; guiados por expectativas originadas en supuestas posibilidades que brindaría el lugar de destino.

Si bien el mercado laboral en Argentina fue motor de múltiples migraciones, también tuvieron incidencia factores de índole cultural, como las similitudes idiomáticas y las identidades religiosas. Por otra parte, las guerras, las dictaduras violentas y los enfrentamientos políticos han tenido un rol gravitante en los flujos migratorios.

En el período de 45 años que separó al primer y al tercer censo nacional, entre 1869 a 1914, la población del partido de La Matanza aumentó 5,5 veces su número inicial; mientras que el crecimiento total de la Provincia fue de 4,2, dándose en consonancia con el salto demográfico que se sucedía en este período.

En La Matanza, el ciclo que siguió al censo de 1895 fue el de mayor incremento de la población. Este suceso coincidió con el apogeo del modelo agroexportador, la apertura de las estaciones ferroviarias que dinamizaron la economía, la intensificación de los loteos, la cercanía con los nuevos mataderos, los comercios y las fábricas. En este contexto, la llegada de los inmigrantes supuso un aporte fundamental.

Para 1914, los efectos de la inmigración de masas fueron evidentes. En La Matanza, el 40,34 por ciento de los censados eran extranjeros, siendo alto el número de personas de origen italiano. Ya para 1947, las tres cuartas partes de la población, el 76,32 por ciento, la constituían los nacidos en Argentina; si bien disminuyó el porcentaje de población de origen europeo (21,96), se destacó el aporte del movimiento migratorio interprovincial.

La Matanza: destino de prosperidad para inmigrantes

Para mediados del siglo XX, La Matanza se transformó en un gran polo industrial, actividad que resultaba atractiva para los trabajadores desocupados de las provincias y, hacia las décadas de 1940 y 1950, para los europeos que escapaban de la pobreza generada por la posguerra.

La Matanza ofrecía oportunidades de trabajo. Para 1950 contaba con una gran población obrera, y las fábricas integraban a los extranjeros, los provincianos y la población local. El Distrito no solo los acogió en el ámbito local sino que, también, les permitió hacer realidad un gran anhelo: el terreno propio.

Promediando la última década del siglo XX, los datos estadísticos demuestran que disminuyó el impacto de la migración internacional. Es así como, para 1991, el 91,1 por ciento de los 1.121.298 matanceros censados eran de nacionalidad argentina, y se mantuvo el porcentaje de los migrantes internos (41,7 por ciento).

Con respecto a la migración internacional, se destaca que la proveniente de los países limítrofes alcanzó valores similares que el resto de los países no limítrofes, con 4,6 por ciento.

La migración en primera persona: portugueses matanceros

Aunque cada migración tiene su historia, todas comparten un mismo aspecto: la emigración como prometedora de un nuevo comienzo. Germano Goncálves Pinto, nació un 28 de enero de 1938, en Portugal. Junto a sus nueve hermanas, en 1958 emprendieron un viaje que cambiaría su vida por completo.

Las opciones, eran muchas; Brasil encabezaba la lista, debido a la cercanía con el idioma. A pesar de ello, en un viaje de 18 días y con el festejo de su cumpleaños de por medio, Germano llegó a Argentina con 20 años por medio de su tío, quien se dedicaba a la fabricación de ladrillos.

La llegada del grupo de portugueses al territorio matancero se produjo entre las décadas del 1940 al 1960. La implantación industrial fue un factor determinante de su arribo. En el partido, se instaló un número significativo de establecimientos industriales que favorecieron los cambios en La Matanza.

Entre idas y venidas, el portugués definió su rumbo con la construcción de su panadería en la localidad de Villa Constructora en el año 1961. “En ese momento se instaló en el barrio otra familia portuguesa. Allí fue que conocí al amor de mi vida, que hoy ya no está conmigo, pero que juntos formamos una gran familia de tres hijos, ocho nietos, una bisnieta, y uno más en camino”, compartió a El1.

El espíritu colectivo de los inmigrantes

Mientras Goncalves Pinto ejercía distintas actividades y oficios en el suelo argentino, el entonces joven inmigrante conoció a otros compatriotas cuyo destino también fue este país. 

“Recuerdo que en las fechas patrias la gente ponía la bandera de Argentina en la puerta de sus casas, y los portugueses hacíamos lo mismo; poníamos nuestra bandera al lado de la argentina, y los demás se preguntaban de qué país se trataba”, relató el inmigrante.

"En las fechas patrias la gente ponía la bandera de Argentina en la puerta de sus casas, y los portugueses hacíamos lo mismo; poníamos nuestra bandera al lado de la argentina".

Germano Goncálves Pinto

Entonces, movilizados por la pasión en la celebración del patriotismo argentino, y con intenciones de conmemorar su propia nacionalidad junto a ello, un 22 de julio de 1978, Goncalvez Pinto y sus compatriotas decidieron fundar el Club Portugués de Isidro Casanova, declarado actualmente como sitio histórico para la colectividad.

La comunidad paraguaya en el Distrito

En La Matanza, según los datos obtenidos en el último censo realizado en 2022, son aproximadamente 64 mil los vecinos que constituyen la colectividad paraguaya. Actualmente, la fuerza electoral de la comunidad del Paraguay en Argentina supera los 450 mil electores en todo el territorio nacional.

En diálogo con El1, Roberto Mercado, oficial consular del Consulado del Paraguay en San Justo, recordó que el vínculo entre la colectividad paraguaya y la República Argentina comenzó en el período de la segunda fundación de Buenos Aires. “De alguna manera, se comienza a generar un vínculo de hermandad entre los criollos asuncenos y la Ciudad de Buenos Aires”, indicó.

Distintas revoluciones que hubo a principios del siglo XX fueron desplazando a muchos dirigentes políticos, quienes elegían a la Argentina, Uruguay o Brasil como el destino para migrar. Esa inestabilidad política se extendió por, aproximadamente, 50 años, hasta el comienzo del gobierno de Alfredo Stroessner.

“En un principio gobierno democrático, Stroessner gobernó desde 1954 hasta 1989, año en que fue derrocado. Esto generó un proceso político, social y económico que, por ejemplo, derivó en persecuciones y prohibiciones. Eso inició una nueva oleada de migración política desde el Paraguay. A partir de 1989, la migración será estrictamente por factores económicos y sociales”, explicó Mercado.

El establecimiento en La Matanza

Al ser consultado sobre el proceso migratorio de la colectividad paraguaya en La Matanza, Mercado señaló que la evolución fue dispar. Pero, en la década de 1960, se genera una “fuerte migración” de la Capital Federal a los municipios del Área Metropolitana, incluido el territorio matancero.

Específicamente en los barrios donde residen integrantes de la colectividad paraguaya, Mercado indicó que, en sus comienzos, se trataba de vecinos trabajadores, dedicados a diversas actividades: construcción, textil, calzado, comercio, entre otros. “No obstante, hoy podemos encontrar profesionales de todo tipo: médicos, ingenieros, arquitectos y comerciantes de primera línea”, destacó.

"Hoy podemos encontrar profesionales (de la colectividad paraguaya) de todo tipo: médicos, ingenieros, arquitectos y comerciantes".

Roberto Mercado

La colectividades presentes en el Municipio

La comunidad boliviana es muy numerosa en todo el territorio de La Matanza. Junto con Paraguay, son los países con mayor representación inmigrante en la Argentina: de cada cien inmigrantes, poco más de 44 nacieron en alguno de los dos países limítrofes.

En las localidades de Ciudad Madero, Ciudad Celina, González Catán, Isidro Casanova y Gregorio de Laferrere, poseen agrupaciones específicas y conjuntos culturales de música y bailes tradicionales, además de celebrar fiestas de culto anualmente. En el ámbito laboral, la colectividad muestra mayor presencia en las actividades vinculadas a la construcción y el comercio de verduras frescas y especias.

Con respecto a las colectividades provenientes de Europa, la llegada de inmigrantes croatas se remonta al año 1910 aunque, también, continuó entre los años 1945 y 1949. La mayoría de ellos residentes de las localidades de San Justo (en su mayoría), Isidro Casanova y Lomas del Mirador. La religión católica es un pilar fundamental para esta cultura.

Eslovenos y polacos

La Matanza concentra la colectividad eslovena más importante del país, y su llegada se remonta a los años 1945 y 1946. Posterior a su arribo, y ante la falta de mano de obra técnica, los inmigrantes con oficios comenzaron a trabajar en las industrias del territorio, pero los profesionales encontraron dificultades por la barrera del idioma. Fue esta dificultad idiomática la que hizo más necesario el hallarse cerca de otros que los comprendieran y ayudaran con su adaptación en el país.

El arribo de integrantes de la comunidad polaca a la Argentina, y La Matanza en particular, se remonta a principios del siglo XIX. Se trató, en su mayoría, de participantes de diferentes sublevaciones realizadas con poco éxito contra potencias que ocuparon Polonia. Principalmente, aunque no en su totalidad, se instalaron en San Justo, localidad donde en 1965 se fundó la Asociación Polonesa Nicolás Copérnico.

Migraciones multitudinarias

En el caso de la comunidad española, formaron parte de la propia constitución social del país. La inmigración española ha sido una de las dos más importantes que se dieron por la cantidad de personas que implicó. Después de los italianos, los españoles residentes en Argentina ocupan desde hace más de un siglo el segundo lugar entre las poblaciones de origen extranjero.

El momento de oro de la llegada española a la Argentina se produjo en la primera década del siglo XX. El flujo migratorio disminuye hasta la posguerra europea, momento en que vuelve a aumentar, aunque pierde significación en los años sesenta y luego se reduce a niveles ínfimos.

La llegada de ciudadanos italianos alcanzó su máximo apogeo durante la Segunda Guerra Mundial. La situación de crisis extrema una vez concluido el conflicto bélico produjo una emergencia migratoria; impulsada por situaciones de carencia o exclusión de condiciones elementales para la supervivencia. En La Matanza, la inmigración de origen calabrés, del sur de Italia, fue mayoritaria a la de otras regiones del país europeo.

Imágenes e información histórica: Junta de Estudios Históricos de La Matanza

Textos y producción: Malena De Pasquale, María Florencia Cabrera, María Soledad Saliola y Adrián Páez

Edición general: Laura Villafañe y Andrea Luzuriaga

Video

Producción: Virginia Libonati y Agustina Seyler

Locución: Agustina Seyler y Cristian Loiácono

Edición: Oscar Falcón