Día Mundial del Cerebro: una evolución que se dio gracias a la vida en sociedad

El órgano más complejo del ser humano está conectado con todos los comportamientos que lleva adelante cada persona. La salud física y mental, son esenciales en su cuidado.

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El Día Mundial del Cerebro se conmemora todos los años desde distintas entidades y profesionales con el objetivo de brindarle importancia a la salud cerebral y concienciar a la sociedad con respecto a la prevención de enfermedades silenciosas que pueden desgastarlo.

Todos los 22 de julio, especialistas recuerdan que el cerebro es el órgano más importante del cuerpo, ya que no existe una porción del ser humano que no se conecte con él. Y esto no ocurre únicamente con la parte estrictamente física de cada uno; se habla, también, de una conexión fundamental con la salud mental.

Tamara Torres, licenciada en psicología y especialista en trastornos alimentarios, definió al cerebro como “un órgano asombroso”. “No hay un órgano en el cuerpo que no se conecte con el cerebro. Desde ahí, empieza esto de que lo podemos cuidar de diferentes maneras, porque todo está conectado con todo”, especificó a El1.

“Las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson, muestran en el historial el sedentarismo, el consumo excesivo del tabaco, sustancias tóxicas, la dificultad para gestionar las emociones, o el estrés, que en este siglo predomina mucho”, completó Torres.

El cerebro y la vida en sociedad

La especialista determinó que existen decenas de actividades que el ser humano puede realizar para cuidar la mente y, en consecuencia, el cerebro. La más destacada, por excelencia, es la actividad física, ya que este órgano “sufre” cuando se está muy quieto, no se aprenden cosas nuevas o, incluso “cuando no podemos empatizar o comprender al otro”.

"Ser sociable es lo que le permitió al cerebro evolucionar".

Y este último punto, se resalta por algo que, en general, no se sabe, o no se tiene en cuenta: los humanos, son seres sociales. Y el cerebro, se forma “por la cultura”. De hecho, la relación con el otro y el “ser sociable”, “es lo que le permitió evolucionar”.

De esta manera, todas las actividades culturales influyen en el cerebro, no solo psicológicamente, sino también, físicamente. “Nuestras percepciones o estado de ánimo, cambian cuando comemos determinados alimentos. Situaciones como estar inflamados nos cambian totalmente el estado de ánimo. Cuando me inflamo, el cerebro se inflama, y decido diferente”, ejemplificó la diplomada en obesidad por la Universidad Favaloro.

En relación a la cultura, “todo nuestro historial” proviene de muchos inmigrantes que atravesaron guerras, frío y hambre. Por eso, gran parte de la cultura argentina está basada en “comer en abundancia como si no hubiera un mañana”. Y esto, aunque nos provee de los “alimentos de confort”, importantes para el cerebro, ya que generan placer y bienestar, a veces termina en otro extremo, que impide el manejo de las conductas alimenticias.

"Estar inflamados nos cambia totalmente el estado de ánimo y decidimos diferente".

“Allí entra el trabajo de la psicología, aprender a estar más conscientes a la hora de comer. La comida tiene muchas funciones, no solamente el darme placer. Comer un asado, en este caso, también se relaciona con juntarse a comer con otros, la comensalidad”, explicó Torres, quien cursa el último año de la Licenciatura en Nutrición.

Y finalizó: “El cerebro se conecta con todas las funciones que tenemos, y por eso hay que cuidarlo. La alimentación, es uno de los pilares más importantes para su cuidado. Es fácil. O eso pareciera…”.