Otro robo en Ramos Mejía: lo asaltaron a una cuadra de donde mataron al kiosquero
Ocurrió mientras varios móviles televisivos cubrían las repercusiones en la zona comercial, que no sale de su asombro e indignación por el cruento crimen de Roberto Sabo.
En el mediodía de este lunes, mientras varios móviles de televisión dialogaban con vecinos y comerciantes de Avenida de Mayo al 800, en Ramos Mejía, una zona marcada por la inseguridad y por el violento crimen de Roberto Sabo, kiosquero asesinado en intento de robo en la tarde del domingo, ocurrió un nuevo episodio delictivo protagonizado por delincuentes que circulaban a bordo de una moto. La nueva víctima, quien se acercó al lugar para hablar con los medios, contó que fue amenazado con un arma blanca para que entregara su celular.
“Me acaban de robar acá a la vuelta. Bajaron dos de una moto y me amenazaron con un cuchillo. Les tiré el celular y se fueron. Uno de barba y con una moto negra”, precisó la víctima del robo, quien se identificó como Adrián. “Ustedes están todos acá y está la Gendarmería. Así no se puede vivir más, la verdad es que uno está podrido y no sabe qué hacer. Yo tengo miedo por mis hijos, por mi señora. Esto es un despelote”, completó.
“Venía contestando un mensaje de celular y viene uno de atrás y, con un cuchillo, me dice: ‘Dame el celular porque te pincho’. Pensé que era una joda, cuando me amagó a lastimar le tiré el celular y se fueron”, precisó el vecino sobre el violento intercambio que mantuvo con los delincuentes. “No entiendo, porque acá la Policía está para cuidarnos y lo que hacen es venir cuando están ustedes. Estaban a una cuadra”, se quejó el hombre mientras mostraba la herida que le provocaron los ladrones.
Este episodio sumó bronca en los habitantes de la zona, que todos los días lidian con delitos de este tipo pero que, en los últimos tiempos, se volvieron más violentos al punto de que ocurran cosas como la que le sucedió a Sabo mientras atendía el kiosco “Pato”, ubicado en la intersección de la mencionada avenida y la calle Alvarado, a 330 metros de la Comisaría 2° de Ramos Mejía.
“Estoy indignado. Ya no aguanto más. Si hubiese sido otro, me iba, pero ya no aguanto más. No me quiero ir del país. Yo trabajo, mi hijo estudia acá y no aguanto más”, dijo Adrián mientras abrazaba a su esposa, que se presentó en el lugar luego de enterarse de lo ocurrido por la televisión. “Esto, ¿es justo?”, sentenció mientras mostraba la herida.