Causa “Templo Filadelfia”: nuevas detenciones para desarticular una secta religiosa

Los procedimientos se realizaron tras denuncias de nuevas víctimas. El fiscal Santiago Marquevich y la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex) ordenaron los operativos en varios puntos del país.

A más de un año de los operativos realizados, principalmente, en el partido de La Matanza para desarticular una secta religiosa que obligaba a sus fieles a vender sus viviendas para quedarse con el dinero o sus propiedades y que, además, los forzaba a vivir hacinados en un conventillo y los explotaba laboralmente, realizaron diez nuevas detenciones.

En las últimas horas, el fiscal Santiago Marquevich, a cargo de la Fiscalía Federal N° 1 de Morón, junto a la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex) con los fiscales Marcelo Colombo y Alejandra Mangano, ordenaron una serie de nuevos procedimientos a la Policía Federal Argentina (PFA) y Gendarmería Nacional, luego de que se descubriera otra serie de delitos tras declaraciones de nuevas víctimas.

En operativos que contaron con la presencia de la jefa de Gabinete, Cecilia Rodríguez, y el subsecretario de Intervención federal Luis Morales, del Ministerio de Seguridad de la Nación, con un centro de comando conjunto entre PFA y Gendarmería montado en San Justo con circuitos de video, hubo 19 allanamientos.

Secta de “La Tía Eva”

La investigación que permitió iniciar la investigación comenzó en diciembre de 2018, luego de una denuncia radicada por una joven de 24 años en la Ayudantía Fiscal de Delitos Conexos a la Trata de Personas, Pornografía Infantil y Grooming del Departamento Judicial de La Matanza. Según la denunciante, cuando era adolescente y vivía en la localidad de González Catán, sus padres fueron captados por miembros de un templo evangélico conocido como “Filadelfia”, ubicado en San Justo, que había copiado el nombre de otra conocida organización religiosa para facilitar la seducción de fieles.

Gracias a esa denuncia, los agentes policiales realizaron investigaciones encubiertas e intervinieron líneas telefónicas; así, determinaron que los cabecillas de este grupo se quedaban con la totalidad de las ganancias de lo producido en la panificadora y que llevaban adelante una vida de “lujos y ostentación”, mientras que el resto de los feligreses vivían “en condiciones inhumanas”.

La líder de la organización era Eva Petrona y se había anunciado a sí misma como una “sierva de Dios” para despojar a sus fieles de sus bienes y convertirlos en esclavos. Su captación podía comenzar mientras eran menores de edad: el Templo Filadelfia los prefería literalmente jóvenes, según pudo descubrir la Justicia, y el dominio de presión y coerción podía durar décadas.

Petrona fue presa, pero, al menos para la Justicia, nunca se rindió. Según las fuentes, supuestamente continuó operando en la cárcel. Hoy, con 76 años, goza de prisión domiciliaria con una serie de restricciones. Siete individuos fueron identificados como el núcleo duro, según la investigación que apunta a una organización altamente compleja con delitos considerados permanentes que, hoy, se siguen intentando desarticular.