Del Oeste a la NASA: “Anímense a estudiar ciencia”
Candela Solis Zampini nació en Haedo, a los 19 años su pasión la llevó a estudiar Astrobiología en Estados Unidos y se convirtió en la primera argentina en formar parte de la agencia espacial más importante del mundo.
Con tan solo 22 años, Candela Solis Zampini logró abrirse camino en la NASA gracias a su pasión por la ciencia y su dedicación al estudio. A través de la empresa Space Trek, forma parte de un equipo que se dedica a la divulgación científica enseñando robótica, programación y física a chicos de todas las edades. “El camino no fue fácil porque tenés que saber un poco de todo. Pero luego de tener entrevistas fui teniendo más confianza en mi conocimiento y pude dar ese paso”, asegura a pocos meses de haber sido seleccionada.
A lo largo de tres años de estudios intensivos y experiencias extraacadémicas ganó la confianza necesaria para integrarse en un ambiente tan prestigioso como desafiante. La combinación de cursos, actividades extracurriculares y una mentalidad persistente fueron clave en su trayectoria. “Lo más emocionante –destaca– es la cantidad inmensa de temas que hay dentro de la biología y la infinidad de estudios que podemos hacer con ella”.
“Astrocande”, como se llama su cuenta de Instagram, aprendió que la dedicación y el estudio son “esenciales para lograr lo que uno se propone”. Por eso, el consejo que brinda para quienes desean seguir sus pasos es claro: “Todo es posible. Anímense a estudiar ciencia porque es hermoso lo que uno puede hacer con ese conocimiento”.
La presión y su amor por la ciencia
Para la primera astrobióloga argentina, la presión es constante. “Tengo totalmente el síndrome del impostor porque realmente no sé cómo hice para llegar donde estoy y si me lo merezco o no”, se sincera. Aun así, no esconde su felicidad y satisfacción por formar parte de la agencia espacial más importante del mundo.
Su rutina en Space Trek está marcada por dos tipos de días: los dedicados a los campamentos con chicos, en los que enseñan robótica y física de cohetes, y los de desarrollo, durante los cuales el equipo trabaja en sus propios proyectos, programando tanto software como hardware. Esta combinación hace que su trabajo sea “único y altamente motivador”.
Más allá de todos los logros académicos y profesionales, su historia refleja la importancia de confiar en uno mismo y en el camino elegido. El entusiasmo y amor por la ciencia que la llevaron a alcanzar metas inimaginables, la convierten en un ejemplo para muchos jóvenes que sueñan con una carrera en el campo científico.
Por Julieta Galbarini, en el marco del Taller de Gráfica VI de la carrera de Comunicación Social de la UNLaM.