El luthier que logró expandir el oficio
Desde su taller en Ituzaingó, Sergio Nigrelli crea guitarras y bajos que resuenan en la escena local e internacional, y así como su padre lo hizo con él, se convirtió en maestro de una nueva generación de artesanos musicales.
Por Florencia Barbalace*
Sergio Nigrelli es reconocido como uno de los grandes luthiers de la Zona Oeste. Desde los 90´s que tiene su propio taller y, junto a su pareja, fundaron una fábrica de guitarras y bajos de "alta calidad a precios accesibles" en la localidad de Ituzaingó. Hoy en día, los productos Nigrelli, gracias a su desarrollo y tecnología, compiten con las principales marcas internacionales.
Su incursión en el mundo de la luthería comenzó en 1985, cuando tenía 14 años, guiado por su padre, Omar Crato Nigrelli, quien lo impulsó a seguir el oficio. Solo dos años después, con devoción y práctica, completó su primer instrumento de manera íntegra: un bajo.
"A mis creaciones las describiría como sencillas, minimalistas y disruptivas en cuanto a diseño, siempre buscando balance y estabilidad", explica Nigrelli, que se puede jactar de que Zeta Bosio, Richard Coleman, Los Caballeros de la Quema, Los Piojos, Ella es tan Cargosa y Winona Riders, entre otras bandas emblemáticas, las eligen.
Semillero de luthiers
Sus primeros pasos en la enseñanza de la luthería surgieron con la idea de “romper con el hermetismo que antiguamente había entre los luthiers”, explica. Así fue como en 2009 fundó su propia escuela, aunque ya desde antes enseñaba el oficio en su taller. “Siento orgullo de que el Oeste se haya transformado en un semillero de este arte y que reconocidos colegas hayan egresado de mi escuela”, se entusiasma.
En cuanto al presente de la luthería en Argentina, Nigrelli destaca que “el oficio se activó hace un tiempo gracias a la difusión y a la inercia de alumnos que ya son profesionales y cuentan con sus propios talleres". Además, detalla que el trabajo argentino "ha ganado un notable prestigio” a nivel internacional.
“Ahora hay más oferta, el mundo es grande y un porcentaje se exporta”, explica. Sin embargo, reconoce que, a nivel local, "la demanda ha bajado, como ocurre en todos los rubros”.
Desde hace más de cuatro décadas, este luthier por vocación y herencia mantiene fiel su filosofía de hacer de cada instrumento una pieza única. Pero también apuesta a la expansión de la luthería argentina y a que siga vivo un oficio que requiere de la enseñanza de grandes maestros.
*Estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social de la UNLaM, en el marco del Taller de Gráfica VI.