A dos años de la Copa del Mundo en Qatar

Se cumple el segundo aniversario de Argentina campeón de la mano de Messi y Scaloni ante Francia en el Medio Oriente.

Fotos TyC Sports

Ya pasaron dos años de los más de cuatro millones de personas que salieron a festejar la Copa del Mundo solo alrededor del Obelisco. De aquella madrugada en la que miles no durmieron y se acercaron a Ezeiza para recibir a los campeones con aplausos, lágrimas en los ojos y el cancionero en la garganta.

Como si fuera ayer, todavía disfrutamos e inflamos el pecho. Probablemente la televisión vuelva a recordar la gloria eterna en este fin de año y empecemos las fechas festivas, por tercera vez, con la imagen de Lionel Messi cubierto por el bisht negro y dorado en Qatar, levantando la copa.

Claro que nos adueñamos del logro, pero a 17.000 kilómetros de Argentina se festejó casi igual que de este lado del mundo. Si no, miren hacia Bangladesh y la millonada de camisetas y banderas albicelestes que colmaron sus calles como si fuesen Avenida 9 de Julio y Corrientes. Para propios y ajenos, fue la justicia divina.

Desde la caída de Di María en el área, sabíamos que, además de un Dios, teníamos un Ángel adentro de la cancha. Estuvo cerca, pero no podía salir nada mal. Si no es con sufrimiento, como nuestra historia manda, no vale.

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Los tropiezos pasados desde 1990 ya son historia. La historia quiso que así sea. Porque 36 años era mucho tiempo para que el fútbol no nos devolviera lo que le damos. Porque acá no es solo fútbol, si incluso hasta los ateos se aferraron a las supersticiones y creencias en los penales después del 3-3 final de Kylian Mbappé.

El suspenso que le puso Lionel, los bailes del Dibu Martínez, y todos terminamos por ser Gonzalo Montiel. La foto de Lionel Scaloni con la mirada perdida y una sonrisa cómplice de la sensación de haber hecho feliz a un país entero, que, en tiempos difíciles, sabe agarrarse de lo que en este pedazo de tierra es lo más importante de las cosas menos importantes.

La epicidad de la trama se mantuvo de principio a fin. Desde la precuela del 2007, pasando por la ráfaga frustrante de 2014, 2015 y 2016, pero con el desenlace que, gracias a todas esas lágrimas derramadas en el camino, tuvo un sabor diferente. Dos años apenas, de la inmortalización de un sueño para más de una generación de argentinos.

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Los matanceros que fueron parte de la conquista de la Copa del Mundo

Leandro Paredes, de San Justo, y Gonzalo Montiel, de González Catán, fueron piezas claves para Lionel Scaloni en todo su proceso. Aunque no formaron parte del arranque, tuvieron participación en la mayoría de los partidos a lo largo de la Copa.

El día de la final ingresaron desde el banco en el tiempo suplementario: Montiel a los 90 minutos para el comienzo y Paredes a los 101. Gonzalo cometió el penal que le dio el empate a Francia sobre la hora.

En la tanda de penales Leandro fue el encargado de patear el tercer penal para adelantarse 3-1, luego de que falle el suyo Aurélien Tchouameni. Montiel tuvo que hacerse cargo de la mochila y patear el cuarto penal definitivo para darle el título a la Argentina.