Marcado en el cuerpo: a seis años del copamiento de la comisaría de San Justo
El 30 de abril de 2018, una banda criminal intentó liberar a un detenido de la dependencia policial. Durante el hecho, se produjo una balacera en la que una agente de la Policía Bonaerense fue herida de gravedad. El recuerdo de aquel hecho violento que dejó una huella indeleble y dolorosa.
La madrugada del 30 de abril de 2018 un grupo de criminales irrumpió en la comisaría primera de San Justo y desató un feroz enfrentamiento con los oficiales que estaban de guardia para liberar al detenido Leandro Aranda.
En medio de la balacera, una sargento resultó herida de gravedad: Rocío Villarreal. La joven oriunda de Isidro Casanova y mamá de una nena de tres años, en ese momento, fue alcanzada por un proyectil que lesionó su vértebra dorsal.
A media que avanzaban las pesquisas, los investigadores lograron dar con el paradero de todos los implicados en el fallido intento por liberar a Aranda, un hombre que estaba detenido por “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”.
Mientras tanto, Rocío comenzó a librar una lucha muy distinta a la que encaraba habitualmente contra la delincuencia. A partir de ese día, batallaría contra las limitaciones físicas que le provocaron los disparos. La resiliencia y el apoyo incondicional de su familiar serían las únicas armas útiles para sobrellevar los tiempos por venir.
Una madrugada trágica
Como cada jornada laboral, aquel 30 de abril Rocío Villarreal tenía que recorrer las calles de La Matanza. Sin embargo, ese día el ayudante de guardia de la comisaría primera de San Justo se ausentó y tuvo que reemplazarlo. Alrededor de las cuatro de la madrugada, la dependencia policial se convirtió un feroz escenario de tiros y violencia y ella sería la víctima crónica de aquel asalto.
“Fijate que entró alguien”, le dijo un compañero de la seccional a Rocío mientras escribía las novedades en el libro diario de la comisaria. La agente asintió con la cabeza y se dirigió a la puerta de la seccional. Dos hombres armados y vestidos de policía solo le dieron tiempo a desenfundar su arma.
“Me comenzaron a disparar y ahí empezó el enfrentamiento”, recuerda la agente. Todo lo que siguió después de la brutal agresión fueron momentos de angustia y desesperación. “Me caí y no me pude levantar”, cuenta. Es que nunca imaginó que desde ese momento su vida cambiaría para siempre.
"Me caí y no me pude levantar".
Rocío Villareal
“Me trasladaron al hospital Paroissien y ahí tuve una operación. Después me llevaron a la clínica Fitz Roy por el tema de la columna”, detalló la joven. Fue en ese nosocomio donde le comunicaron algo que jamás hubiese imaginado en su corta carrera en la fuerza de seguridad: tenía una lesión medular que no le permitiría volver a caminar.
La clínica Fitz Roy se convirtió durante un año y medio en su casa, aunque no por elección. Entre estudios, tratamientos y una nueva operación, la agente intentaba sobrellevar una nueva vida que no había soñado. Todo se había transformado en una pesadilla.
Reconocimiento a su valor
Por su accionar heroico, Rocío fue reconocida en varias oportunidades. En 2018, el Ministerio de Seguridad bonaerense dispuso su ascenso extraordinario al grado inmediato superior, el de subteniente.
Al año siguiente, el casino de oficiales de la comisaría de San Justo fue reinaugurado y bautizado con el nombre de Alejandra Rocío Villarreal. El acto contó con la presencia de la subteniente, que recibió un plaqueta de manos de quien fuera el jefe la Policía de la provincia de Buenos Aires, el comisario general Fabián Perroni.
En 2021, el Honorable Concejo Deliberante de La Matanza la homenajeó por "el valor, el coraje y el heroísmo que demostró en cumplimiento de su deber". La entonces concejal del Frente de Todos Marisa Guerín valoró: “Como mujer, como madre, y siendo ella tan joven, queremos reconocer el ejemplo ya que muchos creen que todo está perdido, pero Rocío es parte de la sociedad. Siendo ella la que arriesgó su vida, demuestra que hay esperanza, que la sociedad tiene elementos como para creer que un futuro mejor es posible”.
Volver a empezar
A seis años del ataque que marcó su vida, Rocío se emociona al reconocer que, pese al paso del tiempo, el dolor y el recuerdo de lo sucedido siempre está presente. “A veces tengo días de llanto que no paro, pero trato de no mostrarle a mi familia que me levanté mal. Intento siempre demostrarles que estoy bien. Si no, es como que estoy dolorida y le doy tristeza a mi familia también. Ellos, gracias a Dios, siempre están ahí consolándome”, expresó.
"Tengo días de llanto que no paro, pero trato de no mostrarle a mi familia que me levanté mal".
“Estuve casi un año para independizarme. En la calle me re cuesta (movilizarme) porque no está todo en condiciones. Antes, mi vida era totalmente diferente. Hoy, sigo haciendo kinesiología para no perder la masa muscular. Perdí toda la movilidad de las piernas”, explicó Villarreal.
Juicio final
Luego de tres años de ocurrido el copamiento, el Tribunal en lo Criminal Nº 4 de La Matanza dictó sentencia para los acusados Leandro Aranda, Zahira Bustamante, Axel Sosa, Sebastián Rodríguez, Fabián D´Angelo, Leticia Tortosa, Daniel Rodríguez y Bruno Marullo.
El recluso Aranda recibió una condena de medio siglo por el atentado en la comisaría de San Justo. Su pareja, Bustamante, ideóloga del plan, y dos cómplices, Rodríguez y Sosa, fueron condenados a la misma pena por resultar coautores.
En tanto, Tortosa -abogada de Aranda- fue sentenciada a la pena de tres años de prisión porque, en una visita previa al ataque, le entregó al reo un celular con que se contactó desde el calabozo con el resto de la banda para coordinar su fuga.
A D´Angelo la Justicia lo condenó a ocho años de prisión por resultar partícipe del complot. Mientras que Rodríguez y Postigo Marullo fueron absueltos por el tribunal.
Tras la lectura del fallo, Sebastián Rodríguez pidió a Casación la revisión de su caso y, luego de un análisis pormenorizado, se decidió su absolución. “Sabía que iba a salir porque era inocente”, reveló más tarde.
"Me arruinaron la vida. Yo no voy a recuperar lo que me quitaron".
Sobre el proceso judicial, Rocío lamentó no haber podido presenciar el juicio, aunque quería hacerlo. “Me arruinaron la vida, me hubiese gustado tenerlos cara a cara. Hoy tengo otra vida. Ellos van a salir en unos años y van a estar normal, en cambio yo no, no voy a recuperar lo que me quitaron”, reflexionó.
Producción y texto: Cynthia Finvarb y Camila Fulchi
Locución de podcast: Mauro Jardón.
Edición de podcast: Gabriel Calabró y Nicolás Villafañe.
Edición de video: Fabián Calabró.