FMI, endeudamiento, volatilidad y una economía en terapia intensiva

El economista Miguel Ponce, experto en Comercio Exterior, analizó el nuevo préstamo del FMI y las contradicciones en el Gobierno. Por qué hay que recurrir nuevamente al endeudamiento y qué significa la frase “el que se quemó con Macri, ve un Caputo y llora”.

Por Miguel Ponce*

Tras el acuerdo por el nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) al Gobierno nacional, vivimos horas preocupantes porque hay un desacople de las expectativas, que fueron muy mal manejadas por parte de los voceros del Gobierno.

Los que seguimos el vínculo con el Fondo vemos que al Gobierno le agarró un nerviosismo. Sobre todo, al ministro de Economía, Luis Caputo, que resolvió llamar al FMI y pedir autorización para adelantar un desembolso del nuevo préstamo ante el temor de que se profundice la escalada, cuando hay 12.000 millones de dólares de reservas netas negativas en el Banco Central.

Caputo hizo esto con tal impericia que se dio a entender que Argentina pasaba a tener 50.000 millones de dólares de reservas para afrontar cualquier corrida. Fue insólito que el vocero presidencial, Manuel Adorni, saliera a corregir a Caputo y dijera que, en realidad, no iba a haber un desembolso inmediato que subiera el nivel de reservas del BCRA. Y habló de confidencialidad, pero confidencialidad de algo que no está cerrado.

Esto no cayó bien en el FMI y la respuesta desde allí fue contundente: no desmintieron el monto de 20.000 millones de dólares, pero tampoco lo confirmaron. Además, se recordó que el FMI realiza sus desembolsos de forma escalonada y sujetos a cumplimiento de las metas y condiciones.

El Presidente, Javier Milei, se vio obligado a salir a tratar de dar quietud a los mercados. Y, como suele ocurrir, le erró: en vez de quietud, llevó inquietud. Milei solo afirmó que el valor del dólar es insignificante, para luego hablar de inmediato del valor del dólar. Esto fue tremendo: sería cómico si no fuera trágico.

Los números son claros. Mauricio Macri pidió esta enorme deuda, que comenzó en 54.000 millones de dólares. Luego, Alberto Fernández decidió no tomar el saldo que quedaba, que era de unos 11.000 millones. Ahora, el nuevo endeudamiento. Y son los mismos actores los que siguen endeudando al país, como Caputo y Federico Sturzenegger. En la intimidad, la gente vinculada al FMI pronuncia el dicho “El que se quemó con Macri, ve un Caputo y llora”.

Inflación, volatilidad y elecciones

No tenemos que olvidar que estamos en un año electoral y que las acciones de Milei están sujetas a esto. Y él pretende lograr como sea sus dos ejes de campaña. El primer eje es hacer creer a la sociedad que el tema inflacionario está bajo control. Y el segundo es, sabiendo lo que son las volatilidades en Argentina, mantener tranquilos a los dólares financieros.

Estos dos ejes son los que, hoy, están en peligro. Toda la expectativa de devaluación y de volatilidad ya empezó a afectar los precios. Y hay que tener en cuenta que el principal activo político que tiene el oficialismo es que, enfrente, todavía no tiene nada articulado.

Con vistas a las elecciones, esta falta de competencia tiene tranquilo al Gobierno. Pero sabemos que el humor social ha cambiado, para muchos, a partir de la criptoestafa y de la represión a los jubilados.

Panorama desolador

Hace un mes se conoció que, el año pasado, Argentina fue el país que, industrialmente, más cayó en todo el mundo: casi diez por ciento, un récord absoluto a nivel mundial. Pero, además, siguen cayendo los salarios, el consumo, la capacidad instalada y el saldo de la balanza comercial. Es decir, estamos en caída.

Y ni hablemos de inversiones, que no vienen, y de la pérdida de fuentes de trabajo. Hay una gran cantidad de conflictos sociales por despidos, cierres de empresas y más desempleo. Hay un deterioro permanente de la calidad de vida.

*Economista y experto en Comercio Exterior