Advierten que, el año pasado, en el primer mes de la pandemia, “cerraron 20 locales gastronómicos en La Matanza”
Así lo aseguró el dueño de un restaurante ubicado en el centro de Ramos Mejía. Además, señaló que, en los primeros meses del año, “la gente empezó a salir y eso ayudó a pagar deudas, pero el argentino no tiene la cultura de comer temprano”.
Días atrás, el Gobierno nacional prorrogó por tres semanas las restricciones impuestas ante la segunda ola de contagios de COVID-19, que llegó a un pico de más de 27.000 casos en un día. Entre otras cosas, se establece que los comercios gastronómicos deben cerrar temprano, aunque, posteriormente, pueden seguir trabajando con las modalidades delivery y “para llevar”. En diálogo con Radio Universidad, Claudio Cochiaralle, comerciante gastronómico de Ramos Mejía, se refirió al tema: “Lamentablemente, nos toca esta pandemia que aqueja a todos a nivel mundial y por lo que un montón de negocios no pudieron soportar”.
“Esperamos que esto pase y se pueda solucionar rápido porque, otra vez, un montón de gente va a quedar en el camino. Cada negocio que cierra es gente que se queda sin trabajo”, advirtió, y, en esa línea, aseguró que, “en el primer mes de la pandemia, el año pasado, cerraron 20 locales gastronómicos en La Matanza”.
“Sabemos que la situación está muy difícil, pero, también, creemos que la noche no es la que produce los contagios, porque los lugares cumplen con los protocolos y, a los que no, hay que ponerlos en regla”, indicó el comerciante, y, en ese sentido, denunció: “Sabemos que algunos lugares se disfrazaron de gastronómicos y funcionaron como boliches”.
Además, destacó que, en los primeros meses del año, cuando había más flexibilizaciones, “la gente empezó a salir y eso ayudó a pagar cuentas y deudas”, aunque ese escenario cambió con las nuevas restricciones horarias: “El argentino no tiene la cultura de comer temprano”.Vale recordar que el Gobierno implementó el programa Repro II para los sectores considerados críticos, entre los que figuran los gastronómicos, y ofrece una asistencia de hasta 18.000 pesos por trabajador. “Se necesita la ayuda del Estado para que no haya muchos locales que queden en el camino”, concluyó Cochiaralle.