Sofía Florentín: de Casanova al Mundial

La matancera obtuvo con la Selección argentina la clasificación a la primera Copa del Mundo de futsal femenino y contó su carrera en diálogo con El1.

Mundial de futsal

Desde La Matanza directo a la Copa del Mundo de futsal femenino. Nacida en Gregorio de Laferrere, Sofía ‘la Tana’ Florentín fue pieza clave en la Selección argentina para la obtención del cupo en la primera cita máxima de la disciplina. En diálogo con El1, habló sobre su vida y qué significa la clasificación: “Esta Copa América fue el principio. Sabíamos que nos jugábamos muchísimo, nosotras y el cuerpo técnico. Son años de trabajo. Hubo una preparación muy buen para estar a la altura. Estamos muy contentas por volver a llegar a la final contra Brasil. La brecha cada vez se acorta más”.

Si bien fue uno de los primeros grandes pasos para la actividad a nivel nacional, el esfuerzo y proyecto viene de tiempo atrás: “Creo que esto es un trabajo de muchos años. Al final fuimos solo 14 las que estuvimos en esta clasificación, pero es un proceso de 9 años ya. Quizás no tomamos dimensión, pero la vieja camada de jugadoras fueron el punta pie de todo esto. Lucharon dentro de cancha y después lo siguieron haciendo desde afuera”, reconoció.

Vida en La Matanza y primeros pasos

Orgullosa de sus raíces, contó: “Me crié prácticamente toda mi vida en Isidro Casanova, fui a la Escuela n°83 en Laferrere, que es donde nací. Mi familia sigue viviendo ahí. Mi papá tiene una casa de comida, en la que trabajan mis dos hermanas. Mis otros dos hermanos son futbolistas”.

Familias futboleras si las hay. En una casa donde la cultura del fútbol estuvo siempre impregnada, sus hermanos menores, Gabriel, exArgentinos Juniors y actualmente en Rusia, y Federico, exBarracas Central vistiendo la camiseta del Santani de Paraguay, acabaron dedicándose al deporte siguiendo caminos similares.

“Mis primeros recuerdos son jugando con mis hermanos desde muy chica. Mis padres nos inculcaron mucho la costumbre del fútbol, acompañábamos a mi papá a la cancha siempre. Yo me dormía abajo del mostrador del bufet del club de mi barrio, la Sociedad de Fomento 25 de Mayo. Es el club que me vio dar mis primeros pasos futbolísticamente”, recordó.

Camino al profesionalismo

“A los 14 mi papá me veía potencial y me dijo que si me quería dedicar a esto, tenía que hacerlo seriamente. Me llevó a River y ahí empecé a jugar en cancha de once. A los 16 me voy a San Lorenzo porque con esa edad no podía jugar en Primera y tampoco había Reserva”, narró sobre los primeros clubes en los que pudo competir.

Sin embargo, no todo fue color de rosas. Al menos hasta el punto de quiebre: “Necesitaba cambiar de aire y en San Lorenzo tenía amigas del barrio con las que jugaba por plata. Estuve dos años. Ahí conozco el futsal y me enamoré completamente. Es un deporte que me lleva a mis raíces, a la cancha más chica y eso me atrapa mucho más. El fútbol once me dio muchísimo, pero lo que me genera el futsal no lo experimenté en el once”.

De selección

“Tuve un paso por la Selección Sub 17 de fútbol once con la que jugué un Sudamericano. Con 19 años volví a River para hacer las dos disciplinas y empecé a estar convocada para la Selección de futsal. En los primeros años había muchas jugadoras que hacíamos las dos porque ninguna era profesional”, expuso sobre las dificultades para poder enfocarse cien por ciento a una rama.

La Tana comenzó a experimentar lo que fue la polifuncionalidad en el campo de juego, tanto en el césped como en suelo. Incluso al punto de vestir dos camisetas al mismo tiempo y empezó a jugar futsal en All Boys, aunque mantuvo el fútbol once en River. Luego, pasó una de sus mejores épocas: “Cuando llego a Kimberley, se forma un equipo que peleaba todos los torneos y viajábamos a la Libertadores”.

Experiencia en el exterior y actualidad

A raíz de su gran nivel en el club de Devoto, pudo vivir su primera experiencia en el exterior: “Por diversas situaciones me voy de Kimberley y tengo mi primera experiencia en el exterior. Empiezo a jugar para el Amarelle de España, pero tuve que volver a los cinco meses por problemas personales”.

Después de lo que fue una de las pérdidas más grandes que puede sufrir una persona, cuenta que pensó en soltar la actividad: “Cuando falleció mi mamá quise dejar de jugar. Quedaba el último partido y me llamaron avisando lo que había pasado. En ese momento quise dejar todo. Pero al final siempre lo hice por ella, así que esa fue la manera de ver las cosas desde hace cuatro años”.

En su vuelta al país, se puso la camiseta de Estudiantes de Buenos Aires, donde también jugó en once. A partir del 2023 tomó la decisión de dedicarse específicamente al fútbol de salón. Aquel año, la edición de la Copa América se jugó en Argentina y asegura que fue un gran empujón a darle sentencia a la duda.

Actualmente tuvo la oportunidad de volverá  jugar en España: “Ahora estoy en el Rodiles en Asturias, estamos compitiendo para el ascenso y vamos punteras en la tabla. Es el objetivo”, cerró.