Gustavo Rodero, el hombre que filmó a Maradona cuando le “cortaron las piernas”

"No quiero dramatizar, pero creeme que me cortaron las piernas. Me cortaron las piernas a mí, le cortaron las piernas a mi familia, a los que estaban al lado mío y a los que siguen estando al lado mío. Nos sacaron del Mundial, nos sacaron la ilusión". Diego Maradona, 27 de junio de 1994. Hotel Four Seasons de Dallas, Estados Unidos.

De un lado, Adrián Paenza, un micrófono y Diego Armando Maradona. Del otro, todo un país hundido en una tristeza colectiva pocas veces vista. Y un planeta futbolero totalmente conmovido. En el medio, un hombre que se encarga de prender una cámara y transmitirle al mundo una entrevista histórica, que arranca con la declaración con la que se inicia este texto. El hombre que registró para la eternidad una frase de Diego que ya es leyenda: “Me cortaron las piernas”.

A treinta años de aquella nota, Gustavo Rodero, ese camarógrafo que filmó aquel hecho histórico, aún se emociona al recordar ese momento. “Yo lloré durante toda la entrevista, ni siquiera estaba consciente de si la cámara estaba en foco o no. Humanamente, sufrí mucho esa nota. Muchísimo. Pero después, por supuesto, con el paso del tiempo, disfruté de los elogios por ese trabajo, que fue muy bueno”, cuenta en diálogo con Equipo Completo, en Radio Universidad.

Y agrega: “Cuando uno se da cuenta de que pasaron 30 años, no lo puede creer. Y, a medida que pasan los años, toma más trascendencia todavía. Me acuerdo de que cuando Diego entra a la pieza, viene, me abraza y me dice: ‘Viste lo que nos hicieron, vos viste lo que me esforcé’.  Yo lloraba como un chico. Cuando terminó la nota, me volvió a abrazar, llorábamos todos a moco tendido, ni me acuerdo de lo que dijo. Estábamos todos muy tristes. Lo recuerdo y me sigo emocionando”.

Respeto y amistad

El vínculo de Rodero con Maradona no se reduce solamente a esa histórica nota. El camarógrafo, que en ese entonces trabajaba para Canal 13, ya lo venía siguiendo en la previa de aquel Mundial. Y la relación se consolidó en La Pampa, en aquella histórica preparación que hizo Diego junto al profe Fernando Signorini y muy pocos testigos más. Uno de ellos fue Gustavo.

“Para que te des una idea de cómo era nuestra relación, cuento una anécdota: para volver de La Pampa a Buenos Aires habían alquilado un avión, pero no había lugar para mí. Y, cuando le comentan eso a Diego, les dijo a todos los que estaban, incluido a Carlos Ávila, el dueño de Torneos: ‘No, no, él viene conmigo’. Sentó a Giannina en su falda y dijo “acá hay un lugar”, relata.

Y añade: “Antes, en la ida a La Pampa, que fue en un vuelo de Austral, sin conocernos, se nos acercó a donde estábamos con el productor para decirnos que a partir de ese momento, cualquier problema que tuviéramos, contáramos con él. Para lo que sea. No lo podíamos creer. El tipo más famoso del planeta se paró al lado de dos cuatro de copas y se puso a nuestra disposición. Un genio”.

A partir de ese momento, Rodero y Maradona se cruzaron un montón de veces, en diferentes circunstancias. “Mi relación con él siempre fue muy respetuosa, nunca me metí donde no me tenía que meter. Ni siquiera tengo una foto con él. Nunca le pedí porque yo estaba trabajando, estaba ese límite. Pero Diego te hacía sentir parte de su esquema, de su grupo, de sus cosas. Y te demostraba que te iba a defender con su vida si era necesario”, remarca.

La mano de Dios

En la entrevista que Maradona realiza con Paenza, en medio de todo el dolor, Diego menciona dos veces a “Gustavo”. Lo cita como testigo del esfuerzo que había realizado para llegar en condiciones al Mundial. Eso es algo que el camarógrafo atesora en su corazón.

Dos días antes, cuando finalizó el partido que Argentina le ganó 2 a 1 a Nigeria, que a la postre sería el último de Diego en una Copa del Mundo, ocurrió otro hecho que marcó a Rodero para siempre. Maradona, de la mano de la enfermera Sue Carpenter, sale caminando de la cancha, feliz. Y, cuando divisa a Gustavo detrás de la cámara que se le acerca, se produce un saludo que aún hoy lo conmueve. “Yo le estiro la mano para felicitarlo, como diciéndole ‘qué animal que sos, como la rompiste’. Y el tipo me la aprieta como si fuéramos hermanos... no se puede describir la sensación hermosa que sentí en ese momento”, rememora.

A 30 años de la nota que inmortalizó el “me cortaron las piernas”, Gustavo Rodero, el camarógrafo que registró ese momento, aún se emociona al recordarlo. “El día que se murió, lloré muchísimo. Porque tuvimos una relación que fue más allá de esa nota. Nos seguimos viendo, y hasta me tocó ir a comer a su casa un 20 de julio, un Día del Amigo. Siempre que me veía, me venía a saludar, me preguntaba cómo andaba, por mis cosas, por la familia. Fue una relación maravillosa. A todo el respeto que yo le brindé, él siempre me lo respondió con cariño”, concluye.