Kou Gotou, sin cuarentena en Japón y con el deseo de volver: “Lo voy a intentar de nuevo”
El delantero regresó a su país, no fichó en ningún equipo y junta dinero para regresar a Argentina. “Si tengo que probarme de nuevo en Almirante, lo hago, no tengo problemas”, asegura.
Kou Gotou lleva una vida de película. El delantero japonés, de 24 años, es un luchador del fútbol. Por lo pronto, en el primer tramo de su carrera, todo ha sido cuesta arriba, un camino de ripio y serpenteante.
Sin embargo, nada parece frenarle el deseo de triunfar en el fútbol argentino. Y eso que la realidad le abofeteó un par de veces la mejilla de la ficción. Le pidieron plata para fichar en Estudiantes de Buenos Aires; durmió en un banco de la plaza Irlanda, en donde le robaron el único bolsito que llevaba; se probó sin suerte en Argentinos Juniors y en Deportivo Riestra; recaló en la liga de General Madariaga y, en junio de 2018, firmó contrato con Almirante Brown, luego de que Blas Giunta quedara asombrado por su velocidad y tozudez.
El primer asiático con la camiseta aurinegra, entonces, llamó la atención de los medios gráficos nacionales. Al mes de su llegada, lo esperaban en fila después de las prácticas. Lo llamaron el “Pavón Japonés”, por la predilección que había manifestado Kou por el juego del ex atacante de Boca Juniors.
No jugó mucho en el Mirasol. Apenas seis partidos, pero ninguno completo: uno desde el comienzo y el resto ingresando desde el banco de suplentes. Como para certificar su aura cinematográfica, convirtió un gol en su debut –ante Tristán Suárez-, que se gritó tanto como el de una final del mundo.
“No estoy jugando ahora. Me quedé sin club. Igual sigo entrenándome. El último equipo en el que estuve fue Deportivo Merlo. Después, en enero pasado, me fui a Colombia, en donde estuve a prueba en Boyacá Chicó”, cuenta el nipón, quien se marchó de Isidro Casanova a mediados de 2019.
Los días actuales de Kou, este fanático de Diego Maradona que sigue soñando en celeste y blanco, lo encuentran en su casa de Kamakura, a 60 kilómetros de Tokio, la capital japonesa. Decir casa es solo una noción catastral. Para Kou, su hogar es Buenos Aires, Isidro Casanova o cualquier cancha del territorio nacional.
“Me gustaría volver a jugar allá. Extraño mucho Argentina, tengo más amigos allá que en Japón. Me quedé con ganas de seguir. Por eso, cuando pase todo esto, lo voy a intentar de nuevo. Es más, si tengo que probarme de nuevo en Almirante, lo hago, no tengo problemas” confiesa.
En Japón, la pandemia de coronavirus aún no ha hecho estragos. Poco más de 9000 infectados, pero con una baja tasa de mortalidad (150 muertos hasta esta semana). Tal vez por eso, el gobierno local no decretó el aislamiento de su población.
“No estamos haciendo la cuarentena. Acá se hace una vida normal. Estamos trabajando, porque tenemos que seguir haciéndolo”, enfatiza. En su caso, es en una oficina de transporte de camiones. “Hago papeles y reparto cosas. Es mucho más tranquilo que Tokio y estoy cerca de la playa”, agrega.
Gotou no disimula la nostalgia. Parece un tango, pero es la vida real, del otro lado del mundo: “Extraño el mate. Me traje yerba, pero ya no me queda”, se lamenta. “También me traje unos vinos, aunque eso puedo conseguir acá”, grafica.
“Blas Giunta fue el único técnico que me puso. Siempre me apoyaba y me hablaba. Los otros técnicos no me pusieron, pero ya está, ya pasó”, dice, sin rencores. La película se merece un final feliz y Kou ya se prepara para lograrlo. Está tomando carrera, otra vez, desde Japón.