París 2024: un balance más que positivo pese al escaso apoyo a los deportistas

Las tres medallas y los seis diplomas olímpicos para las estadísticas. Lo importante y destacable es el esfuerzo y la dedicación de los atletas para representar lo mejor posible al país.

Enard

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Las crónicas dirán que la delegación argentina, compuesta por 136 atletas en 25 disciplinas, consiguió una medalla de oro, una de plata, una de bronce y seis diplomas en los Juegos Olímpicos de París 2024.

Dentro de unos años, muchos se acordarán de las piruetas del “Maligno” Torres Gil con su bici, que le valieron para colgarse la presea más deseada. También recordarán las zambullidas al mar Mediterráneo de Eugenia Bosco y Mateo Majdalani tras conquistar el galardón plateado o el grito de alegría de Las Leonas luego de vencer por penales a Bélgica y obtener otra medalla de bronce.

Más esporádicamente, se mencionarán las buenas actuaciones de Agustín Vernice (cuarto en canotaje), los séptimos puestos de los equipos de rugby y fútbol, y las octavas posiciones de Matías Dell Olio en skate, Julián Gutiérrez en tiro y Los Leones de hockey.

Y los otros, qué

¿Quién se acordará de los demás deportistas que compitieron en la capital gala y no brillaron? ¿Son menos por no conseguir una medalla o un diploma? ¿Y por ello no obtendrán más el bajo, casi irrisorio, apoyo económico para continuar con sus actividades?

El exitismo, casi tan argentino como el dulce de leche, el colectivo y la birome, siempre opaca el esmero, el esfuerzo, el sacrificio y la voluntad de cada deportista que, día a día, trabaja para representar al país, en cada competencia, de la mejor manera.

Puede ser que el talento no esté, porque no hay que ser necios: solo unos pocos llegan a la elite de cada disciplina y se meten entre los tres mejores para mostrar, orgullosamente, algún metal colgado del cuello. Pero eso no quita que el Estado debe apoyar a cada chica o chico que tenga condiciones para competir y llegar al máximo nivel con la celeste y blanca como bandera. Y entiéndase sostén no solo desde lo económico. También deben estar dadas las condiciones para que una o un atleta desarrolle su disciplina en un contexto acorde, con infraestructura y elementos adecuados.

En la última década, el deporte argentino sufrió una dejadez. Desde el inicio de la desfinanciación del Enard (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) y la falta de mantenimiento del CeNARD, las y los deportistas quedaron a la deriva en muchos sentidos. Tampoco se puede extraer al deporte de la coyuntura del país de los últimos años. Sin embargo, no por ello se debe dejar de pensar y trabajar para un futuro mejor, con pibas y pibes que sueñen con llegar a los Juegos Olímpicos siendo representantes nacionales.

El camino es arduo, difícil y largo, muy largo. Cada federación tendrá que evaluar los recursos y el material con que cuenta para proyectar a futuro. Pero con el objetivo puesto en mejorar, día tras día, mes a mes, año tras año, un poquito más. Sin plantearse resultados, solo apoyando a sus atletas. Algo tan simple como eso.