Ortiz, un apellido ilustre de este Lafe

Hay varios jugadores que serán recordados por su rendimiento en la campaña del ascenso, pero Hernán y Fernando se ganaron el corazón villero por sus historias con el club.

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Cuando, dentro de unos años, se hable del equipo de Deportivo Laferrere que logró el ascenso a la Primera B después de 17 años de estar en la C, se recordará con una sonrisa a varios de los 27 jugadores que se presentaron a lo largo del torneo.

Se hablará de Carlos Morel, que regresó al arco a mitad de temporada para dar seguridad bajo los tres palos. También de Juan Manuel Azil, que, por tercera vez en su carrera, se puso la camiseta verde y blanca para lograr el objetivo. O de José Luis Banegas, quien tenía decidido colgar los botines, pero comenzó a tener continuidad y se convirtió en un muro por la izquierda formando un compacto tándem con el incansable Alejandro Gómez.

También se añorará ese mediocampo comandado por Pablo Monje, el relojito suizo que marcaba los tiempos del equipo con sus laderos incondicionales Emanuel Trejo e Iván Tierno. Y, adelante, se rememorarán los aportes de la primera mitad del año de Marcos Roseti y Javier Rossi; la valentía de Braian Chávez para luchar cada pelota y la solidaridad y el empuje de Gabriel Soler.

Pero hay dos jugadores que quedarán en la memoria de la gente por sus relaciones incipientes con el club: Hernán y Fernando Ortiz. El defensor llegó al Verde en febrero de 2021, proveniente de Almirante Brown, y era mirado de reojo.

Pero, de a poco, se fue ganando la confianza del pueblo villero por su solidez en el fondo y voz de mando, esa que lo transformó en el capitán del equipo. “Quedamos en la historia del club y es algo hermoso todo lo que vivimos. Este grupo estaba convencido de lo que quería y salió adelante siempre, hasta cuando algunos resultados no se nos daban, pero nunca bajó los brazos, siempre fue al frente y, al final, tuvo su recompensa”, dijo tras la consagración del ascenso.

Paty, por su parte, se ganó el cariño del que está del otro lado del alambrado porque, no hace mucho tiempo, lo tenía al lado. Hace menos de un año, el de González Catán iba a la cancha a ver al Verde como un Villero más. Pero, a principio de año, la dupla Moreno-Cafferata hizo una prueba de jugadores libres y el volante los conquistó con su desparpajo y gambeta.

“Estoy viviendo un sueño, esto es algo que nunca hubiera imaginado. Pero es el premio para este grupo que trabajó todos los días con un único objetivo. Estoy muy feliz, como lo está toda la gente”, manifestó, emocionado, el hincha que saltó a la cancha para jugar.