El Verde perdió con el último y el Morumbí quedó en llamas
El Verde cayó 3 a 1 con Puerto Nuevo y los hinchas, que se acercaron en masa a Rodney y Magnasco, despidieron al equipo con insultos. El Villero, que lleva cuatro derrotas en ocho partidos y quedó lejos de los puestos de arriba, dejó una imagen penosa.
La melodía de “It’s a heartache”, de Bonnie Tyler, se mezcla con el pegadizo ritmo de “Meu amigo Charlie Brown”, del brasileño Benito Di Paula, en la calurosa noche de miércoles en la cancha de Deportivo Laferrere. No se trata de una fiesta alegre, para nada. El “A ver si ponen huevos, que no juegan con nadie” alterna con el “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, dos canciones que los hinchas de todos los clubes entonan cuando la cosa viene mal. Y en el Verde la cosa viene muy mal. Y mucho más después de perder 3 a 1 con Puerto Nuevo, que llegaba al Morumbí con el para nada envidiable presente de ser el último de la tabla, lugar que dejó luego de los tres puntos sumados en Rodney y Magnasco.
Nada hacía presagiar que Lafe iba a tener una noche tan decepcionante como la que sufrió. Mucho menos cuando, a los cuatro minutos, Marcos Roseti puso el 1 a 0 con una precisa ejecución de un penal bien sancionado por el árbitro Sebastián Habib. Pero, luego, el equipo de Ariel Cafferata y Carlos Moreno entró en una pasividad inexplicable.
El primer tiempo se fue sin más emociones, cuando el Verde tenía todo servido para estirar el marcador y tener una noche tranquila. Incluso, el elenco visitante desperdició un penal, que pudo haber marcado la paridad que el trámite del juego merecía. Pero en el complemento fue mucho peor, bastante parecido a una película de terror. Porque Puerto Nuevo, con todas sus limitaciones a cuestas, se empezó a animar y con solo empujar llegó al empate (con una definición de Rodrigo Martínez) y, luego, a marcar el segundo gol y el tercero (cabezazos de los defensores Mario Godoy y Santiago Tallarico), ante la inacción de un Laferrere que parecía totalmente anestesiado.
A partir de allí, la cancha se transformó en un volcán en erupción. Los hinchas estallaron contra los jugadores, que padecieron los últimos minutos, deseando que el encuentro se terminara lo antes posible.
Después de ocho partidos, Lafe marcha en el décimo puesto, justo en la mitad de la tabla. Demasiado lejos de la cima para un equipo que está obligado a ascender, mucho más en un campeonato que entrega tres ascensos directos a la B Metropolitana.
Aun queda mucho camino por recorrer. Pero Laferrere sabe que debe enderezar el rumbo de inmediato. De lo contrario, las marchas de las broncas se escucharán cada vez más fuerte en el Morumbí.