“Las 5 vidas que vivimos”, una función para disfrutar y reflexionar
El psicólogo y escritor Gabriel Cartañá se presentó en el Teatro Universidad con un unipersonal que propone analizar la vida.
Con su impronta frontal, el psicólogo y escritor Gabriel Cartañá se subió al escenario del Teatro Universidad para revelar Las 5 vidas que vivimos - ¿azar o decisión?, un unipersonal en el que reflexionó y analizó, junto al público, las diferentes vidas de una persona y los objetivos que contiene cada una de ellas.
Durante la función, el profesional hizo un recorrido por cada una de las vidas y, a su vez, descubrió la importancia de reparar, corregir y entender la necesidad de vivirlas plenamente. Con su “Estilo Cartañá”, con ejercicios y participación de los espectadores, invitó a la reflexión colectiva.
En diálogo con El1, Cartañá señaló: “Siempre aclaro que no son cinco etapas, sino vidas diferentes. Cada una de esas vidas tiene objetivos diferentes, propósitos diversos, distintas dificultades que difieren una de otra”.
Y añadió a modo de ejemplo: “Tengo 54 años y lo que queda de mi niño de ocho años es el recuerdo de que en otra vida fui un niño, eso no significa que no tenga un niño dentro. Pero mi niño tiene 54 años, ya no tiene ocho. Así, tengo una parte que se divierte, una parte lúdica, pero como un hombre”.
La experiencia de Cartañá
Frente a este concepto de Las 5 vidas que vivimos, Cartañá comentó que él se encuentra transitando su cuarta vida y que todas las personas están viviendo una de ellas. “Esta vida tiene que ver con procesos evolutivos, con edades, pero, a veces no es así. Por ejemplo, mi segunda y mi tercera vidas las tuve que transitar a la par porque la vida no es ordenada. Si la vida fuera ordenada, como si viviéramos en una sociedad perfectamente programada, cada uno viviría la vida de una manera cronológica y perfecta, pero la vida no es así”, explicó.
“Nuestras decisiones nos impulsan a tener la edad de la segunda vida para estar viviendo la tercera, o al revés. Entonces, la propuesta del encuentro es que, más allá de la edad que tenga la gente, que pueda darse cuenta de cuál vida está viviendo de acuerdo a los propósitos por los cuales está trabajando en la vida”, remarcó.
Todos los caminos no siempre conducen a Roma
Por otro lado, desmitificó la popular frase “Todos los caminos conducen a Roma”. Al respecto, Cartañá consideró: “La peculiar frase es falsa porque el único camino que me lleva a Roma es la línea recta entre mi persona y la ciudad de Roma. Por eso hay un dicho que me gusta mucho que dice ´Nadie está más perdido que aquel que desconoce su destino´. Si vos querés ir a algún lugar en la vida, antes de dar el primer paso tenés que sentarte a planificar hacia dónde querés ir”.
En relación a la UNLaM, sostuvo: “Recordaba que hacía diez años que no hablaba en una universidad. Fui docente muchos años, pero por falta de tiempo no ejercí más. Me encanta este espacio, me parece espectacular. Además, de todas las vidas que he vivido, el período más feliz de mi vida fue el universitario”.
También afirmó que es un ser eminentemente académico y que siempre trata de que sus charlas o clases sean lo más informales posible. “Me crié con la frase de ´La letra con sangre entra...´ en mi época se decía eso y nunca entendí, entonces, me preguntaba: ¿por qué no se puede aprender divirtiéndose? ¿Por qué no podemos hacer una clase entretenida y no por eso perder seriedad? La sabiduría no va a contramano de la diversión. Sin embargo, me preocupan aquellas personas que fingen ser brillantes y hablan con términos difíciles para que nadie los entienda. Creo que la brillantez no tiene que ver con que no te entiendan, sino todo lo contrario, que todos comprendan lo que estás expresando”, cerró.