La Colección Robin Hood o la temprana pasión por leer

Fueron libros populares que formaron en la lectura a millones de personas durante varias generaciones. El investigador Carlos Abraham, autor del libro “El sabor de la aventura”, cuenta detalles de este gran legado cultural que cruzó las fronteras de varios países de Latinoamérica y Europa.

Esta historia habla de libros de tapas amarillas, ilustraciones coloridas y títulos inolvidables. Esta es la historia de parte de la formación de millones de niños y adolescentes que tuvieron la fortuna de recibir de regalo “La isla del tesoro” o “Bomba”. Para ahondar en lo que fue la icónica colección de libros Robin Hood, Radio Universidad charló con un especialista: Carlos Abraham, autor del libro “El sabor de la aventura” e investigador. A partir de este momento se recomienda apagar los celulares y por un rato volver a la infancia, la mejor de las patrias.  

¿Cómo nació la Colección Robin Hood?

Robin Hood fue una colección creada por la editorial ACME, una editorial argentina que había comenzado en los años 20. Era una empresa distribuidora de libros y revistas dirigida por Modesto Ederra. En sus orígenes había sido creada por un estadounidense llamado Charles Harris. Ederra entró como empleado de la empresa. Cuando Harris debió volver los Estados Unidos, Modesto compra la firma. Era una distribuidora de libros y revistas extranjeras, especialmente en inglés. Y Modesto había vivido algunos años en Estados Unidos, donde había estudiado contabilidad y había aprendido la lengua inglesa.

Luego se produce una fusión empresarial entre ACME AGENCY y una editorial creada por Amadeo Bois. En 1942, por la Segunda Guerra Mundial, a Ederra se le había hecho muy difícil importar revistas, y a Bois distribuirlas en las librerías. Entonces, se dio una unión de hecho entre un distribuidor y un editor.

¿Qué pasó luego de la fusión de las dos empresas?

ACME ya tenía otras colecciones que fueron apuntalando el camino y dándole un lugar muy importante en el mercado editorial. Hacia 1941, es decir un año antes, Amadeo Bois crea una librería y distribuidora muy importante de Buenos Aires junto a la firma Hachette y publica libros como “David Copperfield” y “Robin Hood”, entre otros. Al terminar el contrato que tenían ambas empresas, Bois pasó a ser parte de la editorial ACME AGENCY y siguieron con las publicaciones.

Robin Hood, la consagración de un éxito popular

¿Ese fue el comienzo de un fenómeno editorial?

Así surgió la Colección Robin Hood, que siguió publicando títulos propios y títulos nuevos hasta el año 1986 y luego se dedicó a reediciones. Algunos libros famosos fuero “Don Quijote de la Mancha”, "El llamado de la selva”, y “Los tres mosqueteros”.

 Un rasgo interesante es que también apuntaba al público adolescente femenino, por ejemplo, con “Heidi”, “Mujercitas”, y “Hombrecitos”.

La etapa de las reediciones se cerró en 1992, pero tuvo dos resurrecciones: una en 1998 con 40 títulos de la colección Robin Hood Aniversario. Era muy distinta a la original: no constaba de tapa dura sino de tapa blanda, con formato mucho más pequeño y eso le confería una apariencia más moderna, aunque menos atractiva. Se mantuvo el color amarillo. Las ilustraciones originales de los volúmenes estuvieron reducidas a un pequeño recuadro y a veces se fueron modernizando. Y esa colección fue realizada aun en vida de Modesto Ederra.

De hecho, el editor dio muchas entrevistas diciendo que era necesario la modernización de la colección. Sin embargo, no gustó a muchos lectores.

Entre 2010 y 2011 hubo una edición de 15 títulos en el formato clásico. Ederra, de 90 años por aquel entonces, tenía el proyecto de publicar títulos nuevos de autores nacionales mediante concursos, pero el proyecto quedó trunco.

¿Por qué eligieron ponerle Robin Hood a la colección?

Viene del hecho de que en 1938 se había estrenado un filme muy famoso sobre el aventurero de Nottingham. Que estaba interpretado por Errol Flynn y por Olivia de Havilland, que era una película extremadamente popular. Y, además de las aventuras, contenía un mensaje moralizante debido a que Robin Hood era un héroe benévolo, como dice la proverbial frase: “Robaba a los ricos para darle a los pobres”. Es decir, no estaba motivado por el egoísmo y se consideró que la novela, aparte de narrar peripecias interesantes, también tenía una función edificante. Por otro lado, está la noción de la rebelión contra la injusticia, lo que agregaba heroicidad.

¿Cuántos títulos se publicaron a lo largo de tantas décadas?

Aparecieron unos 238 títulos en la colección en 239 volúmenes porque hay uno llamado “Autobiografía” escrito por Mark Twain, que abarcó dos tomos. Es decir, fue una colección bastante extensa tanto en cantidad de números como en lo temporal.  Y eran libros de tapa dura que tenían sobrecubierta. En sus últimos años, en los 70 y los 80, la colección dejó de lado de las sobrecubiertas y las tapas siguieron siendo duras, que pasaron a ser plastificadas.

¿La colección Robin Hood se inspiró en alguna experiencia similar en el exterior?

Estaba inspirada en una colección estadounidense de Nueva York llamada “Famosos Cuentos de Aventura” o “Famosas Historias de Aventura”, que también tenía tapas amarillas y cierta similitud en el catálogo de los títulos. Especialmente en los primeros tiempos. Después, la colección Robin Hood se volvió más independiente. Pero hay ciertas características comunes en cuanto al formato y el arte de contratapa inicial. A los editores locales les gustó el formato de esa colección estadounidense y decidieron hacer una versión local.

¿Cuáles son tus libros favoritos?

Por ejemplo, “El Capitán Rebelde” de Rodolfo Bellani, un autor argentino que era un auténtico aventurero en la vida real. Escribió más de 300 libros bajo seudónimo. Luego está “Alicia en el país de las maravillas” y “Alicia en el país del espejo” de Lewis Carol, “El último mohicano” de James Fenimore Cooper. Pero si yo tuviera que elegir, me decidiría por toda la obra de Emilio Salgari, de Mark Twain y de Robert Louis Stevenson, especialmente “La isla del tesoro”.

Luego de revivir emociones y tantos recuerdos vinculados con la infancia y la adolescencia, la charla con Carlos Abraham terminó. Ya puede encender el celular.