Juan Ramón Jiménez, el premio Nobel de Literatura que criticaba la ortografía
El autor de “Platero y yo” nació el 23 de diciembre de 1881 en Moguer, Huelva, España. Es llamado el “Andaluz universal”. Le otorgaron el Premio Nobel de Literatura en 1948. Para el poeta, “hay que escribir como se habla”. Por ese motivo aparece la “J” en su apellido.
Por Daniel Artola
“Platero es pequeño peludo y suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro”. Así comienza la novela “Platero y yo” del poeta Juan Ramón Jiménez, publicada en 1914. Es considerada como una de las obras más conocidas en español en el mundo que fue leída por numerosas generaciones de alumnos de las escuelas primarias.
Esa descripción del asno y su presentación es considerada como uno de los comienzos más bellos de la literatura. La precisión de su escritura, acrecentada por la calidad de JRJ como poeta, hicieron de la historia de las anécdotas autobiográficas de un joven y su mascota uno de los momentos notables de la literatura. Convengamos que Jiménez se formó como poeta y ya tenía publicada una serie de libros interesantes que lo hicieron conocido desde joven. Pero, indudablemente, su luz brilló más cuando Platero se hizo popular.
Juan Ramón Jiménez nació en Moguer, Huelva, el 24 de diciembre de 1881 en una familia de empresarios bodegueros. Tuvo una formación en buenos colegios, pero la vida se trastocó con la muerte del padre y la ruina económica. De alguna manera los planes del poeta se trastocaron para hacerse cargo de la familia. Jiménez padeció episodios depresivos durante toda su vida y vivir internaciones terapéuticas. Frecuentó la amistad de Rubén Darío, Valle-Inclán, Azorín y Pío Baroja.
Publicó varios libros, fundó revistas y viajó bastante. A veces tuvo que hacer las valijas por cuestiones políticas ya que en la Guerra Civil española de 1936 apoyó a los republicanos y al poco tiempo abandonó el país por una serie de amenazas. Se radicó en Miami y se casó con la española Zenobia Camprubí, quien apoyó su tarea de escritor. En esa época de extranjero publicó “Romances de Coral Gables”. Atravesó nuevas internaciones prolongadas por su depresión, siempre acompañado por su esposa.
Visita a Argentina y Uruguay
En agosto de 1948, el matrimonio llegó en barco desde Nueva York a Buenos Aires invitado por la revista “Anales de Buenos Aires” que dirigía Jorge Luis Borges. Fue recibido de manera muy calurosa por colegas escritores. Hay fotos con una jovencísima María Elena Walsh, quien luego sería su discípula, y otros noveles poetas. También conoció otras ciudades y Uruguay. En su paso por el Río de la Plata escribió “Animal de fondo”. Dio conferencias, acompañado por su esposa, en La Plata, Rosario, Santa Fe, Paraná y Córdoba. Y visitó en Alta Gracia, Córdoba, la casa de su amigo el músico Manuel de Falla, fallecido dos años antes, que vivía en Argentina como exiliado.
Juan Ramón Jiménez y la ortografía
Algunos escritores levantan la voz para objetar las reglas de ortografía, y JRJ fue uno de ellos. “Se me pide que esplique por qué escribo yo con jota las palabras en “ge”, “gi”; por qué suprimo las “b”, las “p”, etc., en palabras como “oscuro”, “setiembre”, etc., por qué uso “s” en vez de “x” en palabras como “excelentísimo”, etc. Primero, por amor a la sencillez, a la simplificación en este caso, por odio a lo inútil. Luego, porque creo que se debe escribir como se habla, y no hablar, en ningún caso, como se escribe. Después, por antipatía a lo pedante”, afirmó. Buscaba sencillez y simplificación.
Con todo, en 1956 ganó el Premio Nobel de Literatura, pero está alegría se tornó tragedia porque a los tres días murió su esposa y la tristeza fue tan grande que nunca se pudo recuperar. El escritor murió en Puerto Rico, donde residía, el 29 de mayo de 1958 y sus restos descansan en su pueblo natal, Moguer. Hay homenajes permanentes, una fundación que promueve a nuevos escritores y esculturas en las calles que lo hacen inmortal.