Juan José Campanella nunca para de soñar

El director prepara la versión cinematográfica de “Mafalda”, al tiempo que dirige capítulos de “La ley y el orden”. En diálogo con Radio Universidad desde Estados Unidos, el artista premiado con el Oscar habló de la fama y el placer de trabajar con amigos, entre otras cosas.

El director de la recordada “El secreto de sus ojos”, Juan José Campanella, charló largo y tendido con Hernán Garciarena por Radio Universidad. La conversación se paseó por temas que van desde el manejo de la fama, los amigos, la profesión y los proyectos.

Desde Estados Unidos, donde graba la serie “La ley y el orden”, Campanella confiesa que, “después de 20 años sin lograr que las cosas sucedan”, el Oscar a Mejor Filme Extranjero por “El secreto de sus ojos” lo puso delante de las cámaras. Campanella prefiere estar detrás de las luces, pero comprende que “el verdadero trabajo de este oficio es salir a vender el producto y hacer prensa”. Una cosa lleva a la otra para que “un productor ponga un peso en vos”.  

Convengamos que antes de ese suceso extraordinario su nombre sonaba en películas conocidas como “El mismo amor, la misma lluvia”, “El hijo de la novia” y “Luna de Avellaneda”. “La trilogía de la clase media”, define. Y allí surge el actor fetiche, Ricardo Darín. “Con Ricardo somos una comunidad creativa, somos de la misma edad y compartimos gustos”, expresa.

Está claro que, para Campanella, equipo que gana no se toca: Darín está siempre en sus proyectos. Pero mantiene al resto de su gente, esa que no se ve tanto. “Estoy rodeado de personas mucho más talentosas que yo”, describe, y afirma: “Me sonrojo cuando hablan de mí”.

Una vez iba a Castelar, a la casa del escritor y colaborador Eduardo Sacheri, y vio en un puesto callejero de películas truchas un cartel que anunciaba: “La última de Campanella con Darín y Francella”. El cineasta hubiese hecho un cartel al revés. “No soy un pintor que trabaja solo. Reconozco que tengo el valor de elegir buena gente para trabajar”, se describe.

Mafalda, a la pantalla grande

Ahora, ese grupo creativo lo acompaña en otro desafío que es llevar al cine a “Mafalda”, la tira de Quino. “Soy fanático desde que tenía ocho años”, afirma con entusiasmo, y advierte que tiene el desafío de agradar a los fanáticos, adaptarla a la época y sumar nuevos públicos.

Ahí asoma “la cuestión de lo políticamente correcto para la sensibilidad de hoy en día”. Para ejemplificar la cuestión pone de ejemplo a Susanita, que es “una flor de racista”. Pese a ello, el creador sostiene que “Mafalda” no es para chicos, sino para un público más grande: “Yo soy de la idea de mantener el espíritu. Hoy en día también existen las Susanitas, aunque el rol de la mujer haya cambiado”.

Campanella reconoce que sus películas “tocaron una fibra de la gente” y, por eso, sus obras son recibidas con gran cariño. Recuerda que “Luna de Avellaneda”, con el marco de la crisis de 2001 tuvo un impacto no solo en los cines, sino en la sociedad. Su historia del club de barrio que estaba a punto del remate movilizó a la población y a legisladores que sacaron leyes para proteger a esos espacios.

Campanella sostiene que en esa película la gente encontró un punto de unión colectiva en tiempos revueltos. Entonces aparece la discusión de si el arte puede cambiar un país o solo interpreta lo que pasa. Quizás pone el problema en un primer plano de observación. “¿Habrá otra ´Luna de Avellaneda´ que termine con la grieta?”, pregunta el entrevistador. “Estoy exhausto de la grieta y la política, bajemos cuatro cambios, hagámonos cargo de que hemos defendimos gente que nos defraudó y busquemos un lugar común”, responde. O una película que les guste a todos, o casi.