Gladys Florimonte: "Hace mucho que no hacía algo fuerte en el cine"
La actriz habló sobre su actuación en "La Chancha", dirigida por Franco Verdoia, que debuta este jueves por CINE.AR Tv. Su experiencia en el filme dramático, la preparación de su personaje y la repercusión del proyecto en su vida.
Sorprender al público, ya sea en un proyecto cinematográfico, teatral o televisivo, no es tarea sencilla. Pero Gladys Florimonte lo logra en cada obra artística de la que forma parte al interpretar personajes heterogéneos y singulares que reciben elogios, tanto de los espectadores, como de los críticos. Desde las puestas escénicas El casamiento de Laucha y Una pareja, un enano y una vieja, en el Teatro San Martín, hasta Una familia especial en distintos escenarios, pasando por Brigada cola, Chiquititas y Showmatch en la pantalla chica, la actriz ha demostrado que no le teme a los desafíos y cada propuesta es una nueva oportunidad para desplegar su formación y talento.
En esta ocasión, estrena el filme La chancha (2020), dirigido por Franco Verdoia, cuyo debut será este jueves a las 20, por CINE.AR Tv. En el drama y thriller psicológico, Florimonte personifica a Alicia, una mujer que, sin querer, precipita un desafortunado encuentro entre su marido Miguel (Gabriel Goity) y Pablo (Esteban Meloni) durante la Semana Santa en las sierras cordobesas. A partir de dicho cruce, Pablo revive un evento traumático de su niñez.
¿Cómo fue tu ingreso al proyecto cinematográfico?
Un amigo me comentó que se iba a comunicar conmigo un director joven y premiado llamado Franco Verdoia, que había pensado un personaje para mí, en un drama. Y yo pensé '¿Qué está diciendo? Me parece que está equivocado'. Le pregunté si estaba seguro y me respondió que sí, que Franco quería conocerme y charlar conmigo. Así que nos encontramos en un bar de Córdoba, hablamos, me contó el proyecto y que él, en realidad, lo había escrito para mí, que le gustaba que lo hiciera yo porque tenía todas las características para ese personaje. Después de un par de meses, me volvió a llamar porque se iba a hacer la película, una coproducción con Brasil que se iba a filmar en La Cumbre, Córdoba, lo cual me encantó.
¿Cómo fue el proceso de construcción de tu personaje?
Firmé el contrato y nos juntamos con el director a improvisar para sacarme todos los tics de comicidad. Es un genio Franco, hizo un trabajo maravilloso conmigo y creo que está a la vista. Cuando estuvimos en el rodaje me decía 'Ahora, no muevas mucho las manos' o 'No gesticules mucho con las miradas', era todo muy cortito y chiquitito. Al principio, me sentía rara, hasta que él me dijo que confiara, y así fue. Hubo un trabajo muy exacto en cada escena que grabábamos. Hay una secuencia de una cena que duró seis horas, porque primero hacía mi texto yo, después el Puma, volvía a mí, seguía Meloni, Raquel, y así.
Alicia es una mujer que conoce a su marido menos de lo que cree...
Sí, una pobre mujer que está con un psicópata. Ella vive la vida bien, pendiente de él y no se imagina absolutamente nada, hasta que nota que está pasando algo raro. Componer ese personaje es difícil porque no lo puede ver, al estar al lado de un psicópata a veces te das cuenta y, otras, no. Ella es una mina divina, que se ríe de todo, le gusta ir a veranear y desconoce mucho. Inconscientemente lleva a desatar el conflicto de esta gente, haciéndose amiga de Pablo, Kelly y el nene.
A modo de balance, ¿qué representa esta película en tu vida?
A nivel profesional, creo que me abre una puerta al público y a los productores que nunca me han visto trabajar en la parte dramática, que están acostumbrados a verme en todo lo que es la beta cómica. A nivel personal, hace mucho que no hacía algo fuerte en el cine, que me encantó por el hecho de hacer algo nuevo y prestigioso. Estar con Franco, que es un gran director, al lado de un actorazo como es el Puma Goity, con Esteban que la rompe y con los compañeros brasileros Raquel y Rodrigo.
¿Cuáles son las particularidades de actuar en cine a diferencia de ámbitos como la televisión y el teatro?
Es otra cosa. Yo a la televisión estoy acostumbrada, sé cómo son las grabaciones y manejo más todo eso; el cine, recién ahora, e implica otra amplitud y otros gestos. El teatro es lo más, yo lo amo, es vivo, lo tenés ahí, es hoy. En el cine y en la televisión podes cortar y volver, en el teatro no, pasó, es ese momento, si te olvidaste la letra tenés que resolver y si te sentiste mal, tenés que terminar de hacer la escena. Es totalmente diferente.
¿Consideras que hay ciertos prejuicios con determinados géneros?
Sí, te encasillan, y esto que hago en el cine también va a servir para mostrar que no solamente es la comicidad lo que hace uno. Cuando uno es actor, hace todo, algunas cosas mejor que otras. Yo empecé en el San Martín, estudié con Agustín Alezzo y Augusto Fernández, ellos no iban mucho con la comicidad, pero mi maestro me fue a ver un día y me dijo 'Realmente, extraordinario'. Aprendí mucho y hago las dos cosas, lo que pasa que mi beta más fuerte la comedia. No cualquiera hacer reír, varias veces fui a un teatro y había gente en el público que iba mal intencionada, que te mira como diciendo '¿A ver qué vas a hacer? ¡Hacéme reír!', porque lo sentís. Cuando yo los veo así, voy directamente ahí, y hasta que no les saco una sonrisa, no paro, te puedo asegurar que es así.