Santiago Armas Estevarena, la revelación de “Argentina, 1985”: “¡Todavía no lo dimensiono!”
El actor de 14 años interpreta a Javier Strassera en la aclamada película nacional que se proyecta en la pantalla grande del Teatro Universidad. Habló sobre su llegada al proyecto y los desafíos que debió superar. El valor del filme para su generación y su ascendente camino artístico.
Tras ser partícipes de las movilizantes funciones de Argentina, 1985 en el Teatro Universidad (Florencio Varela 1.903, San Justo), los espectadores resaltan diversas cuestiones de la película dirigida por Santiago Mitre, como el comprometido abordaje del acontecimiento histórico, las significativas emociones generadas y las notables actuaciones, entre ellas, la de Santiago Armas Estevarena. Conocido inicialmente como “El nene de Argentina, 1985”, “el hijo de Darín”, “el hijo de Strassera” o “Strasserita”, el actor de 14 años adquirió gran popularidad y reconocimiento por su distinguida interpretación de Javier Strassera en el aclamado filme nacional.
En el relato de ficción -basado en hechos reales- que transcurre a mediados de la década de 1980, el niño acompaña a su padre, el fiscal Julio Strassera (Ricardo Darín), en las diferentes instancias del juicio más importante de la Historia Argentina: el Juicio a las Juntas. Ya sea en la intimidad de su hogar, o en la inmensidad del Tribunal, el chico atiende las incertidumbres de su progenitor, escucha las impactantes declaraciones de los testigos durante el proceso judicial y percibe los peligros que acechan a su familia.
Antes de convertirse en el pequeño Strassera, Santiago debió superar diferentes pruebas. Para arribar a la primera audición fue clave una recomendación proveniente de un proyecto artístico previo. Es que el iluminador de la obra Joey, que el joven hizo en 2019 en El Cultural San Martín, sugirió su nombre a Mariana Mitre, una de las directoras de casting de Argentina, 1985. Más tarde, el muchacho se enteró del filme a través de una notificación que llegó a su madre, Guadalupe Estevarena.
El primer casting fue vía Zoom y, el segundo, presencial. En este último ya estaba preseleccionado para el personaje, al igual que otros chicos. “Para ambos hice la misma escena, que es la primera en la que estoy con mi papá y hablamos sobre la investigación a mi hermana (Gina Mastronicola), que le cuento que se ve con un chico en un club, en Libertad y Arenales. Era como un espía chiquito, que parece grande, con algo de seriedad, pero, a la vez, ¡tiene trece años! Me gustó que haya sido la misma escena porque la llevé al callback bien pulida”, recordó Armas Estevarena.
Finalmente, se confirmó la esperada noticia: su ingreso al largometraje de Santiago Mitre. “Ese día tenía clases a la tarde, de hecho, por el proyecto me cambié de turno. Cuando terminé la clase, fui a la cocina y estaba toda mi familia. Ahí me dijeron '¡Santi, quedaste para la peli!' Empecé a saltar, a gritar, a reírme, no podía creer que había quedado, ¡fue un flash terrible!”
Una experiencia enriquecedora a través del tiempo
En la previa del rodaje, Santiago ensayó tanto con el director como con sus padres de la ficción, Darín y Alejandra Flechner. Al principio leían el guion para encontrar tonalidades, y después repetían el texto. Asimismo, el cineasta y los actores adultos ayudaban al joven a comprender cuál era la función de su personaje en los distintos momentos y su relación con los demás papeles. Por otro lado, en torno al complejo contexto histórico en el que suceden los hechos, recibió información de su familia y del equipo del filme durante la filmación.
Para su viaje a través del tiempo también contó con la ayuda de la vestimenta, la escenografía y los elementos de utilería que integraban el set, los cuales no conocía en profundidad por la amplia distancia generacional. “Estaba lleno de máquinas de escribir, entonces preguntaba cómo funcionaban, empezaba a tocar los botones y me enseñaban. Después, cuando veía un teléfono de tubo, también consultaba y me explicaban”, indicó.
Entre los principales escenarios que transita Javier en la historia se encuentran: la casa, que fue construida desde cero en un set; la fiscalía, que se montó en un lugar que estaba abandonado, y la Sala de Audiencias en Tribunales, donde se hizo el juicio. Sobre este último espacio, señaló: “Fue duro, fuerte, porque decís 'acá estuvo la gente en serio'”.
Respecto a la filmación de la emblemática escena del alegato, interpretada por Ricardo, rememoró: “Cuando él decía 'Nunca más', estábamos todos aplaudiendo, levantados, era impresionante, te imaginabas cómo había sido realmente. También era muy lindo que, después, las Abuelas se ponían el pañuelo, transmitía un montón. Encima eran como 300 personas en todo el Tribunal, ¡increíble!”
Escribiendo un nuevo capítulo
Si bien ya pasó más de un año del rodaje de Argentina, 1985, y transcurrieron varias semanas desde que el filme llegó a la pantalla grande, Armas Estevarena no termina de dimensionar el gran impacto que generó, y continúa generando, la película en el público -nacional e internacional-. “¡Todavía no caigo! Ya cuando me dijeron que iba a estar con Darín me quedé anonadado, en ese momento no me daba cuenta realmente dónde estaba, igual ahora tampoco (risas). No puedo creer que hice una película con toda esta gente, no tengo palabras para agradecer. Tampoco me imaginaba los resultados que está teniendo”, manifestó.
A modo de flashback, mencionó el principal desafío que tuvo que superar en el largometraje: la modulación, debido a que algunas escenas las tenía que repetir porque no se llegaba a entender lo que decía su personaje. Luego, resaltó el espacio que le dio todo el equipo, sobre todo Ricardo, que es con quien compartió más escenas, él le brindó toda su confianza y, a su vez, le posibilitó ciertas libertades creativas, como incorporar sus propios gestos. “La experiencia en sí es un aprendizaje. Era estar en un set con gente experimentada, que tiene la posta. Llegaba con trece años y estaba cumpliendo un sueño”, valoró.
Entre las primeras repercusiones del filme, se encuentra una especial para el actor, que tuvo lugar en la Avant Premiere. Es que, ese día, se encontró con Julián Strassera, es decir, la persona verídica en la que está inspirada su personaje. “Antes no me había contactado con él, sí lo había googleado, para ver cómo era y quién era. Me acuerdo que salí de la sala de cine, estaba saludando a Susana Giménez y, apenas me doy vuelta, lo veo a Julián. ¡Me quedé congelado! Me dio impresión, en el sentido de que él vivió realmente en la familia Strassera. Lo saludé, le dije que no lo podía creer, y nos sacamos una foto”.
Días después, cuando el largometraje llegó a la pantalla grande para ser disfrutado por el público general, se potenció el alcance del relato. En el colegio, el actor detrás de Javier Strassera, cosechó cálidas palabras de parte de sus compañeros y profesores, al igual que cuando salía del subte y una persona lo reconoció como 'el chico de la peli', o cuando paseaba con sus amigos y le dijeron 'fui a ver la peli y te vi'. “En Instagram también recibo un montón de mensajes de felicitaciones. Me llega un montón que un personaje que hice haya gustado, me pone muy feliz y, en parte, es lo que me motiva a actuar, me da más ganas de crear. ¡Todavía no lo dimensiono, es increíble!”, confesó.
Reflexión intergeneracional
En Argentina, 1985 se refleja cómo el Juicio a las Juntas atraviesa a personajes que representan a diferentes generaciones: “Ruso” (Norman Briski) es una persona de la tercera edad que resulta uno de los guías fundamentales para Julio Strassera; este último (Darín) es un adulto mayor que encara las vicisitudes en torno al proceso judicial; luego están los jóvenes adultos, como son el fiscal adjunto Luis Moreno Ocampo (Peter Lanzani) y sus compañeros de equipo conocidos como “los fiscalitos” (Almudena González, Manuel Caponi, etcétera) y, por último, los hijos del fiscal protagonista, que transitan distintos momentos de la adolescencia (Armas Estevarena y Mastronicola).
Sobre el valor de este filme para su generación, Santiago ponderó: “Concientiza a la gente de mi edad, respecto a que, lo que pasaba, realmente era muy fuerte. Es importante para que no nos olvidemos lo que sucedió y no lo dejemos pasar, por más de que nosotros no hayamos estado vivos en ese momento. Fue hace muy poco, y fue terrible”.
En sintonía con esta cuestión, agregó: “A mis amigos les digo 'no te voy a pedir que vayas a verla porque estoy yo, eso no importa, andá a verla porque realmente es una película que se tiene que ver, por lo que trata y lo que dice, ¡es una película histórica!'”
Creciendo entre el cine y el teatro
El interés del joven por la actuación surgió hace varios años, tras ver a su hermano Lucas, quien actualmente tiene 22. Es que, cuando este tenía alrededor de doce, había empezado con los castings a través de su tía materna, Greta Rothkopf, que ya era actriz. En ese entonces, Santiago tenía cinco años y quería hacer lo mismo que Lucas, por lo que arrancó con los castings y comenzó a quedar seleccionado, sobre todo en publicidades. Era un ambiente y una instancia que disfrutaba mucho, y que elegía por voluntad propia, con la compañía de su madre (psicóloga y dramaturga) y su padre Lisandro (psiquiatra y actor).
Tiempo después, su hermano arrancó teatro en la escuela de Nora Moseinco, algo que también entusiasmó a Santiago y le dio el pie para iniciar ese camino en el mismo lugar. Por lo tanto, a partir de sus diez años, el joven detrás de Javier Strassera se adentró en la formación teatral y, a continuación, integró distintos proyectos, desde bolos en una serie y una película, hasta participaciones en cortometrajes y arriba del escenario. Entre sus maestros se encuentra Alejandro Gigena, quien interpretó a Eladio Gómez en La odisea de los giles (2019).
“Desde chico le agarré el gustito a la actuación, y ahora siento que voy creciendo y le voy encontrando nuevas caras. Actualmente, hago teatro con un amigo del colegio y, por ejemplo, nos ponemos a actuar en el subte o en la calle (risas). Le estoy sacando todo el jugo a la actuación, estoy probando muchas cosas, que cuando era chico quizás no me animaba o no había descubierto, es justamente parte del proceso. Cuando vi Argentina, 1985 me dieron ganas de salir y actuar, ¡estoy muy contento y motivado!”, resaltó.
Por último, sobre sus anhelos y metas próximas, expuso: “Es ir viendo lo que va llegando, me encantaría seguir teniendo estos proyectos cinematográficos o teatrales. También es ir eligiendo y no agarrar así nomás, uno tiene que tener cuidado. Es el día a día, ver si me gusta, o no, si me siento cómodo, cómo me viene con el colegio. De hecho, casi no pude hacer la peli por la escuela, ¡lo pienso ahora y es desesperante! Porque antes cursaba en el turno tarde e iba a ser imposible rodar, sobre todo un filme. Por suerte, el colegio me escuchó ¡y me cambiaron al turno mañana!”