“Pepe” Cibrián Campoy: “Las vocaciones son un medio y una forma de vida”
En el marco de la nueva función de Drácula, el musical en el Teatro Universidad, el director, actor y dramaturgo contó la génesis del éxito teatral y el nuevo paradigma del musical.
Considerado el padre de todos los musicales en Argentina, la obra Drácula, el musical regresará el 12 de julio a las 21 al escenario del Teatro Universidad de esta Casa de Altos Estudios. Dicho espectáculo nació de la creatividad y el conocimiento del reconocido director, escritor y actor “Pepe” Cibrián Campoy, quien rememoró cómo surgió este éxito que ya cumplió 32 años y continúa generando los aplausos de los espectadores.
Las entradas pueden adquirirse en la boletería de la sala (lunes a viernes de 11 a 21, sábados domingos y feriados de 15 a 21) o a través de Ticketek.
¿Cómo comenzó a gestarse esta obra maestra?
En principio, le propuse mi delirio a Juan Carlos “Tito” Lectoure. Yo me encontraba en una situación económica muy mala, pero nunca soñé con hacer funciones en el Luna Park. Ya tenía una entrevista pautada. Sin embargo, no sabía qué obra llevarle y se me ocurrió Drácula, aunque hasta ese momento no había leído la novela de Bram Stoker. Me considero una persona osada y atrevida, entonces, planteé ese título y pensé su realización en un teatro de 400 localidades. Le generé tanto entusiasmo a “Tito”, que miró su agenda del Luna Park y me ofreció 40 funciones. Así empezó este proyecto, luego se sumó Ángel Mahler y se realizaron las audiciones.
¿Cómo surgió la idea de crear un Drácula humanizado y pasional?
Comencé a escribir la obra, pero realmente no lo pensé, no sabía si el público lo iba a entender porque nunca se había hecho. Originalmente, eran textos y canciones a dúo, pero cuando tuve el primer ensayo me di cuenta de que el nivel de actuación en relación al nivel de canto era primario, porque los actores eran muy jóvenes, y decidimos con Mahler que toda la obra sea cantada. En el mundo jamás se ha hecho, salvó las óperas; entonces surgió la magia. Cuando empecé a escribir la obra, pensé que uno debía respetar el orden de los personajes, de la historia, porque no había visto películas y un día miré varios filmes, entonces me di cuenta de que cada director había hecho lo que quería con la novela, no importaba nada... entonces “tiré la novela” y dije ´Hago la mía´.
¿Con cuáles de los personajes te identificás?
¡Con Drácula y Lucy! El personaje de Mina Murray es bellísimo, pero no tiene la fuerza frente al público que tiene Lucy, porque a ella le pasa de todo hasta el final de la obra. Tanto Drácula como Lucy tienen una gran fuerza dramática que no poseen los otros personajes. De Drácula me identifica el amor y su necesidad profunda, o esa elección de sacrificar todo, ya sea por una persona, por mi vocación, por mi familia o mis amigos. Tengo mi máquina de escribir muy antigua, de unos cien años, y en ella escribí: '¿Qué sentido tiene la inmortalidad si no estás a mi lado?' ¡Ese es el sentido de la obra! '¿Qué sentido tiene la vida si no hay amor o ternura?'
¿A qué atribuís el éxito de este musical?
Nunca esperé esta devolución por parte de la gente y gracias a Drácula surgieron decenas de escuelas musicales de gente entrenada. He realizado obras en teatros alternativos o sótanos, no nací en el Luna Park, ¡la devolución me supera! La gente es muy mágica; tuve obras exitosas y fascinantes, como Calígula o El Jorobado de París, pero Drácula, el musical tiene algo sin explicación. En la vida hay muy pocas personas que tienen un Drácula que lo identifica, ¡qué suerte que me tocó a mí! Estoy convencido de que va a continuar porque es un clásico y es nuestro.
¿Qué apreciación tenés del género musical actual? ¿Notás cambios en el paradigma?
El teatro musical no existe en Argentina, así como no existe en Italia o en Francia; solamente en Inglaterra o Estados Unidos, porque es parte de su historia de arte y su lenguaje. Muchas obras que han venido como El fantasma de la ópera, Los Miserables o La novicia rebelde no han tenido éxito y las empresas se fueron. Se realizan obras nacionales muy buenas en teatros alternativos con personas entrenadas, pero los empresarios no les dan el espacio en teatros comerciales, por eso tuve el milagro de encontrarme con “Tito” Lectoure. Tuvimos muy malas críticas con Drácula, pero el público lo eligió y cambió el paradigma.
Brindás diferentes clases de teatro, ¿cuáles son las premisas que les enseñás a tus alumnos?
Lo primero que les enseño es la puntualidad, ser buena persona. A partir de ahí, si hay ganas, deseo y compromiso, se pueden lograr maravillosas obras. Me pongo triste cuando un alumno no estudia su texto porque significa que no le interesa. Mis padres me enseñaron la profunda vocación. Las vocaciones son un medio y una forma de vida.
Herencia familiar
“Vengo de siete generaciones de artistas de teatro, tanto del lado de mi madre (Ana María Campoy) como de mi padre (José Cibrián). Mi familia es muy culta y preparada, y de ellos aprendí dos cosas: la ética y la dignidad de pelear por los ideales. De mi madre heredé su humor alucinante, mientras que de mi padre, el compromiso y la honestidad”, remarcó.
Entre proyectos
“Pepe” aseguró que ya ha cumplido todos sus sueños. Ahora, prepara su unipersonal Pepe con Pepe. Por otro lado, el próximo año se reestrenará la obra Dos reinas, dos tronos. Sumado a esto, se cumplen 40 años del debut de la comedia musical Calígula, inspirada en el emperador romano cuya locura lo llevó a creerse un dios soberbio e indestructible, y el director busca que vuelva a escena.