Luciano Cáceres y Malena Sánchez se adentran en una peligrosa secta
El actor y la actriz protagonizan “Frágiles”, la miniserie policial que llegó esta semana a Flow. Hablaron sobre sus intereses en el proyecto, la importancia de la ficción nacional y la fragilidad en sus vidas.
El despojo de las circunstancias personales es una de las singularidades que experimentan los actores cuando pisan un set de filmación, ya que se ponen al servicio de las características y las situaciones que giran alrededor de sus personajes. Tanto Luciano Cáceres como Malena Sánchez tuvieron esta vivencia en reiteradas ocasiones, porque llevan en su haber múltiples historias contadas y sujetos ficticios encarnados. Sin embargo, en Frágiles, la nueva miniserie policial de Flow, a través de sus interpretaciones de Eugenio Goya y Sara Agrego, los artistas transitaron un nivel más de desprendimiento dentro de la ficción, debido a que se distanciaron de la sociedad y se adentraron en una enigmática secta.
El thriller de ocho capítulos, dirigido por Diego Palacio y coproducido entre Flow y Storylab, relata la investigación de un críptico asesinato, en un idílico y perdido pueblo del sur, cometido por Camilo Goya (Ludovico Di Santo), el líder esquizofrénico de una oscura doctrina ideológica/religiosa surgida en las vísperas del nuevo milenio.
¿Qué preguntas recuerdan que les generó Frágiles?
Luciano Cáceres: Primero, en lo personal, por qué el título. Al entrar en la lectura, prontamente entendí a qué se refería, de lo frágiles que somos como seres humanos, cómo podemos ser manipulados, tanto para el bien como para el mal... Somos muy, muy frágiles.
Malena Sánchez: Siempre lo primero que pregunto, antes de leer, es el elenco, con quiénes vamos a estar a cargo de contar esta historia, y ya desde ese lado me parecía que era muy potente. Después, había algo de estar en un mundo completamente distinto, nunca había contado un tipo de historia así. Y también había algo que tenía la parte que a mí me toca, ya que yo soy el prólogo de cada capítulo, soy el pasado que viene a depositar algo para que, en el presente, suceda todo lo que sucede. Entonces, siento que estoy más a disposición de la historia que viene después, por lo que era un rol medio distinto de la narrativa.
L.C.: En la serie conviven dos mundos. El año 1999, donde la compañera pertenece a la secta liderada por el personaje que hace Ludovico, en el cambio de milenio, el fin del mundo, locura total. Y, 20 años después, yo estoy al frente de esta comunidad, pude enterrar este pasado, pero, este mandato que dejó ella hace que, en el presente, el personaje de Carla Quevedo (Olivia) lo despierte y traiga muchos problemas donde todo estaba funcionando bárbaro.
¿En qué se sienten frágiles? ¿Y cómo vehiculizan esa fragilidad desde lo artístico?
L.C.: Los artistas somos seres muy frágiles, por muchísimas cosas. Dependemos de la falta de continuidad, del poder de la autogestión. Después, en lo personal, lo que más me pone frágil, obviamente, es todo lo referido a mi niña, la paternidad.
M.S.: No nos queda otra que ser empáticos. Yo me considero una persona muy frágil, no tengo nada de miedo a esa fragilidad, ni a mi lado vulnerable, incluso es lo que más me hace quererme. Siento que vivimos en una época donde 'todo está re bien, todos somos hermosos y re felices', y no hay mucho lugar para hablar de lo que nos pasa, hay muy pocos lugares de contención, que eso se genera con la empatía y con ser fiel y sincero con lo que a uno le pasa. Es algo que intento mantener, esa cosa genuina de que todos somos frágiles. Y creo que nos alejan todo el tiempo de nuestra fragilidad, porque se supone que tenemos que poder con todo, y me parece que nadie puede con todo.
Ustedes han formado parte de todo tipo de proyectos en cine y televisión, y siguen apostando, ¿qué importancia ven en torno a una nueva pantalla e historia?
L.C.: Son clave hoy este tipo de proyectos, donde se unen el Estado con Renacer Audiovisual, el Ministerio de Cultura, Nacho Viale y Diego Palacio con Storylab, y se suma Flow. Hacen posible que contemos una historia nuestra, de nuestra identidad, con nuestros actores, guionistas, realizadores y laburo local.
M.S.: Para mí, en el mundo somos de las personas que mejor realizamos contenido audiovisual. Sería dramático que dejara de suceder. Se agradece mucho que haya gente que siga apostando, más allá del negocio, porque todo se transformó en una era de lo que funciona. Y creo que contamos historias muy lindas como país. Necesitamos más cine, el INCAA necesita un poco más de apoyo. A mí siempre me pasó que la gente me preguntara '¿te gustaría trabajar afuera?' Y no tengo esa aspiración, si sucede genial. Me encanta viajar y todo, pero Argentina, el contenido que hacemos, el nivel autoral, de dirección, me parece que es único, ¡amo lo que se hace acá! Y representamos en el mundo un lugar re importante. Ahora, me voy al Festival de Venecia y de San Sebastián, donde está lleno de películas argentinas, con 'dos pesos con cincuenta'. Si alguien de afuera ve cómo laburamos acá, ¡realmente es muy admirable!
Perfiles: ¿quién es quién en Frágiles?
Eugenio Goya es una personalidad distinguida del pueblo y encargado de los negocios alrededor de los cursos de éxito ejecutivo y técnicas de superación que ofrece la comunidad “El Destino” llamado “El Manantial”. En principio, parece ser amable y encantador, pero esconde un pasado perverso que comparte con su hermano. Es parte de la secta mesiánica, aunque, con el correr del tiempo, se encargó de lograr un temeroso pacto de silencio.
Sara Agrego es la madre biológica de Olivia. Luego de viajar por el mundo en busca de su destino, detuvo su andar en Los Pinares, cuando en su camino se cruzó Camilo. Sensible y creativa creyó que la comunidad “El Arca”, y sobre todo Camilo, le darían un propósito y un cauce a su vida sin rumbo, pero a través de los años fue cayendo en una trampa que la llevó a la muerte. Durante toda su estadía “El Arca”, Sara escribió decenas de cartas relatando su experiencia dentro de la comunidad. Cuando tuvo la primera oportunidad envió todos sus escritos a su hermana Isabel en Madrid. Finalmente, frente a la posibilidad de su propia muerte, decidió ponerse en contacto con su hermana y ambas articularon el escape de la pequeña Olivia rumbo a España.