Florencia Canale: “Tengo voracidad de conocer la Historia”

La escritora lanzó su novela “La cruzada”, donde la protagonista rompe con el statu quo de la sociedad de los siglos XVI y XVII.

Con una pluma privilegiada, la exitosa escritora de novelas históricas y periodista Florencia Canale lanzó su nuevo libro: La cruzada. Inspirándose en Catalina de Erauso, mejor conocida como la Monja de Alférez, la novelista realizó un profundo trabajo de investigación y de campo para conocer la vida de una de las mujeres más valientes y avasallantes de la historia de Europa y América.

En una entrevista exclusiva con El1, Canale manifestó sus deseos de continuar escribiendo acerca de las personalidades del pasado que forjaron con tenacidad los inicios de las naciones. A su vez, aseguró que la investigación es la fase que más le interesa antes de escribir una obra.

¿Cómo te atrapó la historia de una mujer de los siglos XVI y XVII?

Hasta el momento, me había dedicado a escribir sobre el siglo XIX referido a esta región cuando todavía no era un país como tal. En este caso, me voy siglos más atrás y me atrevo a cruzar océanos. Me voy a la Europa de 1500 y 1600 porque en ese tiempo existía una mujer llamada Catalina de Erauso, que nació en la ciudad española San Sebastián y se transforma en una celebridad.

Además, escribió una suerte de biografía y, así, instituyó la figura de escritora, cruzó océanos, peleó como soldado. Se vistió como varón para para sobrevivir... ¡para mantenerse viva!

¿Cómo llegaste a este personaje histórico?

Catalina tuvo una vida de aventuras y me atrapó inmediatamente. En mi búsqueda por nuevos personajes, revisé la historia de Bernardo de Montegudo, que tiene su novela: El diablo. Así, entre registros bélicos y de política me encuentro con esta mujer de la cual no tenía noticias. Entonces empecé a buscar información sobre ella, me empapé de las tradiciones bolivianas, peruanas y tucumanas, que son fundamentales para los escritores y curiosos.

Su personalidad era avasallante y deslumbrante, por eso hablé con mi editor y ambos quedamos fascinados con su historia. Esta es la vida de una mujer diferente, aventurera, en búsqueda de una nueva vida y de libertad.

"Catalina de Erauso tuvo un vida de aventuras y me atrapó inmediatamente".

Florencia Canale

A grandes rasgos, ¿quién era realmente Catalina?

Hay que tener en cuenta el contexto en el que vivía: en el trono estaba Felipe II, el gran emperador español, había persecuciones por parte de la Inquisición y costumbres que hoy no existen y que miraríamos con desazón.

Catalina venía de una familia numerosa y, a los cuatro años, había sido internada en un convento, lo que se llamaba el claustro. Estuvo muchos años allí, hasta que decide que esa no era la vida que realmente quería. Para continuar con vida, ya que era perseguida, se viste con ropa de hombre, se corta el pelo y se busca una nueva vida en España y Francia, y cruza el Océano Atlántico.

¿Cómo fue el trabajo previo a la escritura de la novela?

Siempre intento viajar a los lugares donde sucedieron los hechos históricos; a veces puedo y a veces no. En este caso, viaje a San Sebastián, que es una ciudad deslumbrante: mi paso por ese lugar fue muy enriquecedor. Luego estuve en Veracruz, México, donde en un principio estuvieron sus restos. Sin embargo, años después desaparecieron.

¿Qué licencias te has tomado al momento de escribir sobre Catalina de Erauso?

Ella escribió sus memorias, ahí tenemos algo a nuestro favor. La tenemos en todo caso de primera mano, porque yo creo que, sin saberlo, lo que hacía era el ejercicio de la escritura. Las licencias que me tomé son a partir de esos datos duros, entonces uno genera escenas casi en 3D en la cabeza.

Sus textos eran bastante planos, a diferencia de la escritura actual, porque nosotros tenemos la historia de la literatura universal y la dinámica de la novelística a través de los siglos. Entonces tuve la posibilidad de ahondar en el personaje. A su vez, tuve acceso a otros textos y documentaciones.

A medida que conocías la historia de la Monja de Alférez, ¿qué te ha sorprendido de su vida?

Al investigar sobre ella me di cuenta de que aquietó la pasión amorosa y despertó otra pasión: la vital. Tuvo el instinto de supervivencia y desafió los altos poderes de la época, o sea: no cualquiera hubiera podido desafiar las leyes de aquellos años. Es decir, el poder eclesiástico, político y la Inquisición.

Seguramente, muchos hombres y mujeres se sintieron intranquilos con el status quo, pero en general las mujeres obedecían los mandatos parentales y sociales

¿Quedaron preguntas sin responder?

Quedaron algunos cuestionamientos y desafío a los lectores a encontrar respuestas conmigo. Me pregunto ¿por qué ella fue al convento?, ¿por qué no eligieron a otra de sus hermanas?, ¿qué le pasó a ella en su vida? Intento responder esas preguntas, tal vez, por la relación de su padre y hermanos, tal vez jugaba con dagas.

En aquellos siglos, los varones dedicaban su vida a honrar al rey, mientras que las mujeres honraban a Dios en el convento, salvo a una que era la casadera, es decir, la encargada de tener descendencia. Catalina era la menor de todos los hermanos y tal vez su vida, previo a la clausura, despertó su curiosidad de mundo.

¿Qué parte del proceso previo a la escritura te gusta más?

Yo te diría que la parte de la investigación. Lo que más me apasiona en la vida es leer. Por supuesto que la escritura es muy adictiva, es como un vicio del que no quiero salir. Pero, a su vez, no hay escritura si no hay lectura. A cualquier persona que quisiera iniciarse en la escritura, yo le digo que pase una buena parte de su vida leyendo.

¿Acerca de qué personajes de la Historia no escribirías y en cuáles te gustaría enfocarte?

Hoy te podría decir que los descartados son los personajes del presente o los de la década de 1930. Diría del siglo XX en adelante, porque para mí eso es presente. Tal vez en algún momento cambio de opinión. Sí tengo personajes que me han susurrado al oído desde muy chica, como Juana de Arco o Juana La loca, personajes que me inquietan ya que son tan lejanos a nuestra tierra y origen.

Además, a medida que voy escribiendo, voy descubriendo nuevos personajes. Por suerte, tengo ansias constantes, tengo una voracidad de conocer la Historia. Saber es lo que me mantiene viva, no tener ganas es estar muerto.

"Saber es lo que me mantiene viva. No tener ganas es estar muerto".

Florencia Canale

¿Te han censurado o sentiste algún tipo de censura al escribir sobre próceres o personajes históricos como Juan Manuel de Rosas o Belgrano?

No. Por supuesto, hay algunos intercambios después de escrito y quienes escribimos elegimos qué escribir y qué dejar de lado. Porque, si no, sería una novela eterna.

No me censuro, sino que intento ser lo más objetiva posible porque escribo de personalidades históricas; con algunas, es un desafío sinuoso. También intento exponer a los personajes con todos con todas sus tonalidades, es decir, toda su oscuridad y su luz.

¿Qué consejos brindarías a estudiantes de la carrera de Periodismo o Comunicación Social?

Diría que busquen la verdad. Es necesaria la búsqueda permanente de la noticia, sentir que nada es suficiente, aunque en algún momento hay que publicar la noticia.

Ser periodista no es poca cosa, hay que tener ganas, ser valiente e inconsciente. Recomiendo la necesidad de ejercer periodismo gráfico, en estos tiempos en que la imagen, el vacío de contenido por sobre la deidad de las formas y la monstruosidad de la inteligencia artificial está haciendo mucho pie.

La novela

Entre aquello que en realidad fue y lo que pudo haber sido, Catalina de Erauso forjó su propia leyenda. La de una mujer que se animó a transgredir en el siglo XVII cualquier tipo de orden.

Hija de una acomodada familia de San Sebastián y menor de seis hermanos, a los cuatro años fue internada en un convento de dominicas. De inmediato, su rebeldía y su intransigencia se hicieron carne. A los quince huyó, se dio a la fuga, salió al mundo.

Así, decidió vestir con ropa de hombre y vivir su vida como un varón. En adelante, nada de lo humano le fue ajeno. La furia y la guerra marcaron tanto su piel como cada uno de sus días. Con su identidad apócrifa viajó sin rumbo. Cruzó el Atlántico, luchó y mató por su rey, pero también por ella misma.

Con una pluma privilegiada, Florencia Canale reescribe una historia, la de la Monja Alférez, que bien puede ser leída en clave de andanzas y aventuras, pero que a la vez no teme a la densidad y la bruma de una mujer que buscó escapar del mundo.

El perfil de Canale como cantante

Durante la década de 1980, Florencia Canale tuvo una exitosa carrera como modelo e incursionó en el mundo de la música. “Lo que recuerdo es que siempre fui una persona bastante precipitada... ¡eso es inevitable en mí! Es decir, pararme en los precipicios y arrojarme a esas piletas, incluso, sin agua. Me encanta la música, me gusta vivir rodeada de música, considero que canto bien. Siempre privilegié la experiencia antes que el deseo inconcluso”, cerró.