Cecilia Rossetto: “Tengo muchas armas para la interpretación”
La actriz y cantante participó en la serie “Diciembre 2001”, en la que encarna a una profesional de la salud. En diálogo con El1, recordó cómo trabajó su personaje en la obra audiovisual y adelantó sus nuevos proyectos literarios.
Una de las etapas más crudas y difíciles de sobrellevar para los argentinos fue, sin dudas, la crisis económica, social y política de 2001. En ese contexto, el país atravesaba momentos de incertidumbre en todos los ámbitos: la economía se desplomaba, los ahorros de los trabajadores se disolvían, los bancos ya no eran confiables, se desataron numerosos saqueos a supermercados y grandes masas de personas salieron a las calles con sus cacerolas al grito de “¡Que se vayan todos!”
Esa sucesión de acontecimientos fue plasmada magistralmente por el director Benjamín Ávila en la nueva serie Diciembre 2001, disponible en la plataforma de streaming Star+. Se trata de una súper producción protagonizada por Jean Pierre Noher, Luis Machín, Luis Luque y Cecilia Rossetto, entre otros artistas. Allí, la reconocida actriz y cantante se colocó en la piel de Inés Bruno, una profesional de la salud que, como muchos trabajadores, perdió sus pocos ahorros y se encontró en una encrucijada para subsistir.
El proyecto comenzó a gestarse durante la pandemia, ¿cómo fue la convocatoria?
Para mí, fue un orgullo que Benjamín Ávila, a quien admiro por su película Infancia clandestina, me convocara. Realicé un casting a través de una videollamada y me resultó un poco gracioso ya que me cuestionaba a mí misma: “¿Qué podría mostrar como actriz a través de Zoom?” No fue nada fácil porque tenía que hablarle a una camarita como si fuera el gerente de un banco. Le tengo mucha confianza a Benjamín, por eso, acepté la propuesta. Además, reconozco que, a mis años, tengo muchas armas para la interpretación.
¿Cómo fue el rodaje en el marco de la crisis sanitaria de 2020/2021?
La filmación fue muy complicada porque se rodó durante la pandemia y en invierno. Las temperaturas eran bajas y había que actuar como si fuera el verano de diciembre de 2001. Todos los días, nos teníamos que hisopar, usar el barbijo y mantener las normas de higiene... ¡Fue una locura! Sumado a esto, a las escenas del hospital las rodamos en un nosocomio abandonado; entonces, el frío y la humedad eran intensos.
En ese marco, la conformación de tu personaje, es decir, una profesional de la salud...
En el contexto que estábamos viviendo por la expansión del coronavirus, no lo pensé. Mi papel y el de Diego Cremonesi, que interpreta a mi hijo, son los únicos que son ficticios. A diferencia de otros actores, que representaron a personajes reales e históricos, no tuve que buscar características específicas. En mi caso, me concentré en la emoción y llevé a cabo un trabajo de introspección ya que viví ese momento: me quedé sin ahorros para sustentar a mi familia, sin trabajo y tuve que dejar mi país. Entonces, antes de filmar una escena, recordaba la desesperación que había sentido.
¿Qué definición le darías a esa época de crisis social, política y económica?
La definiría como la desesperación absoluta. Tanto la clase media como la baja sufrieron mucho, y no era necesario tener un millón de pesos en el banco. La doctora a la que interpreto tenía ahí los pocos ahorros para su jubilación y los perdió. Han pasado más de 20 años y parece que fue ayer; además, tenemos muy fresco el dolor en el pecho y el sufrimiento.
Luego de la serie, ¿cuáles son tus próximos proyectos?
Dejé los escenarios para dedicarme a escribir sobre los encuentros que he tenido en la vida con gente muy especial a nivel internacional. También, estos años, he estado ordenando el material de mi padre -Héctor Rossetto-, que era ajedrecista. Él tuvo una vida muy apasionante ya que era amigo del “Che” Guevara, Marlene Dietrich y el Mariscal Tito, de Yugoslavia; además, tuve que investigar algunas cuestiones ya que él nunca había escrito sobre sí mismo. Considero que mi padre y yo hemos tenido una vida muy rica. Por otra parte, estoy trabajando en la recopilación de las obras de mi marido, Oscar Balducci, quien fue un gran fotógrafo. ¡Estoy segura de que este libro será una locura!
Unidos por la Memoria
Benjamín Ávila y Cecilia Rossetto se han convertido en grandes amigos y confidentes a partir de vivencias que compartieron en la última dictadura. En cuanto a la actriz, es una gran luchadora por la continuidad de la memoria, la verdad y la justica. Su primer esposo, Hugo González Castresana, fue secuestrado por la dictadura en agosto de 1976 y encarcelado en el centro de detención clandestino El Vesubio, donde fue visto por última vez en diciembre de ese año.
Por otro lado, la infancia de Ávila estuvo marcada por la dolorosa desaparición de su madre y de su padre de crianza. Uno de sus hermanos fue criado por otra familia y recuperó su identidad a fines de 1984. De hecho, el director de cine se inspiró en su pasado familiar para rodar Infancia clandestina (2011).
Amor por el arte
“El teatro es importante para mí. Empecé a estudiar teatro a los 14 años en la Escuela Municipal de Arte Dramático y egresé del Conservatorio Nacional de Arte Dramático. Estudiaba mucho y era lejos de mi casa. Para mí, el teatro era lo único que había en el mundo y fue una época muy sacrificada”, recordó Rossetto.