Carla Conte: “Cada programa es un descubrimiento”
Conduce “Noche de mente”, junto a Coco Sily y Diego Golombek, en la TV Pública. Se refirió a los contenidos del show televisivo y las repercusiones en el público infantil. La experimentación en su profesión y el recuerdo del “Bailando por un sueño”.
La experimentación no alude únicamente a un método científico de investigación. De hecho, está presente día a día en la vida de toda persona, por ejemplo, en sus elecciones personales y/o profesionales. En el caso de Carla Conte, en el desarrollo de su ecléctica trayectoria, ha explorado e integrado proyectos correspondientes a diferentes formatos dentro de la televisión -como programas de entretenimientos, de espectáculos y realities de baile-, arriba de un escenario -a través de comedias teatrales- y en el interior de la pantalla grande -con una comedia policial. En cada uno de ellos, la conductora, actriz y bailarina ha adquirido valiosas herramientas y respuestas, trascendentes a las particularidades de cada aventura artística.
Este año, Conte conduce junto a Coco Sily y Diego Golombek Noche de mente, un show caracterizado por el aprendizaje y el esparcimiento, que se emite de lunes a viernes, a las 22, por la Tv Pública. En cada velada, los protagonistas del ciclo invitan a los televidentes a ser parte de una propuesta con humor, música, entrevistas a personalidades de distintos ámbitos, juegos y sorprendentes experimentos... ¡que ponen a todos de la cabeza!
La ciencia tiene un lugar preponderante en el programa...
Sí, y me parece súper interesante porque Enrique y Luis Corapi -de Ciencia Recreativa- y Diego Golombek la transmiten de forma lúdica y generan interés. Vienen con el deseo de divulgar la ciencia de esta manera, y el programa ha generado un grupo de fans en los niños. Mi propio hijo, que va mucho a las grabaciones, se fascina con ese universo y se lleva experimentos para hacer en casa. Aparte considero que está genial poder aprender desde ese lugar, abordar conceptos científicos que por ahí los estudiamos en la escuela secundaria, pero que, al menos a mí, me los contaron de una manera que, en ese momento, no me resultó interesante.
¿Cómo era tu vínculo con la ciencia antes de hacer este ciclo, y cómo es ahora?
No he sido de meterme mucho en ese mundo. Sí con la cocina y la repostería, que tienen su parte científica. Ahora estoy aprendiendo con mis compañeros, pero no era un lugar en el que me sentía muy atraída. De hecho, tenemos un gran debate en el programa, porque a mí me gusta el tarot, la astrología... y ahí hay una especie de 'enfrentamiento' muy fuerte con Golombek que no está a favor de nada de eso, dice que no son ciencias y demás. Siempre hacemos chistes con toda esa cuestión, como que yo soy más del otro lado (risas).
Con Coco y Diego conforman un trío conductor, y en diversos proyectos de tu trayectoria integraste duplas, ¿cuáles son las fortalezas y los desafíos de emprender este rol en conjunto?
En este caso me parece maravilloso, cada uno tiene un color particular, se destaca en lo suyo y sabe lo que puede dar, y lo que no, nos vamos complementando. He trabajado en duplas y, por ahí, ha sido más difícil encontrar el espacio y conectar, más complicado que ahora que somos tres. Cuando arrancamos no tenía ni idea cómo sería, aunque ya había compartido con Coco el ciclo 70 el año pasado, y con Diego había hecho Taller en casa el primer año de la pandemia. Son unos personajes hermosos, hay compañerismo y nos divertimos muchísimo, siempre está presente lo lúdico, incluso nos sorprendemos al aire. Y después están los demás integrantes del equipo, donde cada uno tiene su lugar: Pablo Picotto y el humor, los chicos de Ciencia Recreativa, la música de Miau Trío y la participación de Mariana Arias.
Se trata de un late night show, ¿cuáles son las particularidades de hacer este formato?
Ahí fueron las cabezas de la productora y el canal que armaron los ingredientes pensando que esto iba a funcionar. Si bien es un late night show, también hubo que responder a lo que pasó con el público. Arrancamos muy arriba, muy noche, pero resultó que el público del programa es enormemente infantil, que hace los experimentos y nos manda videos. Entonces, tuvimos que hacernos cargo de que, por más que vamos a las 22, tenemos una audiencia de menores atrás, a la que respetamos muchísimo. Y fuimos de a poquito, la idea siempre está, pero después empieza a funcionar lo que no creías que funcionaba, probas una cosa y por ahí no es, entonces surgen otras, y cada personaje comienza a tomar su propio protagonismo y momento. También vemos que los invitados se copan con todo, ¡hemos hecho cada disparate en el programa!
En un ciclo televisivo, ¿cuánto hay de planificado y cuánto hay de espontáneo?
Yo no soy muy preproducida (risas) En general, soy desestructurada y más de la improvisación. En el ciclo 70, que hicimos con Coco por los 70 años de la televisión, obviamente había una estructura, charlábamos con un número de invitados y sobre un contenido muy específico que había que respetar. Años atrás trabajé en espectáculos, haciendo Confrontados con Rodrigo Lussich, que también tenía una estructura y temas determinados, pero iba más dirigido por el minuto a minuto. Esa televisión es más así: 'esto está midiendo y mañana seguimos', 'esto no'. Siempre hay un margen de espontaneidad, porque uno es así, pero los contenidos son los que hay que hacer. En Noche de mente por supuesto tenemos una rutina, y cosas que más o menos repetimos, pero también ocurren otras. Hay un marco y, dentro de ese marco, puede pasar de todo. La producción arma un programa y a veces tenemos varios juegos pautados, pero como la charla con el invitado resulta increíble, de durar quince minutos se extiende a media hora, y vale la pena. Recuerdo que tuvimos entrevistados emocionándose y demás momentos, que no sucederían si no se generara un clima de confianza, contención y disfrute.
Trasladando el concepto de este último ciclo a tu profesión, ¿qué lugar le otorgás a la experimentación?
Cada día, cada grabación, y cada programa, es un descubrimiento. Si bien las herramientas que uno tiene están al servicio, uno prueba todo el tiempo, cada vez un poquito más. Hay una seguridad que ya está, sobre todo después de haber hecho Call TV y Feliz domingo, que fueron mis primeros trabajos. Call TV me dio la posibilidad de tener una cámara delante y hablar dos horas sin parar. Y en Feliz domingo hubo un día que tuve que salir a conducir sola, así que, si pude hacerlo con 400 adolescentes enardecidos en vivo, en esa magnitud de programa, siento que puedo hacer cualquier cosa. Son principalmente las herramientas del vivo, donde la cámara está prendida y del otro lado está la gente mirándonos. Siento que tengo la capacidad de ir para adelante pase lo que pase. No me voy a quedar sin nada, de algún lado voy a tomar elementos. Hablo como si fuera televisión en emergencia (risas), pero sí, tengo mucho programa en vivo hecho, y eso me da una cancha que disfruto. Tengo la sensación de que todo el tiempo es ahora, estamos al aire y no se para con nada. Nunca le tuve miedo a la cámara.
Tu primera faceta artística fue la danza, ¿cuándo descubriste esta vocación?
¡Desde chiquita! Siempre fue mi pasión. Recuerdo que me encerraba en la habitación de mi casa a bailar sola, con música a todo volumen. O sea, mucha danza, pero poca técnica, ya que no tomaba clases de clásico. Y empecé a estudiar comedia musical de más grande, cuando tenía alrededor de 20 años, en la escuela de Julio Bocca, que la dirigía Ricky Pashkus. Siempre viví en movimiento. ¡Antes de morirme voy a hacer un gran musical! ¡Va a suceder! (entusiasmo) Lo que pasa es que ahí está el tema del canto, que es la parte más floja y difícil, pero ya va a llegar.
La ganadora de la pista más famosa
En el último trimestre del 2006, se realizó el Bailando por un sueño 3, y Carla Conte se consagró campeona, junto al bailarín Guillermo Conforte. En el transcurso del popular certamen, enmarcado en Showmatch y conducido por Marcelo Tinelli, la artista desplegó su talento en diversos estilos, como Cha cha cha, Hip Hop y Merengue. Tras superar las diferentes rondas, compitió en la gran final con María Vázquez y fue elegida por el público con el 58 por ciento de los votos.
“La pasión que yo le ponía, y que siento por la danza, se podía ver. Por ahí no estiraba el pie, no soy buena técnicamente, pero bailaba con una felicidad que no se podía creer. Lo desarrollé así, casi sin darme cuenta, porque en ese momento no era consciente. Entré al concurso porque mis amigas eran las bailarinas de Showmatch y me hacían el aguante, me decían '¡dale, decí que sí!'. Y yo pensé 'bueno, si están ellas ahí, ¡voy!', porque me sentía más contenida, sino me daba pánico. Y cuando arranqué, arranqué con todo. Estaba fascinada, disfruté ese primer Bailando, realmente fue una fiesta, dejé todo. No paraba de ir a la votación telefónica y la gente me salvaba. Esa sensación de ser bancada es increíble, muy linda”, recordó sonriente.
En 2007 participó en otra edición del reality de baile, junto a Damián Duarte, y llegó a las últimas instancias. Asimismo, en 2016 se incorporó en la mitad de una nueva edición de la competencia, acompañada por Marcos Beierbach, y también llegó hasta el último tramo.
Su regreso al escenario
Desde hace varias semanas, Carla volvió a transitar sus días entre su rol como conductora y su faceta como actriz. Sobre su retorno a la ficción escénica (El divorcio), destacó: “¡Estoy fascinada! Hacía mucho que no lo hacía, y que tenía ganas de hacerlo, así que fui acumulando. Me gusta jugar a ser otra persona, también con los ingredientes que una tiene, sobre todo ahora, con mis 45 años, actuando de una mujer que tiene componentes súper míos en diferentes momentos de mi vida. Eso está buenísimo porque sabes de dónde viene y por dónde ir, es jugar más que nunca. ¡Lo estoy disfrutando al pleno!”