Ángel Mahler: “La música me lleva a experimentar cosas que no encuentro en otro orden”
El compositor y director presenta “Drácula, El Musical” en la función inaugural del Teatro Universidad. Recordó su trabajo en el emblemático espectáculo a lo largo del tiempo y destacó la importancia de montarlo en esta Casa de Altos Estudios. Los requisitos del género musical, su presente y futuro artístico.
Una particularidad de las obras artísticas, tanto para quienes las realizan como para el público que las disfruta, es que cada experiencia es única, por más que se repitan una y otra vez. En el caso del prestigioso compositor y director musical Ángel Mahler, a lo largo de su extensa trayectoria se presentó en numerosos escenarios nacionales e internacionales, pero vive cada función como si fuera la primera: en cada ocasión, se para frente a la orquesta, se concentra, toca la batuta, cierra sus ojos durante unos segundos para ponerse en armonía y, luego, comienza el viaje musical, convencido de cuál es su destino.
Esta temporada, Mahler emprende una travesía musical que ya recorrió reiteradas veces pero que en cada oportunidad le deja una huella entrañable. Se trata de Drácula, El Musical, que creó y dirige junto a Pepe Cibrián, y este año transita tanto la Gira Despedida como su trigésimo aniversario. De hecho, este jueves por la noche, el popular espectáculo sobre el conde vampiro llevará adelante la función inaugural del Teatro de la Universidad Nacional de La Matanza.
¿Qué te significa que Drácula sea el espectáculo que abre el Teatro Universidad?
Formar parte del evento inaugural de un teatro es algo muy valioso para mí, porque siento que la cultura es muy importante para nuestro país, y un teatro es sinónimo de cultura. Estoy muy feliz con que seamos los que inauguramos un teatro tan importante dentro de una Universidad, encima con Drácula que es nuestra obra insignia. ¡Felicito a las personas que idearon esta posibilidad! Destaco el hecho de apostar a la cultura, y a toda la gente que trabaja en ella, sobre todo a los artesanos argentinos, porque en el teatro van a haber personas que se ocuparán desde la limpieza hasta la puesta de luces, ¡y todos son muy importantes! Las actividades que se hagan seguramente van a ser buenísimas y se formarán equipos de trabajo. Y para los espectadores es algo inusual en un lugar inesperado, como puede ser un teatro en una Universidad, por eso me parece un ejemplo a nivel nacional. Educación y cultura son dos caras de una misma moneda.
Teniendo en cuenta que se trata de una reposición, tras varias temporadas y giras, ¿qué cuestiones perduran de Drácula, El Musical original y cuáles se han modificado?
El espectáculo sigue siendo el original. En este caso, mi preocupación mayor es que se vea como si fuera el estreno, como si las luces y el vestuario se usaran por primera vez. Yo hablo mucho con los elencos diciéndoles que no hay chance de error, porque lo que uno no hizo bien un día, el espectador no volverá al día siguiente, entonces hay que hacerlo bien, por eso tanto ensayo, para que siempre salga perfecto. Considero que desde un comienzo la obra nació bien, este año hicimos pequeñas cosas para mejorarla, pero vinculadas a aspectos técnicos. Hoy, con el avance de la tecnología, las luces, el vestuario, la escenografía, los efectos y el sonido son mucho mejores que hace muchos años. Drácula, El Musical está construido en base al libro de Van Stocker (1897) y creo que realmente el autor estaría orgulloso de esta versión, debido a que trabajamos mucho en los personajes, todos son fabulosos y muy queribles.
Si viajamos hacia la primera temporada, en los 90's, ¿qué tuviste en cuenta para la composición musical?
Vengo de una formación clásica, aunque siempre me gustó el musical en sí, como un desprendimiento de la ópera. En mi casa se escuchaba ópera todo el tiempo, entonces, la música para el teatro no me era ajena, sino muy natural. Cuando tuve que empezar a componer para Drácula no es que no me costó, pero ya venía con un bagaje de conocimientos, lo cual me permitió escribir sin tener en cuenta ningún ritmo de moda ni hacer ninguna cosa que no fuera la que necesitara la obra y los personajes. De hecho, cada personaje tiene su leitmotiv, su registro vocal, está todo pensado como si fuese una ópera moderna. Y la obra es absolutamente atemporal, se va a poder hacer de acá a 100 años, creo que nos va a trascender, y no va a sonar nunca vieja, ¡eso es fabuloso!
¿Qué valor fue teniendo este espectáculo a lo largo de tu vida?
Para mí Drácula, el musical es sinónimo de coherencia, o sea, hice algo hace más de 30 años y lo mantengo hoy. Estoy absolutamente convencido que lo que realicé es lo que necesité, es una música auténtica, no podría ser otra, y no pensé hacer algo para vender discos, que estuviera de moda o que le gustara a la gente, nació solo todo eso. Y surgió porque yo quería que, siguiendo en el formato de los leitmotiv, la gente se fuera del espectáculo con música en la cabeza. En una de las funciones me puse a contar cuántas veces se repetía, de forma directa o indirecta, una de las células musicales principales, y calculé 216, pero el público no se da cuenta, ya que está usada de distintas maneras. Después de 30 años, yo no le cambiaría nada.
Talento colectivo
El reparto de Drácula, el musical está conformado por Juan Rodó, como el Conde Drácula; Cecilia Milone, como Mina; Mariano Taccagni, como Jonathan; Penélope Bahl, como Lucy; Adriana Rolla, como Nani; Gastón Avendaño, como Van Helsing, y gran elenco.
Respecto a la dirección de orquesta ¿qué pensás para encarar este rol?
La conformación de un buen equipo de trabajo. Creo que esta versión de Drácula tiene la Selección Nacional de Comedia Musical, siguiendo con la idea de que el 2022 es un año de fútbol. Una Selección de gente involucrada, donde lo único que tiene que hacer el director es sacar lo mejor de cada uno y darles confianza. La función del director es maravillosa, todo va hacia él, es decir, es quien coordina que todas las áreas salgan perfectas y que todos los caminos terminen en la batuta, que tiene más poder que la varita de Harry Potter (risas). En cada función todos tenemos que estar sincronizados, con la mirada hacia un mismo punto, por eso sale como sale, y tiene el éxito que tiene. Es imparable porque la energía está en las melodías, después en la gente que las interpreta y, luego, en todo lo que hace que eso funcione, como son los sonidistas.
Sos un referente del teatro musical, ¿cuáles son las singularidades de este género?
Es muy difícil hacer comedia musical porque hay que actuar, bailar y cantar bien, y eso no se encuentra fácilmente, aunque actualmente hay mucha gente que se ha preparado muy bien. Asimismo, es uno de los géneros más completos para los artistas, porque después pueden actuar, bailar o cantar en cualquier lado. Presenta una complejidad fuerte, por eso tanta gente joven, que indaga y se anima a hacer todo esto sin prejuicios. Recuerdo que hasta que se estrenó Drácula la mayoría de las obras que había visto venían del exterior y estaban basadas en un estilo de musical bárbaro, pero más antiguo, con textos y música, como Hello, Dolly! y El Violinista en el Tejado, de los que aprendimos nosotros. Al menos para mí, todo cambió con la aparición de Cats (1981), y Jesucristo Superstar unos años antes, ya que Andrew Lloyd Webber fue un gran innovador con esas obras, haciendo historias distintas, todas cantadas, de principio a final, o con muy poquito texto. Considero que esa es la evolución del musical.
¿Qué funciones fue cumpliendo la música en tu vida?
Yo soy a través de la música, no tengo otro contacto con la Tierra (risas). Es donde pude desarrollar todas las cosas que tenía en la cabeza: pude volar como Drácula y ser el Jorobado de París. Me encanta soñar sintiéndome en la piel de los personajes para los que escribo. Recuerdo que cuando era chico volví locos a mis padres porque quería que me compraran un piano y, cuando tenía siete años, llegó el instrumento a casa, ¡fue todo un acontecimiento! Traté de tocar algo y, después, empecé a estudiar. En cuanto a la decisión de seguir el camino de la música, estuvo siempre en mi cabeza, solo que mis padres tenían miedo de que no pudiera vivir de ella, entonces pretendían que estudiara otra carrera, y si bien arranqué, duré muy poco, yo me quería dedicar a la música. Gran parte de todo lo que me pasó en la vida tiene que ver con la confianza, la confianza en uno es vital para cualquier logro, si uno no la tiene no llega a ningún lado.
¿Cuáles fueron los proyectos que aparecieron en tu vida, aceptaste y resultaron gratificantes?
Todos, ya que si los acepté es por algo. Pero respecto a los momentos más 'cúlmines' pienso en este abril, cuando hicimos Drácula en el Luna Park, que fue algo increíble, de una dimensión insospechada, mucho más de lo que esperaba. Pero también hubo otros momentos, como en 2019, en el Teatro Colón, que dirigí a la Orquesta Filarmónica en Requiem Kadish, una obra que escribí en homenaje a las víctimas del atentado a la AMIA. Si miro para atrás, hay un montón de momentos felices, desde el nacimiento de Damián y Emanuel, mis dos hijos, hasta los vividos con la música, que me lleva a experimentar cosas que no encuentro en otro orden de la vida.
Anuncio artístico
Antes de fin de año, Mahler estrenará por primera vez en Estados Unidos un musical basado en El Diario de Anna Frank.