"Decile que soy francesa", una obra de teatro inclusiva que llama a la reflexión

A través de los años, muchos espacios y actividades culturales se fueron moldeando y adaptando con el objetivo de incluir a las personas con discapacidades. En este sentido, la obra de teatro Decile que soy francesa, de la actriz, escritora y directora Gabriela Bianco, narra la historia de una pequeña que convive con sus padres sordos. Lo singular de esta obra es que tiene sus lados A y B, teniendo este último la particularidad de que Bianco está acompañada por una intérprete de lenguaje de señas que permanece en el escenario.

De esta manera, no solo se cuenta la historia con anécdotas, sino que se da paso a la inclusión y accesibilidad para que el público pueda disfrutar del teatro y llamar a la reflexión. Las funciones serán los sábados 9 de abril y 14 de mayo, a las 21, en el teatro Área 623, ubicado en Pasco 623, de la Capital Federal. Vale destacar que la primera cita fue el pasado 5 de marzo.

En diálogo con El1 Digital, Bianco señaló: “La historia cuenta con anécdotas y recuerdos de la vida de una niña que oye, pero sus padres son sordos, y ella está sola con ambos hasta los seis años, que es cuando llega su hermano. Es un recorrido que tiene un componente de ficción, no se trata de un documental, sino que a partir de algunas situaciones que ocurrieron fui escribiendo una versión teatral de eso”.

Según contó la directora, la obra tiene pinceladas autobiográficas. “Crecí siendo bilingüe en un hogar, en el barrio porteño de Flores, donde se hablaba lenguaje de señas y, actualmente, vivo en la localidad de Ciudad Evita. Entonces, a partir de esa condición de extranjería para mis padres, porque ellos hablaban otra lengua diferente al mundo que nos rodea, viene una construcción del mundo, una cosmovisión, una manera diferente y diversa de acercarse a nosotros. En ese sentido, la obra plantea una temática más universal que son las infancias y este desconocimiento de lo diverso que hace que, en muchos casos, se vulneren estas infancias”, expresó.

Sumado a esto, Bianco mencionó que la obra tiene la mirada CODA (Children of Deaf Adults), que significa “Hijos de padres sordos”. “En general, la mayoría de los autodenominados ´CODAs´ somos oyentes que compartimos una serie de vivencias y que, de alguna manera, eso se ve reflejado en la obra. Como somos hijos de personas sordas, me pareció interesante porque venimos trabajando hace años con la compañía gestual. Todo esto es posible porque somos un equipo grande y, a su vez, tenemos proyectos: uno de ellos es la intervención performática de las obras que estén en cartelera, o sea, su versión intervenida en lengua de señas”, planteó.

Decile que soy francesa nació por una situación que vivió Bianco cuando era pequeña junto a su madre y, hoy, lo cuenta como una anécdota. “Hubo una situación específica donde le preguntaron a mi madre por qué hablaba de esa manera, es decir, con gestos, y ella, en lugar de decir soy sorda, dijo ‘soy francesa’. Esa respuesta alivia al que está enfrente porque todo lo que es diferente y discapacidad genera, por desconocimiento, actitudes que niegan la posibilidad de autonomía o desarrollo y un temor de no saber cómo tratar con una situación”, aseguró.

Bianco desglosó que su obra tiene dos partes: el lado A, que es un unipersonal donde comparte esta historia, mientras que, en el lado B, está acompañada de la intérprete de lenguaje de señas Daniela Fortunato. “No es interpretación simultánea, sino que es una actriz señante que, en esa reescritura de la obra, va incorporando ese rol y hace posible que esta obra se vuelva inclusiva en términos generales y proponga una versión nueva de la misma, en el sentido estético, en la puesta en escena y en cómo se cuenta esta historia”, remarcó.