Buscando a Santiago Dabove

Por Daniel Artola

Hay escritores que construyen un mito, una leyenda, sin quererlo. Tal el caso de Santiago Dabove (1890-1951), el escritor que vivió en Morón toda su existencia y tenía al oeste como punto cardinal para moverse. De hecho, el cuento “El tren” transcurre en el Sarmiento y solía reunirse junto a su hermano Julio César con Macedonio Fernández en el bar La Perla de Once, la estación terminal.

Esa barra de amigos también se juntaba en la casa de los Dabove en Morón: se hacían llamar con el nombre de “Triquia”; luego se sumarían Jorge Luis Borges y algunos personajes notables más. Pero poco se sabe de Santiago. Era contrario a publicar sus cuentos, pero Ulises Petit de Murat y Jorge Luis Borges, a la sazón director y vice del suplemento color de los sábados de “Crítica” 90 años atrás, publicaron “La muerte y su traje”.

Más tarde, “Ser polvo” fue incluido en la antología del cuento fantástico dirigida por Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo. Y tras la muerte de Santiago apareció su único libro, “La muerte y su traje”, a instancias de un familiar y del propio autor de "El Aleph", quien lo prologó. Hubo otras reediciones y la más reciente fue auspiciada por el municipio de Morón.

“Santiago era mi tío abuelo segundo”, cuenta el artista plástico Víctor Dabove desde su taller de Hurlingham, del otro lado del celular, por Radio Universidad. A partir de esa presentación, comienza a correrse el velo del misterio.

“Yo tenía un par de años cuando murió. Todo lo que conozco me lo contó mi padre Hernán, quien fue criado por Santiago al quedar huérfano a los doce años”, agrega. Su padre acompañó al escritor hasta el último suspiro de la internación ya que padeció cirrosis: “Era alcohólico, solitario y no tuvo hijos”.

Víctor lamenta que se hayan perdido documentos y fotos de Santiago. Y también la fortuna de varias generaciones. “La familia era desordenada y se perdió mucho por la indolencia propia de esa época de lirismo”, describe.

El artista plástico creció en un ambiente familiar donde “el arte era el aire que se respiraba”. En efecto, su padre tocaba la flauta y la guitarra y su madre le leía de niño “Las mil y una noches”, amparada por “la luz de un fogón de carbón”.

Víctor toca el violín como Santiago y reflexiona sobre su propio camino artístico. “Mis cuadros son como una pantalla donde se proyecta de manera inconsciente la tradición de mis ancestros”, apunta.

¿Cómo era Santiago Dabove?

Hay una sola foto que circula en las redes y en mal estado. En su momento hubo seis que fueron entregadas a un escultor para que hiciera un busto. “El escultor murió sin concretar nada y su taller fue desarmado”, recuerda Víctor. Las fotos no volvieron a donde debían.

A falta de retratos, la memoria de Víctor viene a salvar la situación, según la descripción que le contó su padre: “Santiago era bajito y medio gordito. La mayoría de la familia es alta y delgada".

Consultado sobre las lecturas preferidas de Santiago, Víctor afirma que "le gustaba leer a los filósofos Arthur Schopenhauer y Henri Bergson".

Como curiosidad, el escritor de “El tren” trabajó de cajero en el Hipódromo de San Isidro y vivió en una quinta que estaba ubicada en la calle Brown, en el partido de Morón. “Estaba a pocas cuadras de la Municipalidad”, orienta Víctor.

Los ancestros

Un familiar homónimo del escritor llegó a Morón en 1850 y doce años después construyó una bóveda en el cementerio local. “El sepulcro fue destruido por un familiar. Había una placa en homenaje a Santiago junto a sus restos", evocó.

Víctor considera que su tío abuelo segundo fue como "el niño maldito" que rompió tradiciones encarnadas donde “la cuestión intelectual era mal vista en la familia”.

Más datos de Víctor Dabove

El 8 de febrero inaugurará una muestra en La Fragua, avenida Rivadavia 4.127, en el barrio porteño de Almagro.

Instagram: Víctor Dabove