Estrés durante el embarazo y la lactancia: ¿cuáles son sus efectos?

Científicas del CONICET trabajan en base a modelos experimentales y a experiencias clínicas para conocer los efectos sobre la descendencia. El objetivo es desarrollar estrategias de mitigación y prevención.

Un grupo de investigadoras del CONICET busca diseñar estrategias preventivas centradas en mitigar o revertir los efectos negativos que el estrés materno durante el embarazo y la lactancia puede tener sobre los hijos. Hace más de dos décadas, el laboratorio de “Programación Perinatal del Neurodesarrollo” que coordina Marta Antonelli, investigadora del CONICET en el Instituto de Biología Celular y Neurociencias (IBCN, CONICET-UBA), estudia el estrés prenatal y sus efectos sobre las crías a nivel comportamental y molecular a partir de ensayos con modelos animales.

“Al trabajar sobre modelos murinos, específicamente sobre ratas, pudimos comprobar que si se somete a las madres a situaciones de estrés durante la preñez, con el tiempo se cristalizan en efectos deletéreos en las crías, que se pueden advertir tanto a nivel conductual como bioquímico, a través de distintos marcadores moleculares”, explicó Antonelli a Prensa CONICET.

Más recientemente, comenzaron a realizar estudios en seres humanos, a partir de un proyecto con colegas de Alemania, al tiempo que empezaron a trabajar en un nuevo modelo de estrés temprano, vinculado al maltrato infantil. Según explicó la experta, el método utilizado para estresar a las madres se denomina “restricción de movimiento”, en el cual se introduce a la madre preñada en un tubo acrílico en los días de gestación 14 al 21. Esta limitación de movimiento produce un estrés crónico en la madre que influye en la cría en gestación y, luego, también durante la etapa de lactancia.

Silvina Díaz, Karen Stefani, Jazmín Grillo Balboa, Mariela Chertoff, Ailén Colapietro y Marta Antonelli.

Asimismo, han puesto a prueba estrategias de reversión consistentes en que las crías de madres estresadas durante la preñez sean criadas por madres no estresadas (adopción cruzada). Así, observaron que estas crías no desarrollaban los mismos síntomas que las criadas por madres estresadas. “Esto nos confirmó que, más allá de los efectos que tiene el estrés materno sobre la cría in utero, una clave para entender los efectos del estrés de las madres en la descendencia se encuentra en el vínculo que establecen las progenitoras con sus crías durante la lactancia”, señaló Antonelli.

En este sentido, aseguró: “Pensamos que es significante poder desarrollar estrategias que prevengan el estrés que sufren las madres, que sin duda alguna tiene repercusiones sobre el desarrollo neuroconductual de los hijos. Estudios de todo el mundo muestran que los efectos perduran probablemente para toda la vida, entonces sería fundamental si pudiéramos prevenir o al menos moderar el estrés que las madres sufren por distintos motivos como psicosociales, malnutrición o violencia".

Se estima que aproximadamente entre un 22 y un 25 por ciento de las mujeres embarazadas sufren algún tipo de estrés: se trata de una cifra muy alta. “Si uno puede generar métodos de prevención, estaríamos colaborando con una sociedad más sana”, concluyó la investigadora.