Crean un spray antiviral y antibacterial
Fue creado por investigadoras del CONICET a partir de desechos de la industria pesquera. Se puede aplicar sobre barbijos, máscaras y todo tipo de telas: aumenta hasta diez veces la protección contra el coronavirus.
Investigadoras del CONICET desarrollaron un spray antiviral, antibacterial y antifúngico de fácil uso que crea una película protectora en barbijos, máscaras y todo tipo de telas. La innovación, que se generó a partir de un desecho de la industria pesquera, aumenta hasta diez veces la protección contra el COVID-19.
“Desde hace varios años, venimos trabajando en el quitosano, un producto que se extrae de los exoesqueletos de los crustáceos y que la industria pesquera lo tiene en enormes cantidades. Anteriormente, habíamos podido darle otra utilidad, como en la agroindustria, en la biomedicina, en la industria textil o en la biorremediación del agua”, explicó Vera Álvarez, investigadora del CONICET en la Universidad Nacional de Mar del Plata y líder de uno de los equipos que participó en el proyecto.
Con la llegada de la pandemia, las investigadoras empezaron a buscar nuevas aplicaciones del quitosano que sirvieran en la lucha contra el coronavirus. Las científicas aprovecharon las capacidades antivirales, antifúngicas y antibacteriales de este producto para desarrollar el spray, con la inclusión de partículas de cobre y plata para potenciar dichas propiedades.
Gracias a la firma del contrato entre el CONICET y Laboratorios Elea Phoenix S.A, el producto será comercializado en el corto plazo, con el nombre comercial de PERVIRAL 24. El equipo dirigido por Verónica Lassalle, investigadora del CONICET en la Universidad Nacional del Sur, tuvo a cargo la primera parte del desarrollo a escala de laboratorio. Álvarez y su equipo, por su parte, realizaron el escalado en planta piloto, lo que se conoce como la etapa preindustrial.
A futuro, las investigadoras consideran que, más allá de su uso contra el coronavirus, el spray tiene grandes potencialidades. “Se hicieron pruebas en el Instituto Malbrán con coronavirus humano. Y, superadas esas instancias, lo probamos con total éxito en virus más robustos, como el herpes humano, lo cual es un gran indicio”, destacó la investigadora.
Un trabajo en equipo
Para Lassalle, “la única manera de que una investigación pueda traspasar las paredes del laboratorio es formando equipos de trabajo interdisciplinarios cooperativos, donde cada integrante se nutra de la experiencia del otro”. “También sumamos al sector privado, lo que nos implicó considerar otras variables e incorporar otra visión al proyecto. Esas interacciones nos permiten crecer como científicos”, destacó.
La firma del acuerdo entre el laboratorio y el CONICET generará regalías tanto para este último como para las universidades participantes, lo que permitirá invertir en nuevas investigaciones. Además, y por pedido de las investigadoras, un porcentaje de la producción del spray estará destinado a escuelas, comedores y hospitales públicos.