El Mirasol disfrutó de una tarde perfecta
Después de 818 días y 41 partidos sin poder ir a la cancha, los hinchas no socios del club aurinegro volvieron al Fragata Sarmiento y pudieron festejar el triunfo del equipo del Beto Pascutti que le ganó bien a UAI Urquiza por 2 a 1. Así, la fiesta fue completa.
Y un día, a Almirante Brown le saló todo bien. Luego de tantos contratiempos y malas noticias, la tarde del sábado 3 de septiembre de 2016 será recordada como una de las más felices de los últimos años. Porque se dio la conjunción de dos hechos que hacía rato no coincidían: ganó el Mirasol y sus hinchas pudieron verlo en la cancha. Algo tan simple (y hermoso) como eso.
Está claro que en un contexto normal, un triunfo ante UAI Urquiza, como local, y por la segunda fecha de un torneo, no da para descorchar un champagne. Ni siquiera para destapar una sidra. Pero este 2-1 ante el conjunto universitario merecerse celebrarse con un brindis solo por el hecho de que se dio justo el día que se terminó la restricción de ir a la cancha para los hinchas no socios de Almirante, que tuvieron que esperar 818 días y 41 partidos para poder sacar una entrada para ir a ver a su equipo.
En cuanto a lo futbolístico en sí, el triunfo tiene un gran valor. Porque fue el primero del torneo, luego de la derrota en el debut ante Villa San Carlos. Y porque supo dar vuelta el marcador luego de encontrarse en desventaja desde los 25 minutos del primer tiempo.
El empate inmediato, a través una definición de Ignacio Colombini a la salida de un córner, le permitió a los de Pascutti no entrar en la desesperación. Y el segundo gol, a la postre el del triunfo, anotado por Leonardo Heredia a los diez minutos del complemento, luego de una buena combinación entre Colombini y Sebastián Matos, le dio más tranquilidad para tomar el control del juego definitivamente, más allá de algún sobresalto sobre el final.
Pero nada iba a empañar la feliz tarde de Almirante, que después de tanto sufrir se merecía una jornada de alegría como la que vivió este sábado. Con el primer equipo ganando adentro de la cancha y sus hinchas alentando en las tribunas. Algo tan simple (y hermoso) como eso. Algo que en Isidro Casanova hacía mucho tiempo que no sucedía.
Foto: Prensa Almirante Brown