Carlos Parodi, especialista en fenómenos inexplicables

El periodista e investigador describió por Radio Universidad su vocación por conocer sucesos extraños. “No me conformo con la realidad”, afirma.

Por Daniel Artola

Más dudas que certezas, más preguntas que respuestas. Así describe su relación con los fenómenos paranormales el periodista, ufólogo e investigador Carlos Parodi (60) en diálogo con Hernán Garciarena en Lo primero que escuchás, Radio Universidad.

Ya desde chico, Parodi, nacido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tenía afición por contar historias extrañas y curiosas alrededor del fogón después de un asado familiar o en un campamento estudiantil. “Leía de todo: diarios, revistas, libros”, enumera a la hora de buscar el kilómetro cero de su vocación. “Las lecturas y las tradiciones orales formaron en mí la pulsión que me conducía a lugares que superaban la percepción sensorial”, manifiesta.

En su formación como periodista llegó hasta un convento porteño, junto a un compañero, para grabar imágenes a pedido del Centro Televisivo Arquidiocesano que dependía de la curia. Una monja se le acercó y le pidió que “tenga cuidado”. El cronista le prometió que no iban a romper nada, pero la monja le aclaró que ella se refería a otra cosa. “No se asusten si ven cosas”, advirtió a los reporteros. Ellos entraron a grabar a los claustros donde se refugiaron las mojas en los tiempos de las Invasiones Inglesas. “La frase de la monja me quedó girando en la cabeza”, señaló Carlos.

La curiosidad por saber sobre hechos extraños creció con el paso del tiempo como su archivo, que es sustento para sus notas en el diario Crónica de los domingos.  

El misterio del piso 16

El señor de seguridad de la oficina donde trabajaba el periodista le contó sobre ruidos extraños en el piso 16 del edificio. “Las empleadas de limpieza no quisieron ir más de noche porque dijeron que se abren los cajones, suenan los teléfonos y se prende sola la fotocopiadora”, relata. Las trabajadoras solicitaron cambio de horario. Para abonar la historia, el hombre de seguridad señaló en ese momento que él mismo subió a la noche y presenció esos fenómenos, pero se lo aguantó porque se crio “en el campo chaqueño y estaba acostumbrado”.

Carlos sostiene que su tarea es contar los casos que otras personas le narran por haberlos vivido en primera persona. El investigador devela que una vez, mientras dormía, sintió algo especial. Su madre había muerto pocos días antes y Carlos descansaba en la casa de ella, tendido sobre la cama sin taparse. Escuchó unos pasos que subían la escalera de madera y sintió la presencia de alguien que lo tapaba para protegerlo del frío invernal.

No me conformo con esta realidad. Es una afirmación, pero no es una certeza. La ciencia es una extensión de la filosofía, pero no debemos de olvidar que la fuente de la ciencia es la especulación filosófica, el asombro”, explica. Entonces, el especialista subraya que “la ciencia ofrece objetividad, pero todo se altera cuando sucede algo inusual”.

Carlos es un curioso empedernido que invita al lector a “suspender un momento a la credulidad” y compartir esos hechos de casas con fantasmas o personas abducidas. Y aclara que no son verdades tajantes. “No hay que perder la capacidad de asombro. Respeto a los escépticos, pero son muy aburridos”, concluye.