Pedro Páramo y una vuelta feliz al cine

La versión de Rodrigo Prieto sale airosa con un guion ajustado al libro y actuaciones interesantes. La adaptación anterior, de 1967, fue considerada fallida. La mayoría de las traslaciones de clásicos de este tipo siempre terminan mal o casi.

Por Daniel Artola

“Vine a Comala porque me dijeron que aquí vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo y yo le prometí que vendría pues ella estaba por morirse y yo en plan de prometerlo todo”.

(Comienzo de Pedro Páramo de Juan Rulfo, 1955)

Cuando nos enteramos del estreno de la película “Pedro Páramo”, basada en la novela genial de Juan Rulfo, se nos encendieron las alarmas y temimos lo peor. Sucede que las versiones cinematográficas de textos del llamado “boom latinoamericano” casi siempre fueron fallidas debido a la complejidad de los mundos que describen. Será por eso, que algunos escritores se negaron a autorizar que sus libros fueran contados en imágenes.  Cabe aclarar que Rulfo se adelantó varios años, ya que el fenómeno literario que puso a la región en órbita fue en los 60s.

Para nuestra sorpresa, la película dirigida por Rodrigo Prieto salió invicta, pese a algunas observaciones que se le pueden hacer. La duración de poco más de horas y cierto desequilibrio entre la primera parte, dedicada al personaje de Juan Preciado, que viaja a Comala a buscar a su supuesto padre Pedro Páramo, y la segunda mitad donde la historia se vuelca a este último. Convengamos que estas observaciones son las que puede hacer un simple lector que primero leyó la obra.

Una historia de amor y violencia

Hay que destacar que la película se ajusta a la novela y los diálogos son escuetos y claros, con el tono seco del texto. Qué otra cosa se puede esperar de una novela ambientada en el pueblo llamado Comala, que está abandonado envuelto en polvo y olvido. Las almas en pena andan por ahí, quizá a la espera de que alguien les ofrezca un descanso en paz.

Son ellas las que reciben a Juan Preciado, que, por mandato de su madre moribunda, dejó su casa para saber la verdad de su origen. La novela de Rulfo se ambienta en el contexto histórico de la Revolución Mexicana de Pancho Villa y la Guerra Cristera, que abarcaron desde 1910 hasta fines de la década de 1920, en distintos tramos. Estos acontecimientos aparecen de manera lateral a lo largo de la película hasta la irrupción en el final.

El responsable del filme “Pedro Páramo”, Rodrigo Prieto, es un destacado director de fotografía que trabajó en “El lobo de Wall Street”, “Babel” , “21 gramos” y “Barbie”, entre otros títulos de renombre.

Palabra del director

En diálogo con la periodista mexicana Carmen Arostegui, el cineasta señaló que buscó mostrar a Pedro Páramo de una forma “más humana”, es decir, el “detrás” de ese ser despótico, dictatorial y oscuro. “Quería retratar a un hombre con su maldad pero que también tuvo una conexión amorosa de niño con Susana San Juan, que se va del pueblo. Esa mujer fue el único amor de su vida. Me parece interesante ver lo que hay detrás de ese personaje, aunque ese aspecto sentimental no justifique su forma de ser”.

La intención del cineasta fue ir más allá del niño dolido, rechazado por su padre, que se enamora de una niña y no es correspondido. “Hace un desastre por no tener el amor de su vida”, acota Prieto, quien comenzó a dirigir el proyecto apenas terminó su participación en la taquillera “Barbie”.

Como dato curioso, el protagonista Manuel García Rulfo tiene un vínculo de sangre con Juan Rulfo ya que el escritor era primo de su abuelo, pero el actor “no se quiere colgar” de ese vínculo. Para Prieto, ese parentesco lejano no fue importante para su elección, pero con el correr de las horas de filmación se dio cuenta de que el vínculo de sangre que hay entre el actor y el escritor sirven para comprender la novela. “Rulfo habla de sus antepasados”, acota Prieto.    

El gran desafío fue darles lugar a los personajes, que no son un simple acompañamiento del protagonista. Según Prieto cada uno de ellos “merecería una película propia”. Contar una historia con tantos personajes puede derivar en una confusión para el espectador, pero no es este el caso.

Por lo visto, Netflix volcó todo su apoyo al proyecto, en las propias palabras de Prieto, con la intención de darle a su plataforma más contenidos en español fruto de adaptaciones de grandes obras ya que el espectador se está volcando más a este tipo de contenidos, según la propia empresa.

Pronto vendrá “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez, en formato serie. Gabo siempre se negó a que llevaran su obra cumbre al cine, sus herederos cambiaron de opinión y participaron del proyecto. Veremos quién tiene razón.

Juan Rulfo, según Juan Villoro

El escritor mexicano Juan Villoro afirmó en una conferencia que Juan Rulfo, con solo dos libros (“El llano en llamas” y “Pedro Páramo”), dejó un legado inagotable, aunque luego de su muerte (1986) se publicaron fragmentos de otros trabajos y dejó novelas inconclusas.

Para Villoro, Rulfo fue un artista completo que se destacó como escritor, guionista de cine y fotógrafo. Aquí hay una coincidencia con el director de la adaptación, que por cierto no es la primera: hubo otra en los 60s del siglo pasado.

El conferencista señaló el “extraordinario manejo de la oralidad de los personajes” y el conocimiento de lo popular. “Su obra fue una construcción arriesgada de ´antropólogo´”. La capacidad de escuchar el decir popular y transformarlo que tuvo es escritor llevó a Villoro a afirmar: “Nunca un campesino habló como en su obra, pero nunca fue tan genuino”.

En Comala parece que todos son hijos de Pedro Páramo. En la literatura, los escritores del “boom latinoamericano” (García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, Fuentes y siguen las firmas) son todos hijos de Rulfo y no hace falta ir a ese pueblo fantasmal para comprobarlo.

Fotos: gentileza Netflix