El Papa cuestionó la represión a jubilados: “En vez de pagar la justicia social, pagaron el gas pimienta”
Francisco criticó el Protocolo Antipiquetes de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que se desplegó en las movilizaciones de protesta de los jubilados tras el veto de la ley de movilidad jubilatoria.
En el marco de un encuentro para conmemorar el décimo aniversario de su primer encuentro con los movimientos populares, que tuvo lugar en octubre de 2014 en el Vaticano, el Papa Francisco criticó el Protocolo Antipiquetes que motorizó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y que se desplegó contra las movilizaciones de los jubilados que rechazaban el veto presidencial a la ley de modificación de la fórmula de movilidad jubilatoria.
Fueron tres miércoles consecutivos que tanto los jubilados organizados sindicalmente como los particulares fueron reprimidos por fuerzas federales con palos y gases lacrimógenos mientras marchaban en las inmediaciones del Congreso nacional para exigirles a los diputados que no respalden el veto. Sin embargo, la cámara legislativa no escuchó el pedido pese a que, en el tratamiento formal de la ley, la habían votado favorablemente más de dos tercios.
"Pagaron el gas pimienta"
En ese marco, el Sumo Pontífice cruzó a la administración nacional: “En vez de pagar la justicia social, pagaron el gas pimienta, ténganlo en cuenta”. “Me hicieron ver una represión, hace una semana o un poco menos quizá... Obreros, gente, pedía por sus derechos en la calle y la Policía lo rechazó con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad”, sentenció.
En ese sentido, Francisco ironizó: “No tenían derecho a reclamar lo suyo porque eran revoltosos, comunistas, no, no”. “El silencio frente a la injusticia abre paso a la división social, la división social a la violencia verbal, la violencia verbal a la violencia física y la violencia física a la guerra de todos contra todos”, arremetió. “Ahí está la cola del Diablo”, auguró.
“Esa actitud altanera es lo contrario a la compasión: regodearse en la propia supremacía frente a quien está peor”, deslizó. “Esto no pasa solo con los más ricos: mucha gente cae en esta tentación”, lanzó. “Es la gran tentación de nuestro tiempo. Mirar desde lejos, mirar desde arriba, mirar con indiferencia, mirar con desprecio, mirar con odio. Así se gesta la violencia: el silencio de la indiferencia habilita el rugido del odio”, culminó el Papa.