La Parroquia San José, más que una ayuda para las personas en situación de calle

Decenas de personas interesadas por el prójimo recorren las calles del partido de La Matanza en la búsqueda de un verdadero encuentro y socorro a las personas que están en situación de calle.

En las localidades de Isidro Casanova, González Catán, Gregorio de Laferrere y San Justo, así como en el barrio Puerta de Hierro, seis equipos recorren las calles con el objetivo de ayudar a las personas que no tienen un lugar donde dormir. Pero esta tarea no implica, simplemente, ofrecer una frazada o algo caliente para comer, sino que se trata de brindar “un espacio” de contención y escucha.

“Lo primero que hacemos al llegar a los lugares donde ellos paran, las ranchadas, es preguntarles cómo se llaman. Muchas veces, cuando uno está en la calle, y con esto me incluyo, nadie me preguntó mi nombre. Me miraban y pasaban de largo. A nosotros nos enseñaron que cada chico tiene una identidad, un nombre”, compartió Rodrigo, uno de los coordinadores del equipo de calle de la Parroquia San José, a El1.

Y continuó: “Después, los invitamos a pasar el día a los centros barriales que tenemos para que vengan a comer, que compartan con nosotros. También los invitamos al hospital de campaña, donde hoy les abrimos las puertas para que tengan un lugar donde los cobijen, los abracen y contengan. Muchas veces el chico está roto en la calle y no sabemos por qué llegó hasta ahí”.

El eje de esta iniciativa es dar una ayuda, pero no solo desde lo material, sino hacer saber a aquel que está en situación de calle, que cuenta con un espacio en el cual puede salir adelante. “La tarea del equipo es mucho más amplia en cuanto a poder trabajar en una parte de asistencia completa y directa, pero también en el acompañamiento integral de estas personas”, destacó Carlos Rotela, parte del equipo de calle.

Junto a su compañero, Carlos Rotela, explicaron que este trabajo se realiza hace mucho tiempo y que es allí donde se ve “el desamparo”. “Tiene que ver con acercarlos a los espacios físicos donde tenemos la posibilidad de que puedan desayunar, bañarse, cambiarse de ropa y sentarse a compartir la mesa en familia”, destacaron.

Una ayuda movilizada por el pasado

Incluso, muchos de quienes desempeñan estas tareas de asistencia son personas que transitaron la misma situación y que, gracias al programa, pudieron salir adelante y conseguir una autonomía. Esto se da gracias a la “construcción de un vínculo” en que se garantiza la presencia de los equipos de calle, que están “en constante movimiento”.

En primer lugar, se busca que aquel que está marginado pueda problematizar su situación. A partir de ahí, la idea es acercarlos a los espacios, los hospitales de campaña y, en paralelo, trabajar “las cuestiones que hacen a los derechos elementales de las personas”, como la identidad, el acceso a la salud o la resolución de trámites o cuestiones judiciales.

“Priorizamos el espacio de escucha, porque mucha gente que está en la calle no la tiene. Muchos los pasan de largo, como si fueran un cartel. Nosotros los escuchamos y hacemos que sientan esa compañía, que sientan que hay alguien que los quiere y escucha, que les interesa que estén bien y que puedan recuperar esa felicidad, los momentos de su vida en los que por distintos problemas, o adicción, terminaron en esta situación y perdieron todo eso, de a poco”, señaló Rotela.

Para ponerse en contacto con este servicio es posible acercarse al hogar de Cristo San José, ubicado en la avenida Crovara y Guatemala.