El impacto anímico de la cuarentena: el 40 por ciento de los habitantes del AMBA cree que necesitará “atención psicológica profesional”
Un estudio de opinión pública realizado por la UNLaM halló que “la cuestión emocional comienza a posicionarse como otra dimensión crítica a tener en cuenta, con niveles próximos a lo sanitario y lo económico”. Según la investigación, “el estado de ánimo general cayó 41,4 por ciento en relación al inicio del aislamiento”.
El aislamiento social, preventivo y obligatorio inició, este martes 2 de junio, su 75° jornada, desde las cero horas del viernes 20 de marzo, cuando el país entró en un estricto confinamiento para disminuir la propagación del coronavirus. Con el correr de los días y las extensiones de la cuarentena, fueron habilitándose distintas actividades, con diferencias según los distintos lugares del país, con marchas y contramarchas, y con un apoyo popular que, a pesar de los duros impactos económicos, sigue creyendo mayoritariamente en la necesidad de quedarse en casa para frenar el COVID-19.
Sin embargo, casi dos meses y medio después del inicio del aislamiento, más allá de la crisis económica, agudizada por el parate generalizado de la actividad, y de la preocupación por la salud, “la cuestión emocional comienza a posicionarse como otra dimensión crítica a tener en cuenta, con niveles próximos a lo sanitario y lo económico”. Así lo revela una encuesta de opinión pública realizada por el Centro de Opinión Pública de la Secretaría de Medios y Comunicaciones de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
“En relación al estado anímico, más de un 40 por ciento (de los encuestados) afirma que necesitó o cree necesitar atención psicológica profesional desde el inicio del aislamiento, debido a la presencia de síntomas como angustia, ansiedad, tristeza, inestabilidad, sensación de soledad e intolerancia al encierro”, reveló el estudio encarado por la UNLaM, que detectó, además, que “el estado de ánimo general cayó 41,4 por ciento en relación al inicio del aislamiento” y sostuvo que, si bien esas cifras “se mantienen en niveles similares a las mediciones previas”, realizadas a mediados de abril y mayo, se manifestó “un crecimiento mayor al diez por ciento de las preocupaciones sobre la salud mental propia y de los familiares”.
Por eso, en la última semana, el 52,1 por ciento aseguró haber experimentado preocupación; el 45,9 por ciento, incertidumbre; y el 33,9 por ciento, ansiedad. Entre las sensaciones negativas más intensas, se ubicaron el agotamiento (27,2 por ciento); el enojo (26 por ciento) y el miedo (15,1 por ciento). En contraste, entre las sensaciones positivas referidas por los encuestados, predominan la tranquilidad (16,7 por ciento), la confianza (11,1 por ciento) y la comodidad (6,2 por ciento).
En ese sentido, entre las medidas que se consideran necesarias, se destacó que un 37,6 por ciento pide que se habilite la posibilidad de visitar a familiares o amigos, mientras que un 18,6 por ciento vería con buenos ojos una mayor flexibilización para las actividades de esparcimiento. Pero, también, el estudio expuso que hay una preocupación por las medidas de seguridad: el 60,8 por ciento cree que es necesario un mayor control del uso del barbijo y del respeto por el distanciamiento social, mientras que el 53,2 por ciento solicitó controles municipales e interbarriales.
Cómo ven el futuro los habitantes del AMBA
La mayoría de los encuestados vislumbra que, después de la cuarentena, la sociedad seguirá con pautas similares o tiene una visión asociada a términos negativos respecto del futuro. Ante la pregunta de “¿Comó creés que será nuestra sociedad después del COVID-19?”, el 37 por ciento respondió que será “igual que antes de la pandemia”, mientras que un 33 por ciento entiende que será “más desigual”.
Por otra parte, el 32,2 por ciento opina que habrá “mayor control social”, en tanto que el 28,6 por ciento juzga que se registrará una “mayor presencia del Estado”. Por otro lado, la visión de que la sociedad será más individualista obtuvo un 20,1 por ciento de las respuestas y se impuso ante la idea de que habrá un conjunto social con “más solidaridad”, algo que juzgó el 16,1 por ciento. Tan solo el 7,8 por ciento visualiza una sociedad “más igualitaria”, un 5,5 por ciento la anticipa “con más libertades y el 2,5 por ciento, “con una mayor presencia del mercado”.