Según un estudio de la UNLaM, el 43 por ciento de los habitantes del AMBA cree que la cuarentena debe endurecerse si suben los casos
La encuesta realizada por la Secretaría de Medios y Comunicaciones muestra que la adhesión al aislamiento sigue siendo mayoritaria en la zona en que se concentra la pandemia, aunque asoma una demanda por una mayor flexibilización económica con controles estrictos para que esa apertura no impacte en la tasa de contagios.
Un nuevo estudio de opinión pública realizado por la Secretaría de Medios y Comunicaciones de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) revela que, en momentos en que el Gobierno nacional debe decidir cómo continuará el aislamiento después del 7 de junio, el 43,1 por ciento de los habitantes del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde hoy se concentra la pandemia de coronavirus, considera que se debería volver a un aislamiento más estricto si aumentan los casos de COVID-19. En tanto, otro 23,3 por ciento cree que deberían mantenerse las medidas actuales; el 27,4 por ciento sostiene que algunas actividades deberían flexibilizarse y el 6,2 por ciento restante opina que los casos no aumentarán.
La encuesta analizó 1.250 casos reclutados de forma online, entre el 30 de mayo y el 1 de junio, entre residentes del AMBA mayores a los 16 años y arrojó, también, que el 60,5 por ciento aprueba la extensión del aislamiento hasta el 7 de junio y solo un 22,5 por ciento lo desaprueba, por lo que las medidas oficiales, aun, cuentan con un respaldo mayoritario en la zona más afectada por la pandemia.
No obstante, en esas percepciones se diferencian, cada vez más, las posturas de quienes votaron al Frente de Todos –la aprobación llega al 85,3 por ciento entre los votantes del oficialismo- y de quienes optaron por Juntos por el Cambio en las últimas elecciones –en ese segmento, la aprobación cae al 37,9 por ciento-. Entre quienes no votaron a ninguna de esas fuerzas, la adhesión a la decisión presidencial llega al 42,7 por ciento.
Qué endurecer y qué flexibilizar
En ese marco, los encuestados consideraron que algunos monitoreos deben enfatizarse: el mayor control de uso de barbijos y distanciamiento social fue apoyado por el 60,8 por ciento y los mayores controles intermunicipales e interbarriales, por el 53,2 por ciento. Además, el cierre de barrios ante la aparición de focos de COVID-19, como sucedió en Villa Azul, cuyo territorio comparten los municipios de Quilmes y Avellaneda, contó con el aval del 44,2 por ciento.
Las restricciones al uso de transporte público y el mayor control vehicular tuvieron menos adhesión y fueron considerados necesarios por el 34,5 y el 33,8 por ciento, respectivamente.
A pesar del apoyo mayoritario a la cuarentena, también subyace una necesidad de empezar a ampliar algunas medidas flexibilizadoras: la apertura de fábricas (51,3 por ciento) y de comercios (47,3 por ciento) fueron las más demandadas, mientras que la dimensión de relaciones sociales también pesa y, luego de más de 70 días de aislamiento obligatorio, un 37,6 por ciento consideró necesaria la posibilidad de visitar a amigos y familiares y un 18,6 por ciento apuntó a las posibilidades de esparcimiento.
“Se observa una combinación entre la importancia de incorporar actividades económicas, acompañadas de un mayor control y regulación gubernamental, ya que se visibilizan los riesgos que pueden implicar estas medidas”, concluyeron los investigadores en ese sentido.
También, se destaca la percepción sobre las posibilidades de contagio, que sigue mostrando valores bajos, al igual que en las encuestas realizadas previamente por la UNLaM: solo un 26,1 por ciento cree que es muy posible contagiarse. El 52,1 por ciento considera que las probabilidades son bajas y otro 21,8 por ciento, directamente, cree que las chances son nulas.
La valoración sobre las gestiones de gobierno
Ante la crisis económica y sanitaria, los gobiernos con impacto en el AMBA siguen condensando niveles altos de apoyo, aunque con un descenso con respecto a la medición anterior, de mediados de mayo. El Gobierno nacional lidera las valoraciones positivas, con un 61 por ciento de adhesión y una credibilidad de 67,3 por ciento cuando debe comunicar cuestiones vinculadas con la pandemia, una tarea mayormente centralizada en la figura del Presidente, Alberto Fernández.
En segundo lugar, se ubicó la administración de la Ciudad de Buenos Aires, que fue evaluada positivamente por el 57,4 por ciento de los encuestados, mientras que el Gobierno bonaerense concentró una aprobación del 48,1 por ciento.
La importancia del rol del Estado ante la pandemia continúa con un amplio consenso, del 86,7 por ciento, aunque los investigadores detectaron una caída de doce puntos con respecto a la primera medición encarada, poco después de que el aislamiento se decretara originalmente, el 20 de marzo.
Por último, con respecto a las percepciones sobre cómo será la sociedad a la salida de la pandemia, predominaron las posturas pesimistas: las previsiones sobre una mayor desigualdad, control e individualismo superaron a las de solidaridad, igualdad y libertad. También, fueron más los que consideraron que habrá mayor presencia del Estado (28,8 por ciento) que quienes creen que predominará el mercado (2,2 por ciento). En tanto, el 37 por ciento considera que la sociedad será igual que antes de la llegada del coronavirus.