Isidro Casanova cumple 113 años: la historia de un pueblo, la vida de una ciudad
Desde la construcción de una estación de tren hasta una urbe, el historiador Alejandro Enrique relató a El1 el antes y el después en la historia de Isidro Casanova.
El partido de La Matanza tiene una inmensa cantidad de historia, y de historias. Tantas, que son equivalentes a su tamaño. Este martes 15 de mayo, los vecinos de Isidro Casanova cuentan la suya en el marco de los festejos por el 113 aniversario de la fundación de la localidad.
Esta fecha, sin embargo, es estimativa. Para los primeros años de la década del 1900, Isidro Casanova estaba compuesto, únicamente, de parcelas y parcelas habitadas por Don Isidro Casanova y su familia. Incluso, para los vecinos, esa zona era conocida como “La Loma de San Justo”, debido a las elevaciones del terreno que se veían a kilómetros.
Todo cambió cuando, en 1906, se decidió construir una línea de ferrocarril que pasara por diferentes tierras provinciales. Para lograr esto, era costumbre que los dueños de esos lotes donaran porciones para la concreción de las obras y el paso del transporte. Pero esto no era algo meramente caritativo, sino que también implicaba fines económicos y sociales beneficiosos.
El ferrocarril, impulsor indiscutido en la formación de las ciudades
“A principio del siglo pasado, el ferrocarril era el medio de transporte más importante, casi único. Denotaba progreso, porque en él era posible cargar tarros de leche, fardos, cosecha... Pero, además, se podían vender las tierras que rodeaban la estación, con un valor distinto al de unas que están en el medio del campo, con calles de tierra”, explicó el historiador y escritor Alejandro Enrique a El1.
Y continuó: “La Ruta Nacional N° 3 recién se asfaltaría en 1938. Para ese entonces, el único medio de comunicación eran el carro o el caballo, y, en medida mucho más práctica y masiva, el ferrocarril. Por eso es que significaba progreso. Y esto hacía que las tierras que rodeaban la estación pudiesen ser fraccionadas en manzanas y lotear los terrenos para la construcción de casas destinadas a gente que no podía comprarlas en Capital Federal”.
Entonces, al igual que pasó con ciudades como Aldo Bonzi, González Catán o Gregorio de Laferrere, Don Isidro donó una pequeña parte de sus tierras. En recompensa, se le colocó el nombre homónimo a la estación en 1911, bautizando así, sin saberlo, un pueblo que se convertiría en ciudad en 1974.
La historia de Isidro Casanova: el pueblo de antes y la ciudad de después
El autor de “Isidro Casanova. La historia de un pueblo, la vida de una ciudad” (2008) explicó que existe una importancia en la comunidad por reconocer sus propias raíces. “El vecino está arraigado al afecto, todo lo que hay en el sentimiento a favor del lugar. Hay mucha gente que tiene 90 o 100 años, que llegó al pueblo con el ferrocarril, se instaló cerca de la estación y vio transformarse aquel pueblito que no tenía farmacias ni hospital”, señaló.
“Estar aislado y no tener recursos cerca traía la tranquilidad del aire de campo y la paz. Hoy, tenemos resuelta una gran mayoría de los recursos que necesita la gente para vivir aquí. Pero una urbe como la de hoy tiene otras cuestiones de complejidad que rozan con la seguridad o con algo tan simple como conocer a los vecinos. Antes, fundadores y pioneros se conocían entre todos, no había desconocidos”, remarcó Enrique, matancero y casanovense.
Créditos por las fotos: Historia Casanova y Fotos Antiguas del Partido de La Matanza.