Superpoblación carcelaria: la Federación Familia Grande Hogar de Cristo recibe a exdetenidos sin techo
La medida lleva varios años, pero se intensificó con la preocupación por la pandemia de COVID-19 en medio de las condiciones de hacinamiento en las cárceles de la Provincia. También se erigió como alternativa para quienes tiene dictada la prisión domiciliaria y no cuentan con un lugar adonde ir.
La situación de los detenidos en las cárceles bonaerenses en condiciones de superpoblación y hacinamiento constituye otra preocupación potenciada en el contexto de pandemia de COVID-19. En ese marco, el Padre “Tano” Nicolás Angelotti, quien lleva a cabo su labor pastoral y social desde la Parroquia San José, con un importante trabajo comunitario en los barrios matanceros de San Petesburgo y Puerta de Hierro, entre otros, contó que la Federación Familia Grande Hogar de Cristo brinda, en cada uno de sus aproximadamente 160 centros barriales federados en el país, un techo para que las personas detenidas y liberadas, así como aquellas a las cuales se les dictó la prisión domiciliaria, que no tienen un domicilio o un lugar de referencia adonde ir.
La iniciativa tiene varios años, pero, con la pandemia y el aislamiento obligatorio, las acciones se intensificaron. “En estos últimos días, se fueron sumando (ex detenidos y detenidos con prisión domiciliaria) de varios penales del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), que tiene capacidad para 25.000 personas y, actualmente, tiene 50.000. O sea que 25.000 duermen en el piso, en el hacinamiento. Al no tener un lugar de referencia donde poder tener el arresto domiciliario, no podrían salir en libertad”, explicó el Padre Tano en diálogo con El1 Digital.
“Distintos hogares de Cristo que tenemos en La Matanza y en otros lugares fueron siendo la comunicación y la puerta de salida para un montón de personas que están (detenidas) por causas que no son graves, que son primeras causas, y que estaban acorralados en el sistema de Justicia, que muchas veces genera (cuestiones) contraproducentes”, detalló el sacerdote.
El Padre Tano también puso el foco en que la sociedad y las autoridades hacen eje en el encarcelamiento, pero no en cómo se reinsertarán estas personas una vez que estén en libertad. “Hay un montón de hombres y mujeres que fueron saliendo en libertad por tener un lugar de referencia en su barrio y poder organizar la vida desde afuera. Y no tenían lugares de referencia donde el Estado pueda seguir su camino de evolución. Porque es verdad que, naturalmente, a una persona que le dan la libertad tienen que hacerle un seguimiento de cómo va, para que esa persona pueda andar bien en su vida y que no les cause problemas a otros”, reflexionó el religioso y referente barrial.
“Como Estado y como sociedad, nunca pensamos en lo que pasa después de la cárcel. Entonces, por ahí, sale un muchacho después de estar detenido y no tiene documentos, y tiene que firmar todavía con la Justicia, no terminó su segundo grado (escolar) y vive en una casilla en un barrio muy humilde, y tiene siete hijos, tuberculosis, un montón de dificultades que hacen que, si la comunidad no le tiende la mano para resolver esos problemas diarios, el muchacho se puede sentir obligado a repetir lo que hizo, por la situación en que está, en la que queda”, advirtió.
Qué es el Hogar de Cristo
Allí es donde interviene esta Federación, que según contó el sacerdote tiene alrededor de 15 años de presencia en el país y que agrupa a centros barriales con la finalidad de dar una “respuesta integral” a situaciones de vulnerabilidad social y/o consumos problemáticos de sustancias psicoactivas. “El Hogar de Cristo es una organización de Cáritas nacional que está en todo el país, en 160 lugares. Suele estar en los barrios y en las villas más pobres. Se comunica con distintos juzgados y defensorías y (los detenidos excarcelados o con prisión domiciliaria) van haciendo ese camino para poder alojarse en otros lugares”, detalló.
“Tenemos una muy buena experiencia de todas las personas, porque aprovechan muy bien la oportunidad, se integran a la familia grande del Hogar de Cristo. Y suelen ser, en su gran mayoría, personas que no tuvieron oportunidades para hacer otra cosa en su vida”, analizó el sacerdote. También, sin tener la cifra exacta, el Padre Tano contó que “son varios” los hogares de Cristo en La Matanza que implementan esta iniciativa. Y, además, planteó que es una iniciativa a tener muy en cuenta ante la actual superpoblación carcelaria.
“Me parece que es importante el espíritu (de la iniciativa), porque, si no empezamos a generar estos espacios y a pensar en lo que pasa después de la cárcel, imaginate que 50.000 personas detenidas, en este contexto de pandemia, podría ser una tragedia y un hecho muy cruel. Porque la salud y los derechos son para todos, más allá de lo que hayamos hecho”, concluyó.