Isidro Casanova: la Escuela Especial N° 514 recibió el nombre de Carlos Fuentealba

Desde la década de los ’80, la Escuela Especial N° 514 de Isidro Casanova brinda su servicio a la comunidad. Aunque, en un principio, el lugar llevaba el nombre de “CIT” (Centro Integrador Disciplinario), su tarea siempre estuvo destinada al apoyo de personas con discapacidades.

Caracterizada por trabajar con discapacidad intelectual y Trastornos Emocionales Severos (TES), la institución que acompaña trayectorias de estudiantes recibió una identidad. En un acto conmemorativo a 17 años de su asesinato, la escuela recibió el nombre de Carlos Fuentealba, referente neuquino de la lucha docente.

“Esta es una escuela muy particular, con características únicas en la provincia de Buenos Aires, porque no tenemos sede. Entonces, era pensar y construir una identidad con las escuelas en donde nosotros acompañamos la trayectoria de nuestros chicos”, explicó a El1 la directora de la escuela, Andrea Sotelo.

A través de esta premisa fue que comenzó el proceso para elegir nombres que pudieran representar las tareas que lleva a cabo la institución. En un principio, se pensó en utilizar “Maestros del Viento”, un nombre que pudiera englobar a todos aquellos docentes que habían luchado alguna vez por la educación pública.

Se pensó en personas como Marina Vilte, Isauro Arancibia, María Teresa Sánchez y Javier Villafañe. Finalmente, a través de una votación de estudiantes, autoridades, equipos técnicos, docentes y representantes sindicales, se eligió a Carlos Fuentealba como referente institucional.

“Consideramos que el nombre de Carlos nos comprometerá en la lucha todos los días; en el reconocimiento, el respeto por los derechos de los trabajadores, por los estudiantes y sus familias, y nuestro compromiso con la educación pública”, reflexionó Sotelo.

El funcionamiento de la Escuela Especial N° 514 "Carlos Fuentealba"

La particularidad de esta institución es que los chicos no asisten a la escuela, sino que son los 51 docentes que se acercan a donde el estudiante necesita. “La escuela va a los chicos”, especificó la directora. Cada maestro tiene entre seis y ocho estudiantes, y las formas de trabajo, horarios y actividades, dependen de “las necesidades” de cada alumno.

Esto brinda la oportunidad de “poder acompañar” y “dejarlos trabajar” en la medida que ellos, y sus mentes, lo permitan. Entonces, se preparan clases que contemplan las diferentes discapacidades en el aprendizaje o el cansancio del estudiante.