La aldea mágica Campanópolis cumplió 35 años de vida
El pasado viernes se conmemoró un nuevo aniversario del nacimiento del fundador del parque, Antonio Campaña, y de la creación del parque con estética medieval.
Hace 35 años, un hombre visionario comenzó a soñar con un parque con una estética medieval situado en González Catán. Dicha persona fue Antonio Campana quien hizo realidad toda una aldea mágica donde el tiempo se detiene: Campanópolis.
Así, el pasado viernes se conmemoró un nuevo aniversario de su natalicio y de la creación de su obra maestra. El parque lleva toda una historia de recuperación de espacios verdes y de un gran esfuerzo familiar.
Antiguamente, en el terreno había un basural y, con el tiempo, Campana lo recuperó creando, de poco y con diferentes materiales reciclados o en desuso, todo un espacio familiar. Sin poseer estudios de arquitectura concretó su sueño, en un predio de 200 hectáreas con llanuras, bosques selváticos, ríos, arroyos y lagos.
En diálogo con El1, Oscar campana, hijo del fundador, señaló: “Estamos muy contentos de mantener este espacio porque es una manera de mantener viva la imagen de su creador, que tanto ha dejado en este lugar. ¡Fue un artista! Queremos hacer una celebración todos los años, que la gente conozca la historia, de dónde proviene y que no quede solo en la obra”.
Y agregó: “Estoy sumamente feliz porque cada vez esta aldea atrae más turismo. Muchas personas de diferentes partes del mundo se acercan a conocer este espacio que fue creado desde el esfuerzo. A su vez, estamos generando puestos de trabajo de manera directa e indirectamente, lo cual me honra”.
Según Campana, Campanópolis es un pueblo con aire medieval e invita a la comunidad a conocerlo ya que es imponente desde las dimensiones del terreno, los cuatro museos que contiene y las edificaciones majestuosas que se levantan a su dentro del mismo. “Esperamos que siga creciendo en todos los aspectos. Mi padre fue un precursor en la temática ambiental y ecológica, esperamos continuar dando el ejemplo de trabajo y amor”, remarcó.
Campanópolis, un sueño hecho realidad
En 1976, Antonio Campana adquirió el predio de 200 hectáreas en la localidad de González Catán. Antes, en ese espacio, se explotaban las tosqueras y su producto fue usado para la construcción de las bases de las pistas del Aeropuerto Internacional de Ezeiza y de la autopista Riccheri.
También, el CEAMSE (Cinturón Ecológico Área Metropolitana Sociedad Del Estado) expropió el lugar. Durante cinco años lo uso para relleno sanitario, dejando secuela de contaminación ambiental.
Dicho terreno sufrió muchísimo, hasta que llegó Campana con una idea, un proyecto y no descansó hasta verlo con sus propios ojos. De esta manera, descubriéndose así mismo como creador y diseñador, hizo uso de sobrantes de demoliciones para construir un mundo nuevo.
¿Quién fue Antonio Campana?
El fundador de Campanópolis nació el 15 de marzo de 1933 en Avellaneda. A los trece años comenzó a trabajar como cadete en el Centro de Almaceneros de la Capital Federal y fue mecanógrafo en esa institución. Al ser hijo de inmigrantes italianos, los conocimientos del idioma lo ayudaron a crecer, ya que los directivos de dicha organización eran de esa nacionalidad.
Al ser un alma inquieta, los fines de semana y en su tiempo libre creó una fábrica de cepillos que manufacturaba en su casa de manera artesanal. También, intercalaba dicha actividad con el reparto de leche.
Se recibió de dactilógrafo en las Academias Pitman, en 1948, y perfeccionó la lengua italiana. Paralelamente, comenzó la carrera de mecánico dental, que abandonó casi al finalizar la misma, por razones de trabajo y tiempo.
Con el tiempo, su actividad comercial fue creciendo, agregando algunos comestibles y artículos de limpieza a su emprendimiento comercial. Con un gran conocimiento y experiencia, a los 23 años fundó el primer autoservicio de comestibles mayoristas del país.
Siempre en la búsqueda de nuevos horizontes y ya establecido como un gran almacén mayorista de comestibles y supermercados, siguió desarrollando sus actividades en la provincia de Mendoza, comenzando a fabricar su propia línea de conservas enlatadas producidas en propias fincas.
A los 50 años, los médicos le diagnosticaron cáncer de amígdalas, lo cual generó un cambio muy brusco en su vida. Ante este cambio de escenario en su vida, deseó pasar más tiempo junto a su familia, disfrutarla lo más posible.
Así, colocó toda su energía a su familia y a la creación de Campanópolis, el cual pudo disfrutar junto a su esposa e hijos.
¿Qué pasó antiguamente en ese predio?
Según el historiador Alfonso Corso, interpretando los relatos del alemán Ulrico Schmidl, soldado, cronista y escriba oficial de Don Pedro De Mendoza en 1536, en la confluencia del arroyo Morales con el río Matanza se efectuó la primera fundación de Buenos Aires.
En el lugar se encuentra a modo de homenaje “El Palo de la Justicia”, en recuerdo de la gesta histórica fundacional de una de las ciudades más importantes de América. Es justamente la confluencia de agua entre el Arroyo Morales y el Río Matanza a la que hace referencia Ulrico. Esta zona fundacional está dentro de las tierras de Campanopolis.
Los diarios de Ulrico son una fuente importante a la hora de esclarecer la debatida ubicación de la primigenia Ciudad de Buenos Aires. A su vez, Corso afirma que, posteriormente, estas tierras pertenecieron a Juan Manuel de Rosas, construyendo para ello la más antigua edificación que data aproximadamente de 1830, la que fue habitada por un capataz del Brigadier General.
Esta casa histórica tiene una construcción característica de la época con ladrillones asentados con adobe o barro, sus paredes alcanzan los 60 centímetros de ancho, las cuales poseen troneras por donde sus habitantes sacaban las armas de fuego para defenderse de los malones de indios o ataques de forasteros. Posee además un sótano que era utilizado como refugio ante posibles ataques, siendo esta la única construcción de estas tierras.
Sumado a esto, en el contexto del aniversario del establecimiento, el artista Alejandro Marmo llevó a cabo una obra de arte inspirándose en una de las imágenes de Rosas. Dicho trabajo artístico se encuentra en uno de los muros de la histórica edificación.